05.- Jupiter [Ío]

2.6K 446 81
                                    



—Lamento haberte llamado así — se disculpó Dianna —, estaba asustada y no sabía qué hacer— mantenía sus manos juntas mientras subíamos las escaleras—. Sé que hablará contigo, él siempre quiere hablar contigo.

—¿Van a sancionarlos? — pregunté.

—Me dijeron que sí, pero eso no basta— me miró —. Sé que Lewis es especial y muchas veces puede parecer un niño, pero eso no justifica lo que le hicieron — llegamos al tercer piso donde a lo lejos vimos la puerta de su habitación, parecía más vieja pero a la vez más interesantes por las decenas de dibujos que se mantenían ahí —. He estado hablando con Matt, llega mañana de su viaje, hablaremos con la escuela y los padres de esos chicos — suspiró, aguantando las lágrima o quizá su coraje.

Tocó la puerta de madera un par de veces y llamó. No obtendría respuesta rápida, eso lo sabía, y sin permiso la abrió para dejarme entrar; me dio una sonrisa sincera y se quedó afuera.

Vi a Lewis en el suelo frente a la ventana cerrada que solo le mostraba el atardecer y a su globo terráqueo favorito en el espacio entre sus piernas mientras lo hacía girar. Caminé con cuidado cuando la puerta detrás de mi se cerró con fuerza, Lewis volteó dándome una mirada de confusión pero enseguida siguió con su vista al atardecer.

Tomé la silla de su escritorio y la giré para poder verlo al menos de perfil. Seguía girando esa cosa sin preocupación, tarareando algo en voz baja y aun admirando aquello.

Bien podía ir hacia él, tomarlo y llenar de besos todo su rostro pero por alguna razón me gustaba verlo así; con la luz cayendo sobre él y las partículas de polvo nadando a su alrededor. Perdido y hecho un completo desastre.

—¿No quieres hablar? — pregunté después de un largo silencio. Frunció el ceño sin siquiera verme pero no respondió —. ¿Estás bien?

—No — dijo rápidamente, lo vi sonreír y ésta vez me miró —. ¿Y tú?

Vi aquél golpe como constelación que adornaba su párpado izquierdo; colores profundos llenos de dolor que parecían no importar por aquella sonrisa que sus labios mostraban. Era un desastre, pero en aquél momento yo lo podía proclamar como mío.

—Actúas como si lo estuvieras.

—No confundas el estar bien con el estar acostumbrado — dijo después y volvió su vista a la ventana.

—Lewis — susurré.

—Al parecer a ellos les importa más quién puede gustarme — murmuró —. ¿Sí a mí no me importa por qué a ellos sí? —preguntó —. Ni siquiera me conocen — abandonó el globo terráqueo y se puso de pie. Como si yo no estuviera, fue a la cama para sentarse en ella —. Por eso las personas no me gustan; se detienen a amar solo porque les interesa lo que hay en los pantalones de los demás.

Talló sus ojos con cuidado y parpadeó repetidas veces queriendo soportar la pesadez de estos. Fui con él rápidamente, acaricié su mejilla e intenté sonreírle aunque ni yo mismo podía engañarme, me bajé un poco para quedar a su altura y le miré mejor.

Frunció sus labios esperando algo de mí pero yo no dije nada, solo me quedé ahí, admirando sus ojos queriendo captar todo el dolor que éstos desprendían en un vago intento de sacarlo de ahí.

—Pero no saben de ti — me dijo rápidamente —. Aún eres mi secreto — aseguró.

Siseé. Besé su frente calmando un poco su temblor.

—No llores, no me gusta — pedí queriendo controlar mis tartamudez—. El infinito en tus ojos se apaga.

Primavera del dos mil. No estaba bien después de todo.


(n/a): Es corto, lo sé. Pero éstos que salen del capítulo "Jupiter" así serán.


»Júpiter«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora