#12- Niñera de un mayor e idiota.

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Anna.

Me levanté temprano, aunque en realidad no pude dormir en toda la noche. Me puse un short de jean negro, medias largas negras, un top manga 3/4 negro que dice "Meow!" en letras violetas y mis adoradas botas de cuero.

Me hice dos rodetes, uno a cada ladi de mi cabeza, dejando algunos mechones de cabello a los lados de mi rostro.

Salí de la casa una vez que desayuné y me dirigí a la casa de Rubén. Llegué al edificio, subí a su piso y una vez que el ascensor se detuvo salí rumbo a el departamento de él. Vi a Mangel en la puerta y me dio una sonrisa.

No esperaba que esté aquí.

Me dió las gracias por lo que haría y entonces se despidió. Tome aire.

Abrí la puerta con la copia de las llaves que me dió Mangel y el silencio reinaba.

Fuí a la sala, entonces encontré a Rubén tirado en el sillón. Se levantó en cuánto me vio y tambaleando un poco se acercó.

-¿Como entraste? ¿Que haces aquí?- preguntó serio.

Tenía las pupilas dilatadas.

Aún así creo que también estaba borracho.

-Tengo llaves.

-Dámelas.

-Son mías.

-Pero es mi departamento, no el tuyo, por suerte- gruñó.

-De todos modos no te las daré.

Hizo una mueca y pasó de mí dirigiendose a la cocina. Agarró una botella de cerveza y me acerqué rápidamente para quitársela. Me miró molesto y bufó.

-¿Vas a venir todos los días a quitarme la diversión?

-No, voy a venir todos los días a ayudarte- corregí.

Se quedó en silencio mirándome, entonces, aprovechando nuestra cercanía comenzó a besarme.

Le seguí el beso ya que no me dejaba ir, me había acorralado contra la pared, mordió mi labio y gemí, él aventuró su lengua en busca de la mía.

Entonces me levantó y abracé su cadera con mis piernas, caminó, no sé a donde, pero cuando abrí los ojos vi que era su habitación y estaba quitándome la remera.

-Rubén, no- ordené.

Él siguió. Ahí es cuando me dí cuenta que su intención no era inocente, y que tampoco lo hacía porque seguía amandome. Él sólo quería follar.

Ya no me ama.

Me apoyó en el borde de la cama y agarró mis manos de cada lado de ésta sin dejarme ir.

-Basta, no quiero.

Me volvió a besra para callarme y quiso quitarme el brazier.

Solté mis manos de su agarré y golpeé su rostro con mi puño. Rubén cayó al suelo y se tocó el rostro con una mueca de dolor.

-¡TE DIJE QUE NO!- grité levantandome.

Volví a ponerme mi top negro y acomodé mi cabello, salí de la habitación y fuí al baño. Busqué por todos lados hasta encontrar lo que buscaba.

Su veneno.

Ese maldito y adictivo veneno.

Yo preferiría cuando su adicción eran mis besos, a inyectarse, fumar y beber.

Metí todo a una bolsa y lo tiré a la basura.

Busqué por todo el departamento y encontré por todas partes las drogas. Dios, llegó tan lejos en tan poco tiempo...¿Que pasó con Rubén?

Cambios Repentinos [2] (#MDFB2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora