Cambios Repentinos [2] (#MDFB2)

#16- Misterio de Lina.

Anna.

Entré a la casa de Rubén y lo primero que vi fue a una chica comiendo cereales sentada en la mesa de la sala.

-¿Sos otra de las putas, una fácil o una chica normal?- pregunté cansada.

-¿Tú eres Anna?

-Depende, ¿vos quién sos?

-Me llamo Cinthia, estaba buscandote en los contactos de Rubén pero no te encontré y él no quería decirme- dijo levantándose de la mesa.

Me acerqué a ella.

-¿Que pasó?

-Bueno, soy la vecina de Rubén y una vieja histérica lo estaba acusando de drogadicto en el pasillo, yo ya sé que vos lo venís a ver todos los días, así que antes de que la mujer esa llamara a la policía desmentí todo y metí a Rubén a la casa. Te estaba esperando, no lo quise dejar sólo por si venía la policía o algo de eso, ¿no te molesta, no? Porque sois novios, ¿cierto?- preguntó.

-Ex novios, pero tranquila. Y perdón porque te hayas quedado acá, no te preocupes que ya lo voy a dejar en algún centro de ayuda y esto se va a arreglar- dije y ella se dirigió a la puerta.

-Adiós entonces, Anna- sonrió simpática y salió por la puerta.

Fuí hasta la habitación y al abrir la puerta vi a Rubén durmiendo.

Volví a la sala y noté que todo estaba sucio y había mucho desorden. Fuí hacia la televisión y conecté mi teléfono, luego puse música de Airbag, la primera canción fue "Cae el sol".

Mientras sonaba empecé a ordenar.

-Cae el sol, en tú balcón...- canté -Y el ritual, se terminó.
La verdad, es que no ha sido fácil. Ah, la verdad...es que no ha sido fácil ¡Para los dos!
Sigo aquí...esperando por ti.

Bailé un poco con la escoba en las manos mientras sonaba el estribillo. Murmuraba la letra y pasaba la escoba por todo el departamento.

Me asusté cuando vi que alguien pasó junto a mi y se sentó en el sillón.

-Rubén...me asustaste- suspiré.

-Que bien- dijo desinteresado, mirando su teléfono.

-¿Comiste?

-Ah si, Cinthia es tan buena..e dio de comer muy bien- dijo y fruncí el ceño.

Sé lo que intenta hacer y esta vez no voy a caer.

-Un amigo me pasó un Centro de Ayuda y te anotaré hoy para que empieces a ir- comenté y él se volteó.

-No iré a un jodido Centro de mierdas como ese, ni lo sueñes- se negó.

-Que lindo, pero iras quieras o no.

-No podrás obligarme- advirtió.

-¿Ah no? Pues cree lo que quieras, vas a ir.

-No quiero.

Dejé la escoba apoyada contra la pared y caminé hasta estar frente a él.

-Haber, ¿porque no quieres ir?

-Porque no lo necesito...

-¿No lo necesitas? Te inyectas mierdas cada dos por tres y la puta Zorosa te lo regala cuando te ve, hoy una de tus vecinas casi te denuncia por drogadicto, ¿quieres terminar en la cárcel? ¿no? Pues iras ahí y te olvidaras de que existo- dije y se levantó del sillón.

-¡Ya dije que no quiero!  Mejor sigue viniendo tú aquí y ya.

-¿Sabes que haré? Voy a llamar a tu madre.