Best Mistake |h.s • s.g| #TERMINADA

Capitulo 11

Cuando Selena se dio cuenta de que se había traicionado a sí misma, se apartó, nerviosa.

—¡Fuera de aquí! —le ordenó con voz temblorosa.

—No has cambiado —sonrió Harry—. Sigues siendo la misma. Espero que James sepa lo que se lleva.

La crueldad del ataque la dejó pálida. 

—Eres un canalla.

—Ah, ya veo. james no sabe nada de lo nuestro —sonrió él entonces, triunfante. 

—¿Lo nuestro? Nunca hubo nada entre tú y yo —replicó Selena—. Lo dejaste muy claro al casarte con Bella.

—No quiero hablar de ella —murmuró Harry, con los labios apretados—. Si quieres que James siga sin saber nada, cenarás conmigo esta noche. Vendré a buscarte a las ocho y seguiremos hablando. Tenemos muchas cosas que discutir.

Asustada por su propia reacción ante el beso, Selena había olvidado la razón de su visita. Niall.

—De acuerdo. Llamaré a Nueva York esta tarde. Cuanto antes zanjemos este asunto, mejor.

La idea de tener a Harry Edwards de vuelta en su vida la horrorizaba.

—Selena, cariño... —escuchó entonces la voz de James—. ¡Harry Edwards! — exclamó, al verlo—. ¿Está pensando en cambiar de inversores?

—No, he venido por un asunto privado. La muerte de mi primo. Y ahora, si me disculpa... —murmuró Harry de manera hosca, y mirándola con aquella expresión salvaje—. Nos veremos luego. Adiós, Thompson.

—Adiós, Edwards.

James miró a Selena con expresión interrogante.

—¿Niall Edwards ha muerto?

—Me temo que sí.

—Sé que eran amigos y supongo que la noticia te ha entristecido.

Era una tragedia. Una calamidad que, Selena tenía la impresión, podría destrozar su vida. 

La comida fue un desastre porque no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Un beso de Harry y la idea de casarse con James se iba por la ventana. Él fue muy comprensivo cuando le pidió un poco más de tiempo. Pero vio que se sentía herido. Y se odió a sí misma por ello. James era un verdadero amigo y un hombre extraordinario. 

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Cuando volvió a la oficina, Selena se detuvo frente al escritorio de su secretaria.

—Sandy... ¿por qué dejaste entrar a Harry Edwards en mi despacho sin avisarme? Tú conoces bien las reglas. Nadie entra en mi despacho a menos que tenga cita. Especialmente, el señor Edwards.

—Lo siento —se disculpó la joven—. Pero me dijo que era amigo tuyo y que quería darte una sorpresa. Pensé que te haría ilusión. Es guapísimo y tiene una sonrisa como para morirse.

—Y también es dominante, machista y cruel —replicó Selena—. No dejes que vuelva a entrar en mi despacho sin avisar.

Pero no podía culpar a Sandy. Harry tenía un encanto que pocas mujeres podían resistir... hasta que lo conocían bien.

Después de enviar un fax a Nueva York se puso a trabajar, pero no podía concentrarse. A las seis y media, recibió la respuesta de los abogados americanos: ella era la única heredera de Niall Edwards y la aclaración de ese hecho llegaría por correo. Selena no quería saber más. Había decidido que, la cantidad que le hubiera dejado sería para Harry. No quería volver a saber nada de los Edwards.