Capitulo 20

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Cuando llegaron al jardín Selena lanzó una exclamación. Era como una película. El jardín del hotel había sido decorado con miles de flores. Había sillas cubiertas de tela para los invitados y una alfombra roja que llevaba hasta el lugar donde se celebraría la ceremonia, una especie de cenador decorado con hiedra y rosas blancas.

Y al final de la alfombra, Harry Edwards. Su futuro marido. DIOS!

Respirando profundamente, Selena caminó al lado de su padre, intentando no perder el paso.

Bajo el cielo azul y el sol de Grecia, con aquel chaqué gris y la inmaculada camisa blanca, Harry parecía exactamente lo que era: un magnate, un hombre de negocios. Mientras a ella le temblaban las piernas como si fuera una niña. Era una tontería, se dijo. Había vivido con él durante un año. No debería sentirse intimidada por una simple ceremonia civil. Se dijo que debía estar tranquila, podía hacerlo. No iba a casarse para toda la vida.

Pero cuando su padre la dejó al lado de Harry, Selena supo que para ella sería una cadena perpetua. Nunca amaría a otro hombre. Estaba malditamente condenada, nunca habría podido dejarlo en el altar. Como hacerlo? cuando sentía que el amor por este hombre la consumía completamente. 

—Te has cortado el pelo —dijo, para evitar las lágrimas.

Harry sonrió.

—Me alegro de que te hayas fijado —dijo en voz baja—. Temía que hubieras cambiado de opinión y ni siquiera me mirases.

Harry «temía que hubiera cambiado de opinión». El hombre que no le temía a nada... Las cosas empezaban a cambiar, ciertamente. Y Selena se alegraba de ello. Quizás algo le saliera bien dentro de todo este desastre. 

La ceremonia transcurrió sin incidencias y cuando llegó el momento de colocar los anillos, Harry le puso el suyo en el dedo mirándola a los ojos con un brillo que la sorprendió.

—Mi mujer, por fin —murmuró, tomándola en sus brazos.

Cuando la besó, aquel beso fue diferente de todos los demás. Era sensual, pero había algo más, una ternura, una rendición desconocida...

—Venga, pareja. Ya tendrán tiempo para eso más tarde. Ahora hay que divertirse.

Para disgusto de Selena, de nuevo Joe se encargaba de separarlos. Cuando se apartó, estaba colorada como un tomate.

—Perdona. Me he dejado llevar —se disculpó Harry—. Pero es que eres tan hermosa... No puedo decirte lo que significa para mí que seas mi esposa —añadió, besando su mano.

—Gracias.

Selena quería creer que esos sentimientos eran genuinos, pero no se atrevía. Lo amaba, pero confiar en él era algo totalmente diferente.

Harry la llevó de mesa en mesa para saludar a todo el mundo. Tenía muchos amigos griegos, pero como Selena no hablaba el idioma se limitó a saludar con la cabeza.

Después de comer, él la tomó de la mano.

—Tienes que cambiarte. Es hora de irnos.

—¿Dónde vamos?

—De luna de miel —sonrió él—. Esa es la mejor parte de una boda, cariño. 

—Vamos, Selena. Yo te ayudaré con el vestido —se ofreció su madre. 

—Gracias.

Veinte minutos después, Selena se había quitado el vestido de novia y las horquillas que sujetaban su pelo. Su madre tenía en la mano un traje de chaqueta de color beige.

Best Mistake |h.s • s.g|  #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora