Capitulo 22

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TÍRALO, Selena! ¡Tira el cabo!

Perdida en sus pensamientos, Selena había olvidado que tenía que tirar el cabo cuando llegaran a puerto y tuvo que hacerlo Harry, murmurando una maldición.

—¿En qué estabas pensando? Casi nos tragamos el muelle.

—Perdona —sonrió ella, observando el deseable torso desnudo del hombre—. Es que estaba pensando en ti.

Harry la tomó por la cintura, sonriendo.

—De acuerdo, te perdono. Pero nos están esperando.

Antes de que pudiera preguntar, un hombre de mediana edad se acercó al barco con dos guirnaldas de flores silvestres en la mano.

Harry lo saludó, sonriente.

—Es Tomaso, el dueño de la tienda de alimentación. Y el que dirige la isla en mi ausencia. Es una especie de alcalde.

Selena sonrió cuando el hombre le puso la guirnalda de flores al cuello, como si acabaran de llegar a Tahití. Las casitas blancas que miraban al mar le resultaban conocidas, pero no así los rostros de las personas que habían acudido a esperados al puerto.

—¿Y lo de las flores?

—Es una tradición para las novias Edwards —explicó él—. Y tenemos que ir andando a casa.

—Ah, qué bien.

Cuando salieron del barco, todo el mundo los saludó cariñosamente y Selena se preguntó si Bella habría recibido la misma bienvenida. Ese pensamiento la entristeció.

—¿Qué te pasa? ¿Estás cansada?

—No, solo me preguntaba cuántas otras novias Edwards han recibido estos saludos.

—Tú eres la primera —sonrió Harry—. Debería haberte explicado que los Edwards cuando no tenemos una tradición... nos la inventamos.

Selena lo miró, boquiabierta.

—¿Lo dices en serio?

—Completamente —rió él.

De la mano, caminaron hasta la hermosa villa blanca con balcones adornados de buganvillas. La verja de hierro estaba abierta para darles la bienvenida. 

—Deja que te enseñe la casa.

—Pero si ya la conozco.

—La conoces como invitada. Ahora voy a enseñarte tu hogar, Selena 

—¿También era el hogar de Bella? —preguntó ella, sin poder evitarlo. Para su sorpresa, Harry sonrió.

—Nunca. Bella era una chica de ciudad y era imposible convencerla de que viniera a la isla. Pero me alegra saber que estás celosa —dijo, tomándola en brazos.

En la puerta los recibió una señora bajita, muy sonriente.

—Es Anna, el ama de llaves. Si quieres algo, pregúntale a ella. Habla un poco de inglés. 

Anna estrechó su mano calurosamente.

—Bienvenida. ¿Quiere un refresco?

—Sí, gracias —contestó Selena, mirando alrededor.

El vestíbulo de mármol era el mismo, pero...

—Hay algo diferente, ¿verdad?

—Deja que te lo enseñe.

—Ah, es ese salón.

—Tienes buena memoria. Tiré esa pared para que el salón fuera más grande y conectase con la terraza. Todo lo demás está igual.

Best Mistake |h.s • s.g|  #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora