Capitulo 7

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Selena se fijó en el sobre que él había dejado sobre la mesa. Lo abrió y cuando leyó el papel que había en el interior, se puso furiosa. Era el documento de compra del apartamento, a su nombre. Y estaba fechado dos semanas antes. Selena se puso enferma; Harry la había pagado como si fuera una prostituta de lujo.

Asqueada, subió al dormitorio con unas tijeras e hizo jirones la ropa de aquel canalla. Estaba claro que solo la había considerado una amante, por eso apenas había unos cuantos trajes y unas camisas.

Cuando un hombre llamó al timbre por la tarde y le pidió las cosas del señor Edwards, le entregó la maleta sin decir una palabra y cerró la puerta de golpe. Ojalá pudiera cerrar la puerta de su corazón a los recuerdos, pensó.

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Unas horas más tarde, al otro lado de Londres, Harry miraba unos pantalones destrozados a tijeretazos.

  —Lo siento, señor Edwards, pero el resto de su ropa también está así —le dijo su mayordomo, intentando disimular la risa—. Sobre todo los pantalones. No queda ni una cremallera sana.

Un torrente de maldiciones llenó la habitación del hotel antes de que Harry se dirigiera al teléfono para marcar un número que se sabía de memoria. Pero se lo pensó dos veces. No tenía sentido. Selena estaba fuera de su vida y lo mejor era olvidar el incidente. Y, en realidad, el desastre con su ropa estaba justificado. Selena nunca debería haber descubierto de esa forma que iba a casarse con otra mujer.

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Selena se tomó el café, lavó la taza y la secó con un paño de cocina.

Había pasado una semana desde que Harry le informó de su inminente matrimonio con Bella Aristides, desde que había desaparecido de su vida. Desde entonces había esperado un milagro, que Harry cambiara de opinión, que volviera con ella. Pero para el miércoles se dio cuenta de que eso no iba a pasar y tomó la decisión de marcharse.

 Y si en el fondo de su corazón seguía esperando, decidió ignorarlo.

Niall la llamó el domingo desde Atenas para confirmar que la fiesta de compromiso de Harry y Bella se había celebrado por la noche y ese fue el último clavo en el ataúd que guardaba sus sueños.

Si necesitaba más confirmación, solo tenía que mirar la página de sociedad del periódico, donde había una fotografía de los futuros esposos muy sonrientes. Selena arrugó el periódico y guardó la taza en una caja, con el resto de los utensilios de cocina.

Había terminado...

El cartel de «Se vende» estaba colocado en el portal desde el viernes, pero el dinero no iría a su cuenta corriente sino a una organización benéfica.

Desde que vio a Harry con Bella, apenas había podido dormir. Un año perdido, pensaba. Se había convertido en la mujer elegante y sofisticada que creía el ideal de Harry Edwards y así era como él la había visto. Nunca lo había dejado ver lo que era en realidad, una chica de pueblo con una mente brillante para los números, pero con los mismos sueños que cualquier ser humano: encontrar pareja y formar una familia.

Pero Harry nunca lo sabría.

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El sábado había alquilado una casita con jardín en Flamstead, a veinte kilómetros del centro de Londres y el camión de mudanzas llegaría a las tres. Tenía una hora libre. Como el teléfono seguía conectado, podría llamar a Louis, pero no tenía ganas de hablar ni con él ni con nadie...

Best Mistake |h.s • s.g|  #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora