Me despierto pero hoy sin despertador y, aunque estoy perdida, sé dónde estoy. Mi cama me sostiene, es la única que me da cobijo y me da pereza salir de ella mas no sea por falta de sueño, eso seguro que no.
Empiezo a echar de menos tu calor y me siento estúpida por hacerlo porque sé que esta mañana se lo has dado a otra y no a mí. Y lloro, no puedo evitar llorar al pensarlo mientras deseo que, en otra ocasión, no te arriesgues tanto a perderme por dos simples copas... Sobre todo porque sé que no podré aguantar mucho más tiempo sin tus besos.
Ya sería hora de que me levantara... Al hacerlo vuelvo a notar aquel maldito mareo de cuando estuve a punto de perderte y me caigo. Negro y blanco seguidos de luces de colores, recuerdo como ha sido la fiesta en aquella noche de bebistrajos y comprendo que aquel no era lugar para mí.
Entonces veo una luz, una luz amarilla que no deja de prolongarse y que poco a poco va desvaneciéndose llevándome a la salida.
Y aquel color me lleva a tu recuerdo, Marcos, sácame de aquí.
ESTÁS LEYENDO
Y cuando lo conseguí a él, ya quería volver a estar contigo...
RomansaLa historia de la vida de una adolescente indecisa y perdida que solo escuchará su corazón.