1 de enero: día de decepciones, día de lecciones

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Me despierto pero hoy sin despertador y, aunque estoy perdida, sé dónde estoy. Mi cama me sostiene, es la única que me da cobijo y me da pereza salir de ella mas no sea por falta de sueño, eso seguro que no.

Empiezo a echar de menos tu calor y me siento estúpida por hacerlo porque sé que esta mañana se lo has dado a otra y no a mí. Y lloro, no puedo evitar llorar al pensarlo mientras deseo que, en otra ocasión, no te arriesgues tanto a perderme por dos simples copas... Sobre todo porque sé que no podré aguantar mucho más tiempo sin tus besos.

Ya sería hora de que me levantara...    Al hacerlo vuelvo a notar aquel maldito mareo de cuando estuve a punto de perderte y me caigo. Negro y blanco seguidos de luces de colores, recuerdo como ha sido la fiesta en aquella noche de bebistrajos y comprendo que aquel no era lugar para mí.

Entonces veo una luz, una luz amarilla que no deja de prolongarse y que poco a poco va desvaneciéndose llevándome a la salida.

Y aquel color me lleva a tu recuerdo, Marcos, sácame de aquí.

Y cuando lo conseguí a él, ya quería volver a estar contigo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora