Una decisión absurda

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Durante un tiempo seguí contándole a Alexander todo lo que pasaba en mis días.. Bruno me trataba mal, no me hablaba, pero yo no quería dejarlo por miedo a que me hiciera algo de nuevo.. Eso había empezado a traer problemas en mi casa, mi mamá ya no me respetaba como su hija, mucho menos a como antes lo hacía... la hora de la comida era silenciosa, antes me preguntaban como me había ido, si había visto a Alexander o a Jack, cosas por el estilo, ahora no...
Ese día llegué algo tarde, pero para mi desgracia, me encontré a Jack y Katherine en la entrada de la escuela, decidí esperar a que Bruno se saliera, pues yo tenía en la mente que lo estaban esperando a él; salió Bruno después de casi diez minutos, los saludó y como era mi sospecha.. lo esperaban; salí detrás de ellos tratando no ser muy obvia, se metieron a un callejón y les perdí la pista, pasé por ese mismo callejón sin mirar adentro, una mano me cubría los ojos y otra la boca y la nariz con un pañuelo que parecía tener cloroformo haciendo que me desmayara.
Al despertar.. vi que mis secuestradores eran Jack, Bruno y Katherine

J.-Vaya! Hasta que despiertas!

-Por qué?

K.-Hemos llamado a Alexander desde tu teléfono a que venga por ti, como todo un héroe. Pero creo que no le sirvió.

Volteé al frente y vi a otra persona, sentada, atada de manos y piernas, con los ojos vendados, su cabello negro hasta las orejas, su cabeza estaba agachada como si estuviera inconsciente. Bruno se acercó al cuerpo inmóvil y tomándolo por el cabello dijo a gritos

B.- Aquí está tu supuesto salvador! El muy estúpido creyó que podría con nosotros..

-ALEXANDER! Son unos malditos los tres!

K.- Te dije que el que se hubieran metido con mi hermano les saldría caro!

-El loco de tu hermano lo atacó primero!

J.- Y ¿Cómo no hacerlo? Era tentador tenerlo callado, sin defenderse, así que aproveché

Bruno soltó de golpe a Alexander, quien aún estaba inconsciente

-Maldito Bruno.. y YO QUE TE DI OTRA OPORTUNIDAD!

B.- De verdad caíste en ese juego, Jane? Que tonta..

Los tres salieron de la habitación, dejándonos a mi y Alex. No pasó mucho cuando Alexander se empezó a mover, regresando en sí, sacudió su cabeza e intentó moverse, al ver que no podía se desesperó y se movía muy brusco se enojó tanto, que a pesar de estar atado de las piernas, se levantó, golpeó la silla contra una esquina de la habitación hasta romperla. Me quedé atónita, estaba extremadamente agresivo, tras romper la silla, se pudo zafar de las muñecas, heridas por el roce de la cuerda que lo sujetaban, se podía mover normal, solo pequeñas partes de las patas de la silla habían quedado amarradas a sus tobillos, se desató, se sobó las extremidades y se dirigía a la puerta con los ojos enfurecidos, se preparaba para golpearla cuando volteó a donde estaba yo, un escalofrío recorrió mi cuerpo por como se encontraba en ese momento <<Un ataque de ira o esquizofrenia de éste nivel... tal vez no haría que no me reconociera.. tal vez hasta me atacara!>> Cerré fuertemente mis ojos esperando alguna reacción agresiva hacia mi, muy por el contrario, se acercó piadosamente a mi, la ira se le quitó de los ojos, acarició mis manos atadas, me soltó de las manos mientras respiraba algo agitado

-Jane.. ¿Quién nos ha hecho esto?

Me quedé callada y bajé la mirada, me sobé las muñecas, él me estaba desatando de una pierna y yo de la otra

-Fueron... Bruno, Katherine y Jack...

Le dije con voz tímida y algo profunda para mi tono, pareció enojarse aún más que cuando rompió la silla; dio un profundo suspiro apretando ambos puños

-Gracias..- dijo con tono molesto -Pero creo que hay prioridades, ¿Estás bien?

Asentí con la cabeza bajando la mirada casi al mismo instante..

-Jane.. ¿Segura que estás bien?

-Perdón.. por mi culpa estás aquí..
-No es tu culpa niña, me alegra haber estado aquí para ayudarte

Le tomé las manos poco más arriba de las heridas que tenía

-¡Por mi estás herido! ¡Ve!

-Jajaja ay pequeña, esto no son heridas, ahora, alejate de la puerta, hemos perdido tiempo y es hora de irnos

Lo obedecí, me senté lejos de la puerta, la pateó, golpeó y empujo con todo lo que podía, con las sillas, su propia fuerza, todo, hasta que por fin la rompió, se acercó a mi

-Vamos pequeña Jane, todo está bien ahora

Me levanté, se sacudió y salimos casi corriendo a casa, pues era muy tarde para mi.
Dieron justo las ocho de la noche cuando apenas iba llegando al condominio, mis papás estaban en la puerta, desde lejos se veía que molestos, Alexander no me soltó del hombro en ningún momento, llegamos con ellos, él se disculpó

M.-Janeth! ¿Qué horas son éstas de llegar?

P.- Anda! A tu cuarto!

Al.- Esperen.. perdón señor y señora Diez.. no ha sido nuestra culpa..

P.- Perdón Alexander, pero en ésta ocasión no te metas..

M.- ¿Cómo que no fue su culpa?

Al.- Nos atacaron cuando pasamos por un callejón

M.- ¡¿ENTRARON A UN CALLEJÓN?!

Al.- ¡No señora! Un tipo bajaba por el callejón que está cuando das la vuelta, intentó asaltar a Jane y yo lo detuve, otro se acercó pero a ambos los detuve, Jane está bien..

P.- ¿Cómo esperas que creamos eso?

Algo molesto se levantó las mangas de la playera mostrando las heridas que tenía por la soga que lo amarraba

-Espero que sea suficiente prueba para ustedes...

Mis padres se disculparon y se ofrecieron a curarlo pero obviamente se negó, me dejó y él se fue a su casa...

Mi psicólogo es un psicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora