El doctor me pregunta dónde vivo.
-¿Tu dirección? -dice, cuando no contesto.
-No lo sé.
-¿Qué estabas haciendo esta noche antes de que tu madre te encontrara?
Obligo a mi cuerpo a ponerse rígido, a no temblar. Me obligo a mirar en la oscuridad sin fin de mi cerebro y buscar.
-No lo sé-
Él mira a la señora Mind y yo sigo intentando, buscando algo, en algún lugar recóndito de mi memoria, pero todo está en blanco porque detrás de la cama y la luz, detrás de Knowledge Lane, no hay nada, y todo en lo que sé cuando pienso en MI es...
Nada. Estoy en blanco, soy nada.
-Está bien. Dime exactamente lo que sí recuerdas- dice el doctor.
-Volviendo a revisar la temperatura -dice la enfermera, moviéndose alrededor del doctor para examinar mi frente con una pequeña paleta de plástico.
-Me desperté en una habitación y no... no sabía dónde estaba. Así que me fui y bajé las escaleras, salí...
-Ve, ella conoce la casa -dice la señora Mind-. Ella sabe cómo bajar las escaleras, y supo cómo abrir la puerta principal. Está bien. Estoy segura de que está bien. Tiene que estarlo...
-Señora, por favor. -dice el doctor, tan amablemente, de una manera uniforme y compasiva que mi piel pica, y luego me mira y dice-. ¿Dónde estábamos?
-En el hospital.
-¿Y dónde está el hospital?
Lo miro porque no lo sé.
Sé lo que es un hospital, sé lo que ésta habitación significa, pero la misma podría estar en cualquier parte, yo podría estar en cualquier parte, y no sé cómo me desperté o quien es Aiden Mind y quién es aquella mujer que dice ser su madre y por qué estoy aquí, por qué se supone que tengo que estar aquí.
El doctor frunce el ceño y luego mira a la señora, la madre que me ha reclamado.
-Vamos a tener que hacerle algunos exámenes.
-La temperatura es normal -dice la enfermera, y cuando la miro veo que ella está borrosa en los bordes, como si estuviera aquí pero no al mismo tiempo, aunque después se torna mas clara y veo una anciana, de edad de abuela con cabello platinado y manos tan delgadas que no son más que nudosas sogas de venas, mirándome, vestida enteramente de blanco como un ángel.
Me está sonriendo, pero su sonrisa es como espejo roto, brillante y filosa.
Ella sabe cosas sobre mí. Puedo verlo, y por primera vez desde que este sueño que no acaba comenzó, yo también sé algo. Sé que ella tiene las respuestas.
-¿Dónde estoy? -digo- ¿Quién soy?
Ella señala la bandita de mi muñeca y dice:
-Hospital, por supuesto. Pero pronto volverás a casa. De vuelta a la antigua tú. Ya lo verás.
-Pero yo... -digo y luego me detengo porque ella pone sus dedos en mi muñeca y su piel está dura y fría como el invierno, al igual que sus ojos, y no estoy segura de qué estoy viendo ahora. Pensé que ella sabía cosas pero mi cabeza da vueltas, con dolor y a la vez no, como si estuviera siendo mirada desde adentro, y...
-Aiden -dice el médico, y pestañeo, lo veo fruncir el ceño hacia mí. La enfermera todavía tiene dos dedos en el interior de mi muñeca, frunciendo el ceño mientras sus ojos se entrecierran con concentración. Se ve diferente, sin embargo, mas joven.
-¿Qué pasó con la otra enfermera? -digo, y ella mira al doctor.
-No hubo otra enfermera -dice, y luego mira a la madre de Aiden-. Se alejó hace un momento, de alguna manera. Sus ojos estaban abiertos, incluso. Tenemos que realizar exámenes.
-Pero ella... ella está aquí, va a estar bien -dice la madre, levantando la voz-. Usted no lo entiendo, pero si yo pudiera llevarla a casa...
Hay más conversación, mucha más, pero esto no es real, no puede serlo, no puedo estar así, en blanco, sin saber, vacía. Y luego estoy siendo delicadamente empujada hacia la cama una vez más, el techo reluciendo sobre mí, y no reconozco este lugar pero la enfermera mayor sabía algo, me conocía. Recuerdo eso. Lo sé.
Ella dijo que me iba a ir a casa pronto y así lo haré porque despertaré. Lo haré. Tengo que hacerlo.
Cierro los ojos. Nada sucede.
Sólo veo oscuridad bordeada de luz, metiéndose y parpadeando en verde y blanco mientras la madre de Aiden llora y el doctor habla más sobre exámenes y la enfermera, la más joven, la que no estaba antes aquí dice:
-Iré a ver si el neurólogo ya llegó.
Cierro los ojos con fuerza, pero nada sucede. No despierto.
Cuando finalmente los abro, la señora está mirándome.
-Todo va a estar bien -dice -. De verdad cariño, lo estará. -Y el doctor dice:
-Sí, lo estará. -Y yo no sé donde estoy. No sé quién soy.
Pero reconozco una mentira cuando la oigo.

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Retentiva
Teen FictionAiden lucha por atravesar la niebla de amnesia con la que despierta mientras cumple con la rutina de la vida de en la escuela secundaria. Pero los recuerdos que surgen tienen un lugar en un mundo muy diferente, donde ella y sus amigos de rostros fam...