Shari me va a buscar después de la escuela, y tengo que pensar en cómo llamarla, estoy evitando "Mamá" y lo sabe, puedo ver su rostro cuando dice:- ¡Aiden, cariño, hola!
Y le digo:
-Hola. -Y nada más como respuesta.
Es una sola palabra pero no puedo decirla, no la siento, ella no se siente como "Mamá" para mi, la miro y no pienso en "familia", pero la está lastimando y eso me hace sentir mal, no como ese sacudón de sensación rápido y extraño que me golpeó cuando vi a Sebastian por primera vez, sino algo más grande, más profundo.
No es su culpa que no la conozca.
Vamos a ver uno de mis médicos, un neurólogo que sólo vi una vez en el hospital y a quien no recuerdo porque eso sucedió en la época que me mantenían sedada para que no preguntara dónde estaba y quién era una y otra vez, cuando intentaban mantenerme "calmada".
Cuando salimos del auto y entramos a la oficina del doctor, Shari camina unos pasos por delante, diciendo:
-No tienes que estar nerviosa, ¿de acuerdo? -Su propia voz temblando, y su cabello fluyendo detrás de ella en el viento.
Me estiro y toco una de sus hebras mientras ésta vuela cerca de mi rostro y repentinamente mi mano es mi mano... una mano que conozco, una mano que recuerdo más pequeña y más delgada, más joven, pero mi mano.
Mi mano, tocando el cabello de Shari. Sucedió. Lo sé. Lo veo.
Lo recuerdo.
-Yo... -digo, deteniéndome, y cuando se gira para enfrentarme la veo pero a través de eso, alrededor, la veo de nuevo, luciendo más joven pero más vieja, círculos oscuros bajo sus ojos, los huesos de su rostro empujando contra su piel, que es de color gris blanquecina, como si estuviera convirtiéndose en sombra.
Es Shari, pero no ésta Shari, no la de este lugar. La de la vida de ésta Aiden.
Es una Shari diferente. Una Shari que conozco.
La veo, sin embargo, la recuerdo, y en mi recuerdo Shari me sonríe, una sonrisa triste, y hay oscuridad a su alrededor, hace que mi cabeza duela cuando intento ver a través de ella, pero cuando levanta una mano digo:
-¿Mamá?
Lo digo, grito: "¿Mamá?" pero ella no se gira, se está yendo, alejándose, puedo ver sus pies moviéndose, casi como si flotara, como si estuviera siendo alzada y...
-¿Aiden? -Dice Shari, y me está mirando fijamente, su rostro lleno, brillante con color, esperanza roja floreciendo en sus mejillas-. ¿Qué acabas de decir?
-Te vi -digo-. Yo... recién. Te vi. Te recordé. Lucías más joven pero triste y algo... alguien estaba llevándote... -Algo en mi cabeza explota, una extraña sensación de chispas en la parte posterior de mi cráneo que asegura el dolor alrededor de mi cabeza, rodeándola desde la parte delantera hasta la trasera, tan repentina y fuerte que mi respiración sale con dificultad, todo mi cuerpo hundiéndose como si quisiera caer a través del piso.
-Aiden, cariño, todo está bien -dice Shari, acercándome, protegiéndome contra su cuerpo.
-Mi cabeza -digo y frota mi espalda, dice:
-Lo sé, lo sé -diciéndome que mantenga los ojos cerrados, mientras me guía dentro del edificio como si estuviera ciega, susurrando en mi cabello una y otra vez-. Me llamaste mamá.
El dolor en mi cabeza se alivia mientras esperamos al doctor, regresando sólo cuando intento imaginar a la Shari que vi, la otra, la más joven y más triste, y lo que estaba a su alrededor cuando se fue, qué se la llevó.
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Retentiva
Fiksi RemajaAiden lucha por atravesar la niebla de amnesia con la que despierta mientras cumple con la rutina de la vida de en la escuela secundaria. Pero los recuerdos que surgen tienen un lugar en un mundo muy diferente, donde ella y sus amigos de rostros fam...