capítulo 10

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En mi quinto día siendo Aiden, me levando temprano. No estoy durmiendo bien, y cuando lo hago, sueño con la silla azul que vi cuando pensaba que había despertado, pero no lo había hecho.

Sueño con ella y con el ático. Con escuchar a 99-312 dormir.

Mi brazalete del hospital está  sobre la cómoda

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Mi brazalete del hospital está sobre la cómoda. Los números en él no son 99-312; son más, mi número de seguro social. Pedí ver a 99-312 pero me dijeron que yo estaba cansada, que el estrés estaba empeorando mi condición. Lo mismo había sucedido con la enfermera que creí ver, ¿Recuerdas?

Si, eso hice.

Me dijeron que no me preocupara, que las cosas estarían mejor pronto, que recordaría todo.

Me levanto, en silencio para poder escabullirme de Shari. De su necesidad, su anhelo por la hija que yo no soy. Aiden.

Salgo afuera, y la calle luce igual que lo hacía la noche que desperté preguntándome dónde estaba y quien era, oscura, arbolada. Me alejo del letrero que no conozco, de Knowledge Lane, andando por la calle.

Pequeños trozos de piedra y gravilla crujen contra mis pies. Aiden parece amar los zapatos y tiene veinte pares, pero todos tienen tacones que hacen que mis tobillos se tambaleen cuando me los pongo y por eso estoy descalza, mis pies en el suelo conectándose con la tierra.

Necesito eso.

Miro hacia el suelo y cierro los ojos.

Después de un momento los abro. Veo los dedos de mis pies descalzos en la calle. Estoy aquí.

 Estoy aquí

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No estoy soñando. Esta soy yo. Esta es mi vida. Pero no se siente correcto.

No se siente como mía, todavía se siento como una pesadilla en la que estoy, que he sido puesta.

Sacudo la cabeza, tan confundida, y cuando levando la mirada, mi corazón deja de latir, mi respiración congelándose.

La enfermera de mayor edad del hospital también esta en la calle, caminando hacia mí, su cabello gris aureolado por el sol naciente. Me alcanza fácilmente caminando con paso largos y fuertes. Sus zapatos son grises como su cabello, y crujen contra la gravilla y las piedras, aplastándolas. Su sonrisa es como nieve, bella y fría.

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