Capítulo 22

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Shari me sigue por todos lados cuando volvemos a casa, preguntándome si necesito algo. ¿Algo de beber? ¿Algo de comer?

-Estoy bien- digo, sentándome en su sofá e intentando pensar, recordar, aunque hace que mi cabeza golpee con tanta fuerza que puntos amarillos y violetas bailan frente mis ojos.

No soy de aquí. Ese es el toque de tambor de las palabras en mi cabeza, golpeando junto con el dolor de mi cráneo.

No pertenezco aquí, no soy la Aiden que se supone que debe estar aquí. 

Soy de otro lugar.

-Tengo que revisar mis mensajes de trabajo, pero estaré en la cocina -dijo Shari-. Llámame si necesitas algo. -Y luego se queda de pie allí, rondando, esperando.

Luciendo preocupada.

-Estoy bien, de verdad -le digo, las palabras saliendo con pobreza, temblando y luce como si quisiera llorar y abrazarme. Al final, opa por apretar una de mis manos gentilmente y dice-: Cualquier cosa, ¿de acuerdo?

Cualquier cosa. Dime por qué estoy aquí. Dime de dónde vine. Dime por qué te recordé, pero a una tú diferente.

Dime quién soy.

Me levanto, me dirijo hacia la puerta del frente. Shari sale de la cocina, una mano sobre el teléfono.

-¿Aiden?

-Necesito... quiero salir. -digo.

-¿Salir? -dice Shari, hay preocupación en su voz -. ¿Pero qué sucede si el chico de antes...? Tienes que quedarte en el porche. ¿De acuerdo, Aiden? Y también debes dejar la puerta abierta. Tienes que mantenerte segura.

Asiento y salgo. Ella está tan asustada.

Miro hacia atrás, a la puerta abierta. Shari espía al pasillo, mirándome mientras habla por teléfono.

Ella no dijo nada cuando el guardia de seguridad nos acompañó fuera del baño, y cuando él le preguntó gentilmente, si conocía al "joven", ella negó con la cabeza, luciendo desconcertada y aterrorizada.

-¿Por qué vino aquí? - dijo ella -. ¿Qué... por qué vino por Aiden?

Cuando dijo eso, me pregunté qué le había sucedido a su Aiden. Por qué ella - yo -  quien quiera que fuera, despertó sin saber nada.

¿Qué tal si no era una infección que nadie había notado?

¿Qué si era algo más?

Shari me había preguntado si lo conocía, a Cain, de camino a casa sus manos sosteniendo el volante con tanta fuerza que estaban blancas como piedra, lucían como si no tuvieran nada de sangre.

-Nunca... nunca lo he visto aquí -dije, porque no lo había hecho, no aquí, no en este lugar.

Pero sí lo hice. Lo hago.

- Estaba tan asustada -dijo Shari-. No puedo soportar otro... no quiero que nada te suceda.

Ahora la miro, observándome, y la saludo, para mostrar que estoy bien. Que estoy aquí. Ella se relaja, un poco, y después de unos minutos, se voltea con el ceño fruncido y sosteniendo el teléfono como si sólo pudiera escucharlo al retorcerlo de cierta manera, camina de vuelta hacia la cocina.

Miro alrededor. El césped; la hierba en la que me paré la primera noche, aún luce igual. La calle aún luce igual. Luce como el momento en el que me di cuenta que no sabía dónde estaba.  Que no sabía quién soy.

Mi piel se enfría de repente, la piel de gallina rodando por mis brazos y veo un auto tomar el camino de la entrada, deteniéndose justo afuera de la vista de la puerta del frente. Justo fuera de la vista de Shari.

Comienzo a llamarla, pero entonces la puerta del auto se abre y Hazel sale. Mi corazón comienza a latir rápido, saltando y tartamudeando en mi pecho, y cuando intento apartar la vista de ella, no puedo.

Cuando me sonríe, la piel de gallina se hace más aguda, y un escalofrió corre por mi columna.

-paso por aquí a darte esto –dice, y me entrega una caja con un pastel dentro.

Me alejo y ella se inclina hacia adelante, la coloca junto a mí en los escalones. Ella huele extraño. Fría. No sabía que el frio tenía un olor pero es así, un amargo escalofrió que hace que mis entrañas aguijoneen.

-Luces cansadas –dice- ¿Algo... estresante te sucedió hoy? –hay una nota de algo en su voz, bajo la suavidad azucarada de su tono. Ella suena... preocupada.

La miro, observando su rostro.

-¿Cómo recordar quién soy?

-bueno, eso es obvio. Se supone que lo hagas, ¿verdad? –dice Hazel con una sonrisa que tira de algo dentro de mí. Que me recuerda algo. Alguien...

No lo sé. No puedo recordar, y mi cabeza está comenzando a doler una vez más.

-¿Por qué haces que me duela la cabeza?

Hazel parpadea, luciendo sorprendida, pero luego dice:

-los dolores de cabeza son normales en gente que ha...

-solo sucede cuando pienso en ciertas cosas. Gente.

-eso no debería estar sucediendo –murmura, pero antes que pueda preguntar qué quiere decir, Shari dice:

-¿Hazel? –Viniendo hacia la puerta-. Pensé haber oído un auto. ¿Qué estás haciendo aquí?

-solo pase a ver como esta Aiden –dice la señora levantando el pastel y entregándoselo a Shari.

-no deberías haberlo hecho –dice mi "madre", y suena muy agradable. Muy educada.

También suena como si sintiera lo que dijo, que no quiere que Hazel venga aquí.

La miro y veo que no le gusta para nada aquella señora. Observo como sus ojos se mueven, como parpadea. Veo que tiene miedo

¿Por qué?

-oh, no fue nada –dice Hazel-. Yo solo... bueno, ya sabes cómo todo se sabe en el hospital y una de las enfermeras de la oficina del Dr. Cranium llamo para que le enviaran unos registros y dijo que hubo algún problema con Aiden hoy.

-No con Aiden –dijo Shari-. Aiden está bien.

- pero oí que...

-me duele la cabeza –le digo a Shari, interrumpiendo a Hazel-. ¿Podemos entrar?

-oh cariño, por supuesto –dice Shari, hay alivio en su voz, y sostiene la puerta abierta para mí cuando entramos. Miro hacia atrás antes de que cierre y veo a Hazel aun de pie allí observándonos. Observándome.

Ella vino aquí por lo que sucedió con el Dr. Cranium hoy.

Por Morgenstern. Lo sé. Lo se

Ella quería ver si yo lo había visto.

Creo que quiere saber si lo recordaba.

¿Por qué?

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⏰ Última actualización: Mar 02, 2017 ⏰

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