[Jin]
Era un caos, un maldito caos. Había sido despertarme y ponerme malo con tanta basura alrededor nuestro. Estaba tumbado con Namjoon en el sofá, o más concretamente, sobre Namjoon en el sofá. Aún dormido me abrazaba con sus brazos, y eso habría sido bonito si no fuera por todas las botellas y olor a alcohol que nos rodeaban. Necesitaba salir de esa casa ya.
- Namjoon... - zarandeé suavemente su hombro, intentando despertarle – Namjoon despierta.
- Mmm...
- Me has escuchado perfectamente. Despierta de una vez y levanta.
- Aún es pronto... -se quejó con voz ronca, afianzando más su agarre. Rodé los ojos y le aparté yo mismo, liberándome de sus brazos y levantándome del sofá. Quizás lo hice con demasiada brusquedad, porque el rubio terminó en el suelo.- Qué cojon...¡Jin! Agh... mi cabeza...
Ignoré sus lamentos y me encaminé hacia la cocina. Por el camino me encontré a varias personas desperdigadas por las esquinas, sillas, mesas y cualquier rincón de la casa. De veras que todo estaba hecho un desastre. Al entrar en la cocina encontré a Tae encima de la mesa, durmiendo agarrado a una bolsa de patatas y cogido de la mano de Jhope, quien también dormía, solo que sentado en una silla. Suspiré, negando varias veces con la cabeza y me acerqué a la nevera.
- ¡Namjoon!
- Ahs...no grites, por dios Jin...-el nombrado no tardó en aparecer por la puerta de la cocina, apoyándose en el marco de la puerta y frotando con fuerza su sien. Solo había que echarle un vistazo para notar la resaca que llevaba encima.
- ¿Dónde tienes el zum...¡Ah, aquí está! – saqué el cartón de zumo y llené un vaso limpio con él. Luego me volví a girar hacia Namjoon. –¿Ibuprofenos?
- ¿Eh?
- Que donde los tienes.
- ¿El qué?
- ¡Los malditos ibuprofenos! ¡Pastillas! ¡Namjoon, céntrate!
- Ah...- cerró los ojos con fuerza y volvió a masajearse la sien con expresión de dolor. –Creo que en el cajón de la... ¿izquierda? –respondió señalando un pequeño armarito. Lo abrí y solo estaba lleno de especias, por lo que probé suerte con el de al lado, y... ¡Bingo!
- Era el de la derecha.
- Me importa una mierda, la verdad... - suspiró y tomó asiento en la silla libre que había frente a Jhope, quien seguía dormido agarrado a Tae. Sería una escena adorable si no fuera porque a este último se le estaba cayendo la baba y tenía la cara pintada como el Joker.
Ignoré las palabras de Namjoon y me acerqué a él, con el vaso de zumo y una pastilla. Con la experiencia había aprendido que era una de las mejores recetas caseras para la resaca, y mi experiencia no era precisamente poca. Me senté a su lado y tendí ambas cosas, las cuales tomó sin siquiera mirarlas. Podría estar envenenándole ahora mismo y él sin inmutarse. De veras que este hombre era un caso perdido.
- Gracias – respondió tras depositar un ligero beso en mis labios. – ¿Tú no tomas?
Negué varias veces y sonreí, disfrutando de la vista, de Namjoon terminándose el zumo de naranja igual que lo haría un niño.
- Ayer casi no bebí.
- ¿No? – preguntó con asombro para terminar esbozando una irónica sonrisa.- Eso sí que es una sorpresa.
- No te burles y empieza a disculparte conmigo.
- ¿Disculparme? ¿Yo? ¿Por qué?
- ¡Por casi violarme frente a todos!