[Jin]
Después de dejar a Tae en su casa nos volvimos a la universidad, pues yo pensaba darme una ducha y cambiarme de ropa antes de ir a la cena. Namjoon por su parte, no dejó de insistir ni un segundo del camino para llamarles, decirle que nosotros dos no íbamos a poder ir, y quedarnos en la habitación todo lo que quedaba de tarde. Obviamente me negué todas y cada una de las veces.
- Namjoon – le llamé una vez dentro del cuarto. Él estaba tirado en la cama y yo preparándome para entrar en la ducha. Se le veía desilusionado, y yo sabía de sobra el motivo. Levantó la vista de su libreta y me echó una larga ojeada antes de preguntarme que qué quería.- ¿Qué hora es?
- ...-miró su reloj de muñeca antes de responderme. –Las ocho y media.
"Perfecto. Aún hay tiempo."
- Namjoon –volví a llamarle, aunque en esta ocasión no me miró para responderme.
- ¿Qué?
Sonreí, disfrutando de esa faceta infantil tan adorable suya, y me acerqué a él, colocándome encima de su abdómen, con una pierna a cada lado. Solo iba vestido con los bóxers, ya que pensaba ducharme, así que no me sorprendió que me comiera con la mirada.
- He pensado que quizás quieras acompañarme –me miró confundido, sin entender del todo mis palabras, así que me incliné sobre él y le besé antes de añadir- En la ducha, digo. –Inmediatamente echó la libreta a un lado y me miró con los ojos muy abiertos.- Aún es pronto y, pues, pensé que quizá...
No tardó ni medio segundo en interrumpirme con un beso. Pero no un beso delicado, sino todo lo contrario, un beso necesitado y ansioso. Ahora que sabía que íbamos a llegar al final no había necesidad de reprimirse.
Me levantó de la cama y yo l rodeé con las piernas, sin dejarnos de besar ni un segundo. De camino al baño fuimos deshaciéndonos de su ropa, quedándonos ambos en bóxers, prenda que desapareció inmediatamente cuando entramos en la ducha. Comencé a besar su cuello, marcando inconsecuentemente cada centímetro de él. En ese momento no pensaba en los posibles futuros comentarios que recibiríamos en la cena cuando los demás las viesen, directamente no pensaba, solo sentía. Había sido demasiado tiempo sin sentir a mi rubio que hasta mi cuerpo pedía a gritos este momento.
Encendí el agua, pegando un pequeño chillido al sentirla en mi espalda. Estaba fría, pero eso cambió a los pocos segundos, cuando comenzó a tornarse caliente. Mucho más caliente.
- ¡Ah! ¡Duele!
Namjoon levantó la vista y me miró con una ceja levantada.
- Pero si aún no he metido nada...
- ¡El agua, idiota! Está ardiendo.
- ¿Quieres que te diga que otra cosa está ardiendo?
Sonreí y él se apresuró a cambiar levemente la temperatura, bajándola unos grados. Los cristales de la ducha no tardaron en cubrirse por una espesa capa de vaho. Namjoon me puso contra ellos, provocando que cada parte del cristal que rozaba mi piel comenzase a transparentarse más. Besó mi cuello, descendiendo por mi hombro y espalda. Mordiendo y succionando con ahínco, de esa forma tan bestia que solo él sabía hacer.
Sin previo aviso metió un dedo, añadiéndole al poco rato otros dos. No teníamos lubricante a mano, pero tal y como se sentían, no creía llegar a tener que utilizarlo. Quizás gracias a lo bruto que solía ser Namjoon todas las veces, yo ya no necesitaba a penas preparación, o sencillamente no me disgustaba sentir un poco de dolor. Quién hubiera imaginado que ese rubio había terminado por sacar a la luz cierta parte mía masoquista.
Siguió atacando mi cuello a la vez que movía sus dedos en mi interior, aumentando el placer que amenazaba con hacerme explotar de un momento a otro. Solo se escuchaban mis gemidos acompañados del agua de la ducha.
- Ha-Hazlo ya... Namjoon...
- Ruégame más... así, justo así... -susurró a centímetros de mi oído, provocándome un escalofrío que casi me hace perder las fuerzas. Terminó por morder el lóbulo de la oreja y descender con sus mordiscos por mi cuello, acelerando al mismo tiempo la velocidad de sus dedos.
- ¡Ah, jo-joder Namjoon! –Me recosté por completo en el cristal, sintiendo el contacto frío de este contra mi piel. –M-me marcho s-si... si sigues... así.
- Inténtalo –dijo con voz grave, retándome a cumplir mis palabras, las cuales obviamente no iba a hacer. Pocas cosas conseguirían sacarme del baño en ese momento.
Siguió torturándome, rozando la entrada con su erección, tentándome para seguidamente apartarse. Era un juego delirante que me estaba haciendo perder la razón. Iba a volver a quejarme, a rogar si era necesario, pero no llegó a hacer falta, pues Namjoon finalmente me la metió, consiguiendo un destacable gemido por mi parte acompañado de un golpe a la mampara del baño. Ni siquiera tuve tiempo de avisar, pues antes de poderme dar cuenta, ya tenía toda la mano manchada.
Namjoon siguió con sus embestidas, volviendo a hacer creciente en deseo en mi interior. Me rodeo la cintura con una mano para sujetarme y que no me callera, pues después del primer orgasmo ya no tenía la misma fuerza que hacía unos minutos.
Continó embistiéndome, mordiendo, besando y presionando cada zona de mi cuerpo que encontraba, provocándome sensaciones con las cuales empezaba a pensar que no podría vivir. Al cabo de unos minutos él también se vino, llenándome por completo. En esta ocasión no me importó en absoluto sentir descender ese líquido por los muslos, ya que el agua de la ducha se encargó inmediatamente de limpiarlo. Namjoon se recostó sobre mi hombro y dejó un beso en el cuello.
- ¿A qué hora habíamos quedado?
- A las diez – me giró, poniéndome de cara a él, y juntó nuestras frentes, mirándome desde arriba, de una forma que no me daba muy buen que pensar.- ¿Por qu...
Antes de que pudiera terminar de formular la pregunta, volvió a interrumpirme, atrapando ferozmente mis labios. Cuando se separó, me acercó más hacia él, agarrándome de la cadera, y sonrió maliciosamente.
- Porque da tiempo de sobra para una segunda ronda.