El chico de la camiseta blanca.

Capítulo 5.

El corresponde a mi beso inmediatamente, tomandome fuerte de la cintura como sí yo fuera lo más preciado en su vida, su lengua busca la mía con urgencia, me toma unos segundo acostumbrarme a su ritmo pues su beso es delicado al igual que violento, es una combinación de desesperación y dulsura infinita, sus manos trazan pequeñas caricias en mi espalda, me acerca aun más a el, mis pies se alzan un poco del suelo y yo lo tomo por el cuello para que nuestro beso sea algo más profundo, muerde mi labio una y otra vez, puedo sentir su respiración profunda y como disfruta de el beso tanto como yo.

Todo es perfecto, su perfume huele delicioso y me hace querer vivir en sus brazos, su beso sabe a menta, alcohol y humo de cigarro. Sus labios son dueños de los míos por unos segundo más.

Nos separamos y el se ríe en la comisura de mi boca.--¿Que fue eso?--.vuelvo a juntar nuestros labios en un beso corto y le devuelvo la sonrisa.--No te despediste.

Se ríe y besa mi mejilla.

--Te aseguro Noa, que si me das otra despedida como esta, te visitaré más seguido.

Giro sobre mis talones y subó al auto estaba a punto de cerrar la puerta cuando Evan grita.

--¡Te amo!.

Su voz suena tan dulce al pronunciar esas palabras que casi puedo creerle.

--¡Eres un idiota, entra hace frío!

Se queda parado esperando a que arranque el auto, tiene una sonrisa de idiota que apenas y puede con ella.

Le contesto, entonces cierro la puerta del auto. Conduzco hacía casa en las calles frías y vacias, eran hermosas sin las multitudes, con la luz de la luna y las estrellas.

Llegué un poco tarde a casa, la casa del amigo de Evan no estaba muy cerca.

Abri la puerta y esta vez Nathan no me recibio con un abrazo, me tomo del brazo me subió hasta la habitación, Emma iba detras de Nathan para que no hiciera una tonteria.

Llegamos a mi cuarto y Nathan me dio una cachetada que me sentó en la cama.

--¡Eres un idiota!--. le decía mientras me frotaba la mejilla.

Emma paso por encima de Nathan tomando mi cara entre sus manos.

--¡¿Estas bien cariño?!--.Dice Emma.--Estoy bien mamá.

--¡Nathan, no se te ocurra tocar a tu hermana de nuevo si no voy a ser yo la que te de una cachetada a ti!--.Grita Emma enojada señalando a Nathan.

--Se lo merece mamá, no puede hacer eso cuando quiera, te va a dar un ataque al corazón.

Mi enojo disminuye gracias a que la cara de Emma se suaviza.

--Mamá, Nathan estoy bien, les prometo que es la ultima vez que llego tarde.

_*_

Soñé con Evan, con un futuro a su lado, si ese beso habia estado bien y sí el "te amo" que pronunciarón sus labios era real.

Cuando desperte metí mi adormilado cuerpo a la ducha, me puse mis vans negros una blusa blanca, una sudadera de mezclilla y unos pantalones del mismo material.

Me miraba al espejo mientras me cepillaba los dientes y pude notar que tenía la mejilla hinchada y morada, era imposible de ocultar mis pecas cubren la mayor parte de mi cuerpo y el maquillaje no las cubre completamente, sería raro tener la cara sin pecas.

Mientras buscaba como ocultar el golpe mi télefono suena.

--¿Si, quien habla?.

--¿Quieres comer conmigo?--.El solo escuchar su voz hace que mi piel se pone de gallina.

--Claro, que te parece el restaurante Wilson que esta por el lado oeste de la ciudad.

--Te veo aya en diez minutos, tengo algo muy importante que decirte--. Puedo escuchar como contiene la emoción atravez del télefono.--Nos vemos--.Concluyo y cuelgo el télefono.

Tome las llaves del auto baje las escaleras, Emma leeía un libro en la sala y Nathan lavaba los platos en la cocina.No quería llamar la atención por lo mismo de anoche, tenía miedo de que Nathan volviera a golperame .

--¿A donde vas?--.Dice Nathan deja el plato a un lado y llama la atención de Emma.--A donde no te importa.

--¿Quieres otro moretón?,Noa.

--Idiota. Mamá,¿puedo salir?.

--Claro mi amor solo no llegues tarde y sí lo haces avisame. Sonrío y corro a abrazarla.--Te amo mamá, te prometo que llegaré temprano.

Entré al restaurante, no habia señal de Evan, caminé directo al baño y miré mi cara en el espejo.

"Odio mis pecas, odio el maquillaje, por eso no las cubro"

La inchasón bajo pero el moretón era enorme, me lavo la cara, salgo del baño y ahí esta tan perfecto como solo el sabe serlo.

Tenía puesto unos jeans negros, una sudadera negra, unas botas y un gorro gris.

Me abrazo levantandome del suelo y me dio un beso en la mejilla.

Nos sentamos y cuando moví mi cara para sentarme Evan miró el morerón.

--¿Quién fue?--.Me pregunta con una cara de frustración--.Mi hermano.

Su cara paso de frustración a preocupación en un istante, tomo mi mano y con la otra mi mejilla.

--Sí no fuera tu hermano ya le hubiera partido la cara.

--No digas eso, el lo hace por que me quiere, llegue tarde ayer.

--Noa yo también te amo, y no por eso te voy a golpear.

Solté su mano y miré a la mesa vacia del al lado.

--¿Tu me amas Noa?.

¿Cómo le dices a alguien que no creeías en el amor y que tal vez lo estas descubriendo con el?.

--No sé.

Su cara se transforma en una mueca de disgusto.

--¿Esa es tu respuesta?,un"No sé".

--Es que yo no se si tú me amas.

--¿Cuantas veces te lo tengo que decir?--.Dice y toma mi mano de nuevo.--Se trata de hechos no de palabras.

--¿Quieres hechos?, aquí estan tus hechos.

Se paró en la silla y se subió a la mesa (dios mio estaba quedando en ridículo) me tape la cara con mi sudadera de mezclilla mientras todos las personas del restaurante le prestaban atención.

--"A todos los presentes...Esto sonará muy repetitivo y tal vez yo lo saque de una película, pero quiero que sepan que esta chica con la mejilla morada me tiene loco, desde la primera vez que vi sus ojos verdes, sus pecas interminables y su hermosa sonrisa, aquí y ahora quiero decir que lamento haberle llamado golfa más de una vez, descarto la idea de que lo sea porque una golfa te roba tu billetera no el corazón una persona así solo puede ser un angel. Para terminar solo quiero preguntarle algo a esta hermosa chica...

¿Quieres ser mi novia?

Los ojos me brillaban, el corazón se aceleraba, y las manos me temblaban. Sí así se sentía el amor preferiría no haberlo conocido, el hacía que quisiera besarlo cada vez que lo miraba.

Verlo a la cara era como un examen de matematicas.