Capítulo 12

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Sólo puedo ver oscuridad. Hay un ligero murmullo a lo lejos que intenta despertarme, siento como una luz se aparece en medio de toda esa oscuridad y ante mí aparece alguien. Una mujer desnuda de cabello negro se aparece, camina lentamente hacia mí, sus ojos van cerrados y gran melena danza con cada movimiento suyo.

— ¿Quién eres? — Pregunto. Mi voz resuena a pesar de que no puedo ver mi cuerpo.

—Sólo he venido a ver a mi hijo — susurra. Me siento extrañado ante esa confesión, mi verdadera madre no es así, ¿o acaso ha pasado tanto que no la veo y ya no le recuerdo? — no, esa madre no — dice leyendo mis pensamientos — de mi viene tu sangre — susurra acercándose más y más.

Sus manos toman lo que creo es mi rostro porque sigo sin verme o sentir algo. Cuando sus ojos se abren estando a centímetros de mí, jadeo. Tiene los ojos negro y la iris roja, bastantes pequeñas y parecen dos dagas a punto de clavarse en mí.

—Aún no es tu tiempo de arder en el infierno — sentencia antes de poner sus labios sobre los míos.

Su larga lengua entra en mí garganta y siento como se desliza por dentro como si fuera una serpiente. Me retuerzo sintiendo por fin dolor por aquello, casi puedo decir que está llegando hasta mi corazón y cuando la serpiente muerde mi órgano motor, algo se prende dentro de mí.

— ¡Kyunggie! — exclama de repente una voz bastante angustiada. Mis ojos intentan ajustarse a la luz que me llega.

Unos ojos azules cuelgan enfrente de mí, tengo los ojos entrecerrados y veo algo borroso aún.

— ¿Zen? — es lo primero que atino a decir con voz adormilada.

—Sí, soy yo — se acerca más a mí, unas lagrimas van resbalando de sus mejillas —¿Por qué hiciste eso? ¡Casi mueres! — dice con la voz chillona. Al verla llorar pienso que se ve fea — ¡Has estado dormido por dos días! — Ante eso me alarmo, intento levantarme pero siento un dolor en mi abdomen — ¡No te muevas, sigues delicado! — regaña poniendo sus brazos en mis hombros para acostarme de nuevo.

— ¿Dónde estamos? — Pregunto fijándome en mi alrededor.

—En una cueva que logré encontrar — responde ya más calmada — tuve suerte de encontrarla, estabas mal herido y no había comida, tuve que hacer muchas cosas

—Lo siento — murmuro. Ella niega con la cabeza.

—No te lo estoy diciendo a manera de reclamo — se encoge de hombros — sólo estoy contándote porque estamos en problemas — frunce el ceño — no puedo salir de día ya, me queda un poco un frasco de loción y hay que guardarla para alguna emergencia, también no hay comida y no puedes salir así, yo no necesito comer pero tú sí para que yo pueda comer — explica bastante alarmada, a pesar de ello parece tomarlo todo muy bien, aún siendo una princesa que jamás ha salido.

—Estaré bien, sólo necesito salir a buscar algo y podrás comer — le digo intentando pararme de nuevo, sigue doliendo pero me esfuerzo en ello.

—No lo hagas — me pide, las lágrimas que tenía se han ido aunque parece a punto de de llorar otra vez — puedo esperar más tiempo

—No, han pasado varios días, no queremos que otra vez tu lado demoniaco salga — todo mi cuerpo duele, abro mi mano varias veces — es extraño, pensé que esa caída me mataría pero mi cuerpo se ha recuperado fácilmente

—Yo también lo pensé, sin embargo tu cuerpo comenzó a sanarse de repente — frunzo el ceño al escuchar esa información — creo es que por tu ascendencia, Kyunggie — sugiere.

—Posiblemente — las imágenes de aquella mujer vienen a mi cabeza de repente, ¿era Lilith?

Con toda la fuerza que tengo me levanto del suelo para fijarme que el paracaídas ha servido como mi manta por estos días, todos mis huesos truenan y cuando veo más a lo lejos hay una fogata. Bajo la vista hacia Zen que me observa con atención, luce algo sucia y su vestido ha quedado algo tironeado y roto.

Paso mis manos por mi pecho, no hay ninguna marca y estoy desnudo. Al parecer estuve herido pero ya no, veo hacia afuera de la cueva en donde un gran manto blanco está ahí.

— ¿No tienes frío? — ella niega — cierto, no sienten frío

— ¿Tú sí? — medito la respuesta, cuando una ligera brisa entra tiemblo.

—Sí — respondo, ella se mueve y toma un trapo que está en el suelo.

—Es tu playera y suéter, quedaron algo...— no dice más pero su mueca lo dice, están del asco.

—No importa — lo tomo y me los pongo a pesar de que están manchados de sangre.

Mis zapatos están por ahí, casi igual de mal que mi ropa, me los pongo y al ver que es de día suspiro.

—Tendrás que quedarte aquí — le digo antes de irme, ella asiente — regreso pronto — me agarra de la mano y me jala hacia ella, me abraza sin previo aviso.

—Cuídate mucho, Kyunggie — susurra. Me doy el permiso de acariciar ligeramente su cabeza.

—Lo haré — digo, separándome.

Y cuando salgo al frío me doy cuenta de la terrible situación, la academia no me ha preparado para esto.

N/A: Lilith es el demonio femenino del que se habló en el capítulo 3. Una disculpa por no haberlo puesto, fue un error mío.

Continuará...

Royal Blood / (Kyungsoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora