CAPITULO 4

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Me  siento en el pequeño escritorio de mi habitación, un pergamino en la mesa, una pluma en mi mano, tanto que escribir; me gusta escribir como si estuviera contando mi historia, aunque claro está que no es tan interesante. Hoy estoy interesada principalmente en el príncipe, no sé, pero no dejo de pensar en él, aunque se quede en solo recuerdos de un bonito momento, no importa, son recuerdos hermosos.

-Jane ¡me caso! – Isabel entro corriendo y gritando, me hizo saltar del susto.

-Por Dios Isi, me has asustado, ¿Cómo que te casas? – ella se sentó en el en la cama y con su palma me indico que me sentara junto a ella, lo hice y coloco sus manos sobre las mías.

-Jane ¿Cómo me pides explicaciones de eso?, sabes quién es mi prometido, solo podría ser él –

-Claro, es imposible que fuera otro, pero que alegría, ¡te casas con Gabriell! – Isabel no dejaba de sonreír mientras me contaba como Gabriell había pedido su mano y luego había hablado con nuestro padre para dar su consentimiento. Ellos siempre se han sentido atraídos, él siempre estaba para ayudarla en todo, y ella para responderá sus atenciones. Me alegra tanto esta unión; él es dueño de varias propiedades y además es comerciante, así que estoy más que seguro que le dará lo necesario a mi hermana, y lo más importante: sé que la hará feliz.

Al día siguiente Isabel no deja de dar saltos y sonreír, es increíble lo feliz que esta. Tanto que hasta se ofreció a acompañarme a cambiar mí libro por otro porque este ya lo leí, y a ella no le agrada pasar por la biblioteca pública.

Al regresar, ella corrió como loca a casa esperando tal vez encontrar de visita a su amado, mientras yo me sentaba en un tronco cerca a pequeño lago y abría el libro e iniciaba con la tan anhelada lectura. Porque desde ayer, este ser mi lugar favorito, los hermosos recuerdos me inundan.

WILLIAM

No sé, pero tengo la necesidad de pasar de nuevo por aquel pequeño lago, tal vez con al esperanza de volverla a ver, sin saber el porqué, sin pensar en consecuencias, en mi título o en su posición social. Simplemente deseo verla.

Pongo mi caballo a correr y al acercarme disminuyo la velocidad, el día ha estado desagradable por culpa de la Princesa Laura, a esa mujer no le enseñaron humildad o sencillez. Veo una chica con la falda de su vestido verde y su corsé a cuadros rosa y verde, su cabello negro peinado hacia la derecha y un sencillo sombrero que protege su rostro del sol. Es ella, sin duda es ella, su cabello, su cuerpo, es hermosa, es perfecta.

Se gira rápidamente, posiblemente escucho el caballo acercarse, me bajo y me acerco a ella, hace una reverencia pero no me mira, no levanta la mirada, no me deja ver esos ojos negros con los que soñé. Un sueño, esa mirada que me llena, dedicada solo a mí.

-No sé por qué, pero sabía que la encontraría aquí señorita Jane - intento acercarme un poco más pero ella retrocede.

-Príncipe, no sabía que le gustara pasear por este lugar – y aun no levanta la mirada, esto me está matando, pero no puedo ser imprudente.

-Últimamente encuentro el lugar muy placentero, ¿y usted? –

-Me gusta este lugar para leer un poco, es bastante tranquilo y poco concurrido –

-Oh entiendo, entonces estoy interrumpiendo su lectura con mi presencia, prefiero retírame – me dispongo a irme pero ella casi de inmediato me detiene.

-No – dice bastante alto y por fin levanta su mirada, puedo ver su rostro y es hermosa, sus ojos me tiene hechizado – disculpe Príncipe, pero no es así, su presencia es muy grata –

JANE

-¿Le molestaría si me quedo a conversar un rato y disfrutar de su compañía? – me da paso de nuevo al tronco para que tome asiento.

-Sera un placer – me siento y él se sienta en el césped – Oh no Príncipe de ninguna manera, usted no puede sentarse en el suelo – me voy a colocar de pie, pero él me lo impide tomándome de la mano, dejándome sin poder pensar con claridad.

-Jamás permitiría que una dama se incomodara a cambio de mi comodidad, tranquila – asiento y la charla inicia con preguntas acerca de preferencias en libros, escritores, lugares, gustos e incluso comida. Las horas pasan entre risas, su compañía es tan agradable. Sin darnos cuenta empieza a oscurecer.

-Oh por Dios, ya oscurece, debo volver, me han de estar buscando – me voy a levantar y hay ya está él ofreciéndome su mano para ayudarme – gracias – logro decir tímidamente.

-Señorita déjeme acompañarla y cerciorarme de que llegue sana y salva a su casa –

-No debe preocuparse por mí, el lugar es bastante seguro, además a usted de seguro o han de estar buscando aún más que a mi Príncipe –

-Posiblemente tenga usted razón, pero primero esta su seguridad y si lo cree conveniente podríamos ir más rápido en mi caballo que caminando – montarme con él en un caballo no estaría bien visto, no es correcto, pero ya es muy tarde – sé que tal vez no es correcto pero nadie nos vera y debemos darnos prisa – acedo y él me toma de la cintura, yo me apoyo en sus fuertes brazos y me sube a su caballo, él se sube luego y con una mano sujeta mi cintura y con la otra las riendas del caballo haciéndolo correr a tanta velocidad que me llego a asustar – tranquila que no permitiría que se hiriera o le pasara algo – susurra en mi oído, tan cerca que puedo sentir su aliento en mi cuello, es inevitable ponerme tan nerviosa.

WILLIAM

Me encanta cómo reacciona ante mis actos, pude sentir su nerviosismo al susurrar en su oído, como tembló cuando tomo mis brazos al subirla al caballo.

-Hemos llegado – digo al ver la entrada a sus tierras – como le dije, la traje sana y salva – me bajo del caballo y estiro mis brazos para bajarla a ella, la tomo de su pequeña cintura y la bajo. Quedamos tan cerca que tengo ganas de probar sus labios pero eso que sería un error, debo contenerme e irme lo más pronto posible, si no fuera porque su mirada me tiene en otro mundo. Pero ella se aleja de golpe.

-Gracias por traerme Príncipe, y por una hermosa tarde, pero debo retirarme – hace una reverencia y se puede decir que sale corriendo hacia su casa.

Tal vez mañana también vuelva a pasar por aquel lugar para volverla a ver, es más, definitivamente iré, no me importa nada con tal de estar aunque sean pocos minutos junto a ella. Debo averiguar qué es lo que tiene que me hechiza y me hace querer verla.




DOS MUNDOS EN CONFLICTO - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora