El salón era como una mansión, blanca con amarillo, luces en los alrededores de esta, blancos. Los carros lujosos empezaban a llegar, bajando las personas más importantes. Había mas personas vieja que juveniles. Era aburrido.
Las personas más importantes de Europa, vestidas con trajes negros, con la mejor tela que hay en Europa. Las mujeres con vestidos caros y brillantes, de los diseñadores más prestigiados de Europa.
Las personas importantes de este salón eran los de Canadá, era la primera vez que eran invitados, y era un honor tenerlos aquí. Con sus trajes de color grises brillosos, acompañados de una corbata, que se veía que era suave. Muy pocas canadienses.
Y era típico de Estados Unidos, los trajes negros, con una moño y una camisa blanca de botones, de tela delgada pero firme. Zapatos negros brillosos, con la punta de estos largos.
-Bienvenido Señor Parker-Saludo con respeto el recepcionista.
–Gracias-Sonrió David. Firmo la lista de invitados, una agenda llena.
–Mesa diez, señor-Hizo una seña con su mano.
David tomo de la mano de su hija, le sonrió y esta le devolvió el gesto. Cruzaron sus brazos, como si fueran de la realeza. Y es que la madre de Emma, Jennifer. Le mostro a su bella hija, como ser una dama, tener una mirada derecha, caminar derecha, comer sin subir los codos a la mesa, tener una plática decente, bailar con los invitados, y como hablar en un discurso.
La mesa era circular, la familia Parker estaba convidando mesa con los Black. Y es que tenían una alianza con ellos, desde hace varios años. El señor Black, Austin siempre fue un hermano desde la secundaria con David. Casado con una latina, María, bella para sus cuarenta años. Sus dos grandes hijos: Angie y Dan.
Angie con el pelo color negro lacio, con los ojos color grises, siempre con una sonrisa, simpática y con el talento de la moda.
Dan, simpático. Todo un hombre joven, con su pelo negro oscuro, muy apuesto. Aun con tatuajes en su cuerpo y tener la apariencia de un chico malo, era muy respetado y querido.
-¿De qué me perdí?-Dijo Emma acomodándose el vestido.
–El discurso aburrido del señor Walter hacia los Canadienses-Contesto con pesadez.
–Veredicto de hombres guapos-Dijo Emma sonriendo.
–Yo te daré mi veredicto-Dan se metió a la plática- Una chica de unos dieciséis años de Londres, muy buena, una canadiense con las mejores piernas-Se mordía el labio.
–Está bien, no quería saber de mujeres-Reprocho Emma.
–Pues yo ya vi un pastelito horneado en Canadá-Dijo Angie viendo fijamente derecho.
-¿Quién?-Pregunto, miro hacia donde veía Angie.
ESTÁS LEYENDO
Placer (Primera Temporada) -TERMINADA-
Romance–No quiero problemas, Justin-Suspiro David-. Tengo demasiado trabajo para estar perdiendo el tiempo contigo- ...