Bruce Núñez, un reconocido abogado de la ciudad de Kirova, acomodó las gafas sobre el puente de su nariz y resopló por enésima vez. Llevaba varios minutos revisando los papeles que mi padre dejó en la caja fuerte de su oficina, entre los cuales se encontraba su tan valioso testamento.
Los seis familiares más cercanos de mi padre estábamos reunidos en la sala del hogar donde viví quince años antes de mudarme a Monreal, esperando a que Bruce prosiguiera a leer lo que Enrique dejó para cada uno. En el extremo derecho de la mesa se encontraban mi madre, mi hermana y Julio, el primo de mi padre; a la izquierda me acompañaban mi prima segunda Rosalie y Arcap, su madre y esposa de Julio. Por nuestras miradas podía deducirse que ninguno pretendía irse con las manos vacías, y menos a sabiendas de la gran riqueza que mi padre acumuló a lo largo de los años. Sin embargo, aunque Laura ni Beatrice hayan hecho un comentario al respecto, sabía que no les gustaría que nuestros parientes obtuviesen algo de Enrique.
El licenciado bajó los documentos y se quitó los lentes. Hacía apenas dos semanas que conocimos al señor Núñez, cuando se nos notificó que la lectura del testamento de mi padre se llevaría a cabo luego de que los seis beneficiarios acordásemos una fecha, y después de catorce días del funeral, estábamos a pocos segundos de conocer la última voluntad de Enrique Blair.
Las manos me temblaban, me hacía falta que Marcela las sujetara entre las suyas y me susurrara que todo estaría bien, pero el abogado dejó en claro que sólo las personas mencionadas en el testamento podían estar presentes para evitar cualquier posible malentendido.
Tras citar el correspondiente protocolo, en el que el Notario Público Edward Elfman manifestó que mi padre tenía el juicio y la capacidad legal para expresar su última voluntad, Bruce prosiguió con el listado de los bienes que mi padre dejó para cada uno, el cual comenzó con pequeños artículos, pero conforme el señor Núñez proseguía, éstos iban incrementando su valor.
—Violín Strunan Stradivarius 3/4 para la citada señorita Rosalie Blair Armstrong. —Los ojos de nuestra prima segunda se iluminaron ante las palabras de Bruce. Ella estudiaba música en un prestigioso colegio para señoritas en la ciudad de Skyland, y obtener el preciado violín de Enrique la satisfacía—. Pulsera con eslabones estilo broche en oro de dieciocho quilates, siete punto cinco pulgadas de largo para la citada Arcap Armstrong Cross. —Sentí una punzada en el pecho, ¿por qué mi padre le dejaría semejante joya a la esposa de su primo?—. Reloj Rolex Submariner Data Lapis Lazuli Dial 16618 para su citado primo Julio Blair Stone. —Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al mismo tiempo en que mi hermana Beatrice negaba por lo bajo.
Miré a todos los presentes. La familia de Julio se regocijaba por los bienes que recibieron, y la preocupación teñía los rostros de mi madre y Beatrice, pues hasta el momento sólo habíamos recibido unas cuantas joyas con un equivalente a la pulsera de Arcap. Bruce interceptó mi mirada y me otorgó una sonrisa cómplice que me hizo pestañear varias veces, confundido.
—El Mustang Shelby con matrícula INR8137 es para su citada hija Beatrice Blair Meyer. —La boca de mi hermana se abrió tan grande como los ojos de Rosalie—. El Lamborghini Veneno con matrícula GYH9841 para su citada y única esposa Laura Meyer Blackwell. —Mi madre suspiró aliviada—. La casa en la montaña Blinz con dirección Gaskarth treinta y nueve es para la señorita Beatrice Blair Meyer.
»La mansión en la zona norte de Barsoix con dirección Faith mil ochenta y tres es para su citada esposa Laura Meyer Blackwell. —El semblante preocupado de mi madre fue sustituido por una profunda sonrisa que reflejó la tranquilidad que sentía por conservar la casa donde vivió veintisiete años con Enrique.
Bruce dejó los documentos sobre la mesa.
—¿Y por qué estoy yo aquí? —pregunté sin poder contener la confusión que se arremolinaba en mi mente.
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Una noche sin oscuridad [2]
RomanceAños después de que Daniel Blair descubriera el diario secreto de su antigua compañera Marcela Rivas, el amor entre ellos sigue intacto. Sin embargo, luego de la muerte del padre de Daniel, él debe hacerse responsable de los negocios familiares, car...