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-Él te hará daño es mejor que te salgas de ahí-

-Disculpe señor pero este hombre no me ha hecho nada malo en lo absoluto-estábamos hablando mientras los humanos nos miraban... una señora esbelta se nos unió-

-¡Niña él te robará! ¿Acaso no vez como se viste? ¿No vez su aspecto? ¡Es un mendigo! -

-Si lo veo, pero no por eso debo de juzgar mala a la gente, no porque él lleve esos trapos me hará daño o me robará, no por su aspecto va ser malo, he estado 20 minutos sentada aquí y él no me ha hecho nada malo-

La gente comenzó a aplaudir sin razón alguna, tal vez tenga la razón, tal vez lo hice recapacitar, aunque en realidad yo tenía la razón porque el señor solo estaba observando a las palomas en medio del parque sin ni siquiera molestarlas.

-Lo único que quería decirles era... que... tenía hambre, que si podían darme algo para comer-acoto el mendigo mientras las demás personas lo observan detenidamente en un silencio atónito-

Lentamente sacando dinero de alguno de mis bolsillos le pase dinero para que fuera a comprarse algo para comer.

-Lo necesita más que yo-dije en tono delicado-

El abrió los ojos con mirada asombrada, luego sonreí y el me la devolvió con una sonrisa más hermosa para mí.

-Gracias, que Dios te bendiga-dijo el-

Me levante de ahí y me fui dejando a toda la gente que estaba presente en ese pequeño parque... Ese fue una de las personas que Dios había mencionado... ahora solo me faltan 2, mi instinto me lo decía. En el bolsillo de mi vestido apareció un objeto, creo que era uno de esos famosos celulares que queríamos tener allá arriba pero Dios no nos dejó porque solo funcionaban en la tierra.

~Después de varias horas~

Caminaba explorando la ciudad y si me perdía solo debería llamar a alguien para que me ayudara. De repente comencé a sentir su presencia, era vidente que era él; tan solo porque podía sentir su aroma, su calor infernal, su... presencia... Estaba cerca y de seguro andaba buscando al causante de tanta energía bueno, demasiada bondad.

Me di vuelta para ver done estaba mirando... pero se me aparecieron unos ojos mieles cerca de mi rostro, como observándome y si quería pasar desapercibida, si quería completas esta misión, si quería estar en paz... tenía que evadirlo. Comencé a caminar, esquivándolo constantemente.

Llegue hasta mi departamento y abrí la puerta para luego dejar mis zapatos tirados en el suelo al igual que mi vestido. Me sentía libre estando solo en ropa interior.

Fui a mi habitación y saque una bata del armario para luego colocármela y recogerme todo el cabello con una cinta.

Era obvio que me había quedado dormida mirando el televisor, que cosa más rara; después de todos estos humanos no se quedan atrás en la tecnología. Pero como en el cielo teníamos que estudiar no teníamos tiempo para nada, pero ahora sí que me sentía aburrida y eso que tengo que continuar con la misión; pero de seguro las personas llegarían solas a mi entonces no tengo que salir a buscarlas, lo del mendigo fue pura casualidad así que solo debería olvidarlo y dejarlo pasar como mi primer humano. Mi celular solo extrañamente.

<<¡Hija mía! ¿Cómo has estado? >> Dijo mi querida María-

-¡Madre mía! Rezo porque estés bien-

-Yo igual Abril. Dios me comento sobre tu ocupación con la Tierra, pero dime ¿te has encontrado con Lay? -

-¡Sí! Ha sido horrible-

-¿Está horrible? Vaya... yo lo recordaba más guapo- instantáneamente reí-

-No hablo de eso, sino de la circunstancia en que me lo encontré; he percibido su energía ¡2 veces! -

-No le temas, él se dará cuenta y se aprovechara de eso, además no le gusta que lo eviten se enfada muy rápido, ten cuidado-

-Lo tendré en cuenta pero dime ¿Cuándo me vendrás a visitar? -

-Lo más pronto posible y... ¿Cuántos humanos llevas? -

-Uno... era un vago-

-Mi querida hija aprendes muy rápido- dijo y ahí es cuando sentí aquel aroma peculiar-

Un aroma nunca antes olido, calor, escalofríos.

-¿Qué ocurre?... ¿Abril?... ¿Hija estas bien? -

Me di vuelta y estaba ahí, de brazos cruzados, su cara enojada, sus ojos más oscuros... trague saliva evidentemente y María se dio cuenta -No temas... es solo un hombre Abril-

-Si... un hombre... muy... poderoso... que está... en mi casa... y al que llamamos Diablo-dije para luego tirar la puerta de mi habitación rápidamente-

-¡Oh por Dios! Abril, te dije que no le temieras, es solo Lay-dijo María cuando había terminado de cerrar la puerta-

Y cuando me di vuelta una vez más él estaba ahí de nuevo.

Claro es el Diablo, que estúpida que soy, tiene poderes.

-¡Ah! ¿María porque no fui afrodita? Su trabajo es más fácil y no tendría que estar lidiando con este... como se llama... ya me olvide hasta de su nombre-

-Me llamo Lay y soy el Diablo-

¿Esta es esas partes en la que debería gritar como desaforada?... porque tenía que encontrarme con el tan pronto.

-Acuérdate no le temas-dijo María y corto-

Sonreí tímidamente mientras el mantenía su rostro duro y frio.

-¡¿Qué?! -Dije yo-

-Deja de interferir con el destino de los humanos, ese mendigo debía morir en unos días más y ahora por culpa tuya ha recapacitado y será un hombre común y corriente-dijo el, más seco que la yema de un huevo-

-No es mi culpa, yo solo fui gentil... Además no es mi culpa que tus amigos se alimenten de la infelicidad de los humanos, ellos no tienen la culpa de nada y no sé porque tus amiguitos se siguen llevando sus almas-

-Espera... ¿entonces tú no eres humano? -Comencé a aplaudir sarcásticamente y el solo se puso más serio de lo que estaba antes-¿Qué eres? -

Quise decir muchas cosas sarcásticas, claro está, pero me detuve, él tiene poderes se nota que es medio bipolar...

-¿Porque mejor no te vas de aquí? Estaba por tomar una ducha así que salde aquí-

-¿Cuántos años tienes? -Dijo mirándome de pies a cabeza, con la mirada ahora más tranquila pero picara-

-¿Humanos? ¡19! -

-Qué bien, entonces... ¿y si no duchamos juntos? -Dijo acercándose a mí-

-Claro yo duchando con el Diablo-

-¡Hey! Si te lo pones a pensar no es una mala idea preciosa-

-¡Vete! -Dije empujándolo y moviendo mis manos como si estuviera barriendo el aire-

-No debiste haber hecho eso-dijo algo furioso-

-Claro ¿Ahora me mataras o qué? -

-No lo haré, pero mis amigos pueden que si-

Perfecto, mi primer encuentro y me dice que él no me matara sino sus amigos... porque no me dejo venir con alguien más... ¡Oh Dios!... que paciencia he de tenerle a este.

El pecado de un Ángel [LAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora