5. ¿Quién necesita un tutor?

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Solo un pequeño recordatorio antes de que el capítulo empiece. Ema, la protagonista, tiene catorce años de edad, muchas de sus acciones son tomadas acorde a su experiencia, o si lo prefieren, su falta de ésta. Sean pacientes con ella, aún tiene un sinnúmero de cosas por aprender.

Sin más distracciones, el capitulo.

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Justo cuando termino de copiar los ejercicios y creo que los planetas se han alineado a mi favor, el señor Armer me quita la hoja de un tirón.

— ¿Es esta tu letra? Me interroga.

¿Ahora qué hago? ¿Le miento? No, seguro terminará pidiéndome que finalice los ejercicios sin mirar el escrito. Pero tampoco quiero meter en problemas a Isaac por prestarme su ayuda.

Oh mierda, ¿qué hago?

— ¿Qué has dicho?

¿Dije eso en voz alta? ¿Dónde hay una pared en la que pueda golpear mi cabeza con tranquilidad?

Estoy a punto de confesar cuando el sonido de una silla al arrastrarse nos distrae a ambos.

— ¿Señor Jakov? Dice el profesor con un deje de duda. Déjenme aclararles, Jakov es el apellido de Isaac.

El chico lo mira sin inmutarse durante unos segundos para luego señalar con el dedo hacia el suelo.

—Una cucarachaIndica como toda respuesta.

Y ahí el caos se desata. Una de mis compañeras empieza a chillar como si fuera cerdo en un matadero. Es... ¿Dora?

Otras siguen su ejemplo creando un coro de exclamaciones indescifrables. Algunos chicos se burlan de ellas mientras que otros, se suben a las sillas en un acto de indiscutible valentía. Nótese el sarcasmo.

El rostro del profesor se ha vuelto rojo, una vena palpita en su frente. Al ver eso no puedo evitar preocuparme un poco por él. Es como un globo al que inflan demasiado y que corre riesgo de explotar.

Yo estoy anonadada. No entiendo cómo pueden hacer tanto escándalo por una cucaracha. A ver, que es un mísero insecto que ni siquiera pica.

El señor Armer comienza a soltar improperios para nada profesionales. La hoja con los ejercicios de Isaac, que aún tiene en su mano, está totalmente arrugada.

¡Cierto, Isaac!

Contemplo el salón hasta dar con él. Sigue en el mismo lugar que antes. Solo que esta vez una diminuta sonrisa de suficiencia adorna su cincelado rostro.

Esto es sospechoso, me pregunto si lo de la cucaracha es cierto.

El profesor comienza a vociferar al ver a mis compañeros salir del salón.

— ¡OIGAN! Ruje— ¡VUELVAN DE INMEDIATO!

El lugar está vaciándose casi en su totalidad. Armer por fin suelta la hoja de los ejercicios y se dirige a la puerta. El papel cae al suelo y me apresuro a levantarlo. Intento alisarlo en vano, es un completo desastre.

—No te preocupesDice Isaac. Ahora somos solo él, Dora y yo en el aula.

—De nada Comenta mi amiga llegando a mi lado.

— No entiendo Expreso a pesar de tener una idea de lo que está sucediendo. ¿Lo de la cucaracha es mentira?

Isaac asiente.

—Obviamente Confiesa Dora— Roguemos que el profesor se haya olvidado de ti y los benditos cálculos. Creo que se me ha roto alguna cuerda vocal con ese grito que di. Por cierto, debes conseguirte algún tutor o algo por el estilo— Niega incrédula ¿o acaso quieres repetir el año?

Ahora tengo ganas de llorar, no es mi culpa ser tan mala en Matemática. En serio lo intento.

—Ya basta Interrumpe Isaac— ¿me devuelves mi hoja? Me pide mirando hacia el techo.

Oh no, ¿él también se ha enfadado? Se la doy un tanto cohibida.

—Lo siento, todo esto es mi culpa. Apunto desanimada.

—A decir verdad Comienza Dora— Si lo es. Pero no te sientas mal, gracias a ti ahora tendremos menos tiempo de clase — Finaliza resuelta dándome palmaditas en la espalda. Su capacidad para encontrarle el lado positivo a todo nunca va a dejar de sorprenderme.

Cuando el señor Armer finalmente vuelve, hemos desperdiciado al menos media hora.

— ¿Qué pasó con la cucaracha?Pregunta Zach en voz alta.

—Se fue por la ventana Le digo convencida. O intento aparentarlo al menos.

Una vez que todos estamos en nuestros respectivos lugares, el profesor continúa la clase.
Como castigo por todo el alboroto armado nos manda un trabajo el cual debemos hacer en casa y entregar la próxima semana.

Las desgracias nunca terminan.

Dos o tres mascullan en protesta, pero el hombre los calla con tan sólo una mirada iracunda.

A mí no vuelve a llamarme hasta que la campana del receso suena.

—Tassone, quédate un momento, tengo que hablar contigo —Dora se queda a mi lado, hasta que él la despide con dos simples palabras a solas.

Cuando mi amiga desaparece detrás de la puerta, el profesor me mira de forma seria.

—Siéntate.

Obedezco temerosa. Voy a morir y que será de mí. Mamá va a ahogarme en mis propias lágrimas. Va a castigarme hasta el fin de mis días. Tirará a la basura mis comics del Hombre Araña que con tanto esfuerzo compré con mi mesada.

—Ema Oh no, dice mi nombre. Ahora va en serio. Ya no puedes seguir acumulando bajas calificaciones. Si continúas este camino reprobarás la materia.

—Yo... No sé qué decir. Dora tenía razón, éste es mi fin. En mi lápida quiero que escriban como epitafio "PÚDRANSE LAS MATEMÁTICAS" en mayúscula de manera que sobresalga aún más que mi nombre y como recordatorio de la razón de mi muerte.

—He hablado con otros profesores, y si bien no eres la mejor alumna dígame algo que no sé, piensoal menos en otras materias te esfuerzas. Así que para aprobar conmigo tendrás que hacerlo también.

— ¡Pero lo intento! Me excuso—El problema es que no soy buena con los números— Le digo desanimada.

El me observa pensativo.

—Lo que necesitas es un tutor, con urgencia.

Otra vez Dora estaba en lo cierto. ¿Será adivina? Es que yo no entiendo como hace para tener siempre la razón. Al final tendré que recurrir a alguien para que me ayude.

***

¡Momento de dedicar el capitulo!

Pili y Abi, este capitulo es para ustedes. Gracias por dejarme compartir tantos momentos a su lado, me enorgullece el poder llamarlas mejores amigas.

No se si en algún momento lean esto jaja.

Si pudiera quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora