Dos segundos después de salir de la casa de Isaac como toda una drama queen, me doy cuenta de lo exagerada que soy.
Suspiro acomodando mi morral y me froto los ojos con derrota.
Hace frío y yo no estoy muy abrigada que digamos. Camino a paso apresurado hasta que llego a esquina de mi manzana. Entonces tomo una decisión de último momento, y en vez de detenerme frente a mi puerta, lo hago en la de Milo.
Llamo sin mucha discreción y espero repiqueteando mi pie contra el suelo.
Quien abre algunos minutos después es Aaron, el hermano mayor de Milo.
— Hola enana — En su mano tiene un paquete de frituras y cuando me sonríe mostrando todos los dientes, noto algunos restos de comida que él no intenta ocultar—, el tonto de mi hermano duerme — Menciona haciéndose a un lado para dejarme entrar — pero de todas formas sube y despiértalo, no creo que se enfade contigo.
— Vale, gracias.
— Ema— Me llama cuando estoy casi al final de las escaleras— Tírale agua de mi parte, a mí me lo prohibieron— Comenta en tono dramático— Hazlo por mí, por Aaron.
— Esto... lo pensaré— No es cierto, no podría hacerle eso a Milo, pienso en mi fuero interno negando con la cabeza mientras entro a su cuarto silenciosamente.
Me detengo a una distancia prudencial de la cama, que es donde él se encuentra. Uno de sus brazos reposa en su nuca, mientras que el otro descansa en sus ojos, como cubriéndose de la luz. Su boca, que está ligeramente entreabierta suelta algún resoplido de vez en cuando.
No lo sé, pero verlo así es tranquilizante. Provoca que quiera abrazarlo esconderme en el espacio entre su hombro y su cuello.
No voy a negarles que también me siento un poquito acosadora observándolo dormir, así que antes de que despierte y me atrape viéndolo de esa forma, junto mis manos y aplaudo forma sonora.
— ¡¿Dónde está el fuego?! — Medio exclama, medio balbucea incorporándose de un salto. La forma en la que lo dice es tan graciosa que no puedo evitar soltar una carcajada, que se prolonga al ver su cara de desconcierto.
— Lo... siento...— Hablo, o hago el intento, porque aún no puedo controlar la risa— Tu ca-cara...— Y vuelvo a soltar una risotada.
— ¿Ema? ¿Qué haces en mi habitación? — Pregunta acercándose hacia mí.
Poco a poco voy recobrando la compostura, con el dorso de la mano limpio algunas lágrimas que derramé en mi ataque y respiro profundo.
— Lo lamento— Digo esta vez de forma clara— Por despertarte así, no fue mi intención... No, bueno, en realidad sí lo fue— Rectifico sonriendo nerviosa.
— Eso no importa— Masculla realizando un ademán con la mano— ¿Estás bien? — Se para frente a mí y arruga el entrecejo de manera preocupada.
Lo observo durante algunos segundos recordando la verdadera razón por la que estoy allí mismo y luego me lanzo a sus brazos. Milo me atrapa al instante y si bien se muestra sorprendido, luego me devuelve el abrazo con cariño. Comienza a acariciarme el cabello con suavidad y yo termino escondiéndome en aquel huequito entre su hombro y su cuello.
— Venga Ema, estoy empezando a preocuparme, ¿qué sucedió?
— Nada— Miento con mi voz amortiguada ya que mis labios están medio presionados contra su piel— Quería verte— Siento como se estremece y segundos después su abrazo se afianza.
— Mmm— No puedo ver su rostro pero tengo el presentimiento de que está sonriendo.
— Milo— Susurro luego de un rato de estar en la misma posición.
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Si pudiera quererte
Teen FictionLuego de tres años de caminar juntos hacia la escuela, he decidido que es tiempo de declarar mis sentimientos a la persona que me gusta. Novela registrada en SafeCreative. Código de registro: 1602076462639