11. ¡Eres mi héroe!

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—Ma Le digo desde la puerta de la cocina, ella está de espaldas, cortando no sé qué cosa para la cena.

Como es normal en casi todas las madres cuando sus hijos las llaman, no me presta atención.

—Mami vuelvo a intentarlo acercándome. Ma, mami, mamá, ma, mamá, mamiLa bombardeo. No puedo evitarlo, su mueca de exasperación es demasiado graciosa.

—¿Qué? Finalmente responde de forma escueta. Se cruza de brazos aún con el cuchillo de carnicero en su mano derecha y me da una mirada severa.

Uy, tal vez no tendría que haberla hecho enfadar tan rápido. Ahora la noticia que voy a darle le sentará como una piedra en el estómago.

Le sonrío inocente, intentando infundirle calma, pero creo que termina siendo al revés.

— ¿Qué hiciste esta vez?

NecesitountutorporquedeotraformaterminaréreprobandomatesLe explico de corrido. Ella me mira con ambas cejas alzadas, creo que está confundida.

—Estás castigadaMe indica tres segundos después. Bueno, parece que entendió todo perfectamente.

***

Mamá pegó el grito en el cielo cuando le dije que un chico era mi tutor y no se trataba de Milo.
Y fue peor cuando le comenté que estudiaríamos en su casa. Luego descubrió que era Isaac y sus nervios se calmaron un poco.

A pesar de eso, me hizo llamarlo por teléfono para así poder interrogarlo cual agente de policía en servicio.

De alguna u otra forma, él no sólo logró convencerla, sino que ella terminó agradeciéndole invitándolo a una cena en su honor. Mamá es rara.

—Esto no quiere decir que no estés castigada— Me riñó antes de detener su auto en la acera frente al hogar de Isaac No le causes problemas al muchachoFue lo último que me advirtió.

Y por supuesto que no lo hice, más bien es él quien me provoca dolores de cabeza al explicarme como resolver las ecuaciones matemáticas.

—Isaac, dame un descanso, ¡por favor! Exclamo totalmente exhausta — No hemos parado desde que puse un pie en tu casa, necesito un respiro, estoy agotadísima — Termino haciendo un puchero en su dirección.

Nos encontramos en su sala y como estamos solos, podemos estudiar con tranquilidad sin que nadie intervenga.

Isaac niega de forma suave y apunta con el dedo hacia el cuaderno que tengo entre mis manos.

—Esas ecuaciones no van a resolverse solasSu voz un tanto inexpresiva, su rostro impasible no refleja ningún gesto en particular.

Me pregunto cómo hará para reprimirse de esa forma, llevamos más de dos horas con el mismo tema y yo aún me siento tan perdida como Alicia en el país de las Maravillas. Aunque en mi caso el título sería más como "Ema en el país de las pesadillas".

—Pero es que no me salen — Le contesto frustrada— Ninguno de los resultados coinciden. ¡No estoy hecha para los números!

Isaac suspira y me mira de manera extraña.

— ¿Tengo algo en mi cara? Pregunto luego de un rato, él sigue observándome de la misma forma y yo comienzo a inquietarme.

—A decir verdad... Me frunce el ceño— Tienes dos ojos, dos cejas, una nariz y una boca. Pero creo que es lo normal.

¡Eso ha sido un intento de chiste! Genial, es un avance, pienso emocionada.

—Que gracioso Contesto sin embargo mostrándole la lengua.

—Si resuelves la tercer ecuación tomaremos un descanso — Se rinde él revolviendo su cabello castaño oscuro — De todas formas en un rato debo ir a por Hank.

—Muy bien Ahora siento mis energías renovadas, un solo cálculo más y seré libre.

Isaac se levanta de la mesa y hace crujir su cuello en un movimiento limpio.

—Ya vuelvo Indica caminando hacia la cocina. Asiento con la cabeza a pesar de que él no me está prestando atención.

Me concentro en el ejercicio que debo terminar. Leo la ecuación intentado dilucidar qué parte necesito resolver primero. Isaac fue muy claro a la hora de explicármelo.

En realidad es realmente bueno enseñando. Sonrío sin poder evitarlo, me siento como una mamá gallina orgullosa de su polluelo.

— ¿Por qué sonríes? Pregunta él a mi lado.

Pego un grito involuntario.

— ¡Me asustaste! Hablo con voz afectada.

—Lo lamento, no fue a propósito Musita él pasándome un vaso con zumo — ¿Terminaste la ecuación?

Niego y le doy un trago al jugo.

—Estoy en eso Me excuso volviendo la vista al papel. Agarro mi lápiz con dibujitos de Batman que está en la mesa e intento dar con la solución. Tardo varios minutos hasta que me siento satisfecha con el resultado.

— ¡Listo! ¿Podemos tomar un descanso ahora? Pido esperanzada.

—No hasta que la corrija — Me quita la hoja con delicadeza y toma un bolígrafo rojo.

Le rezo a Superman, pidiéndole que el ejercicio esté bien hecho. Observo como Isaac arruga la nariz y me preocupo.

—Es correcto ¡No puedo creerlo!

—¿No me mientes?

—No, realmente está bien hecho. Felicitaciones— Comenta devolviéndome el papel.

Lo miro emocionada, es que nunca antes en mis catorce años de vida he podido resolver una ecuación sola. Quiero llorar y reír al mismo tiempo.

Ya lo sé, soy exagerada.

Opto por abrazar a Isaac en un arrebato de alegría.

— ¡Esto es gracias a ti, eres mi héroe! Chillo contenta, pero él no responde, está petrificado.

— ¿Podrías... Podrías soltarme? Pregunta con dificultad.

Me desenvuelvo de Isaac de golpe, totalmente avergonzada.

— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! Me disculpo torpemente agitando los brazos de forma atolondrada.

—No... No pasa nada. Yo solo...Sus ojos se posan en cualquier cosa menos en mí. Esto es tan incómodo. Tengo que ir por Hank Termina rascándose la cabeza aún sin mirarme.

Creo que indirectamente me está pidiendo que me vaya, ¿cierto?

Cada poro de mi cuerpo respira la tensión en el aire, y ambos lo notamos.

—Bueno, entonces debería irme a casa No sé cómo actuar. Siento como si hubiéramos retrocedido varios casilleros.

El silencio se hace presente, me apresuro a juntar todas mis cosas.

—EmaLo oigo llamarme sin mucha convicción ¿Quieres conocer a mi hermanito?

Ahora siento que esto es como una disculpa de su parte, por la reacción que tuvo minutos atrás.

Me debato internamente. No quiero seguir incomodando a Isaac, pero realmente tengo curiosidad por saber cómo es Hank.

— ¿Estás seguro?

—Vamos— Me dice ofreciéndome una pequeña sonrisa, pero sonrisa al fin y al cabo.

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¡Aloha! 
Les pido disculpas si notan algún error, pero no quería dejarlos sin leer por más tiempo.

También aprovecho para felicitar a mi amiga Wanda, que hoy cumple 19 años. Felicidades hermosa, espero que pases un día precioso, te pido disculpas por no poder pasarlo a tu lado. Prometo ir a visitarte cuándo vuelva. ¡Te quiero!

Gracias a todos/as por su comprensión C:

Si pudiera quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora