15. Una oportunidad

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Han pasado varios días desde la no-declaración de Isaac.

Por un momento llegué a pensar en detener nuestras tutorías debido a que ya no podía centrar mi atención en nada cuando estaba a su lado.

Oh, no me malinterpreten. No es que Isaac comenzara a gustarme de la noche a la mañana. El quid de la cuestión es que estoy horrorosamente incómoda.

Cuando lo veo no puedo evitar preguntarme a mi misma... ¿Por qué le gusto?

Sé que él nota algo extraño en mi comportamiento. Es demasiado perspicaz. Sin embargo, aún no me ha preguntado que es lo que me sucede. Y si lo hiciera, no sabría que responderle.

¿Debería confesar que estoy al tanto sobre lo que siente por mí?

Tal vez sea mejor no abrir la boca hasta que él lo haga.

— ¿Qué sucede mi pequeña padawan?

Estoy sentada junto a papá en un banco que está dentro del centro comercial. Hoy es día familiar, y ha tocado ir de compras junto a él y mamá, que a estas alturas debe andar perdida en alguna tienda entre una marea de zapatos en oferta.

— ¿Cómo lo haces? — Lo observo algo pasmada. Papá me devuelve la mirada confundido. — ¿Cómo sabes cuando algo me ocurre?

— Eso, pequeña — Sonríe cálido y posa su mano en mi cabello — es intuición de padre. Lo comprenderás cuando tengas a tus propios hijos —. Entonces frunce el ceño — Dentro de muchos, muchos años. Muchos.

Resoplo divertida pero asiento con la cabeza, dándole la razón.

— ¿Y? ¿Me dirás qué es lo que maquina ese cerebrito inquieto? Te noto un poco triste. ¿Es por culpa de Noboa?

— No, Milo no tiene nada que ver en esto.

— ¿Entonces?

— Le gusto a Isaac — ­. Vaya, que fácil suelto las cosas. Presto atención a la reacción de papá, sólo que... no hay una. — ¿No dirás algo? — Demando desorientada cuando él no agrega nada.

— Lo sabía —, Admite con simpleza — era bastante obvio en realidad.

— ¿Para qué te cuento ésto? Por alguna razón siento que siempre estás más informado que yo sobre absolutamente todo — Refunfuño molesta.

— ¡Por supuesto que lo estoy! Es mi deber saber cómo mínimo el nombre y apellido de quienes pretenden adueñarse del corazón de mi pequeñita.

— Eres un tanto dramático.

— Gracias, es mi especialidad — Replica orgulloso —. Ahora cuéntame, ¿qué harás con ese muchacho?

— Nada, él no me gusta. No de esa manera — Aclaro cuando alza una ceja en mi dirección —. Es un buen chico, y siempre está apoyándome cuando realmente lo necesito, pero... No lo sé — Termino murmurando — estoy confundida, ni siquiera fue él quien me lo dijo, fue Milo.

— Ese chico es demasiado entrometido — Niega mi padre suspirando.

Estoy a punto de abrir mi boca para defenderlo, pero me doy cuenta de que él tal vez tenga razón.

— ¿Puedo contarte un secreto? Siempre me agrado más ese Isaac que Noboa. Si decides salir con él, seré un buen suegro — Bromea codeándome de forma jugetona —. Aunque si decides no tener un novio hasta los treinta, sería el padre más feliz del mundo — Su voz suena seria, pero sus ojos brillan con diversión contenida.

Lo abrazo con cariño.

— Me saqué la lotería contigo. Eres el mejor papá del mundo.

— Lo sé — Ríe encantado — También sé que harás lo correcto cuando llegue el momento — Me reconforta acariciando mi cabello.

Si pudiera quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora