Han pasado varios días desde la no-declaración de Isaac.
Por un momento llegué a pensar en detener nuestras tutorías debido a que ya no podía centrar mi atención en nada cuando estaba a su lado.
Oh, no me malinterpreten. No es que Isaac comenzara a gustarme de la noche a la mañana. El quid de la cuestión es que estoy horrorosamente incómoda.
Cuando lo veo no puedo evitar preguntarme a mi misma... ¿Por qué le gusto?
Sé que él nota algo extraño en mi comportamiento. Es demasiado perspicaz. Sin embargo, aún no me ha preguntado que es lo que me sucede. Y si lo hiciera, no sabría que responderle.
¿Debería confesar que estoy al tanto sobre lo que siente por mí?
Tal vez sea mejor no abrir la boca hasta que él lo haga.
— ¿Qué sucede mi pequeña padawan?
Estoy sentada junto a papá en un banco que está dentro del centro comercial. Hoy es día familiar, y ha tocado ir de compras junto a él y mamá, que a estas alturas debe andar perdida en alguna tienda entre una marea de zapatos en oferta.
— ¿Cómo lo haces? — Lo observo algo pasmada. Papá me devuelve la mirada confundido. — ¿Cómo sabes cuando algo me ocurre?
— Eso, pequeña — Sonríe cálido y posa su mano en mi cabello — es intuición de padre. Lo comprenderás cuando tengas a tus propios hijos —. Entonces frunce el ceño — Dentro de muchos, muchos años. Muchos.
Resoplo divertida pero asiento con la cabeza, dándole la razón.
— ¿Y? ¿Me dirás qué es lo que maquina ese cerebrito inquieto? Te noto un poco triste. ¿Es por culpa de Noboa?
— No, Milo no tiene nada que ver en esto.
— ¿Entonces?
— Le gusto a Isaac — . Vaya, que fácil suelto las cosas. Presto atención a la reacción de papá, sólo que... no hay una. — ¿No dirás algo? — Demando desorientada cuando él no agrega nada.
— Lo sabía —, Admite con simpleza — era bastante obvio en realidad.
— ¿Para qué te cuento ésto? Por alguna razón siento que siempre estás más informado que yo sobre absolutamente todo — Refunfuño molesta.
— ¡Por supuesto que lo estoy! Es mi deber saber cómo mínimo el nombre y apellido de quienes pretenden adueñarse del corazón de mi pequeñita.
— Eres un tanto dramático.
— Gracias, es mi especialidad — Replica orgulloso —. Ahora cuéntame, ¿qué harás con ese muchacho?
— Nada, él no me gusta. No de esa manera — Aclaro cuando alza una ceja en mi dirección —. Es un buen chico, y siempre está apoyándome cuando realmente lo necesito, pero... No lo sé — Termino murmurando — estoy confundida, ni siquiera fue él quien me lo dijo, fue Milo.
— Ese chico es demasiado entrometido — Niega mi padre suspirando.
Estoy a punto de abrir mi boca para defenderlo, pero me doy cuenta de que él tal vez tenga razón.
— ¿Puedo contarte un secreto? Siempre me agrado más ese Isaac que Noboa. Si decides salir con él, seré un buen suegro — Bromea codeándome de forma jugetona —. Aunque si decides no tener un novio hasta los treinta, sería el padre más feliz del mundo — Su voz suena seria, pero sus ojos brillan con diversión contenida.
Lo abrazo con cariño.
— Me saqué la lotería contigo. Eres el mejor papá del mundo.
— Lo sé — Ríe encantado — También sé que harás lo correcto cuando llegue el momento — Me reconforta acariciando mi cabello.
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Si pudiera quererte
Teen FictionLuego de tres años de caminar juntos hacia la escuela, he decidido que es tiempo de declarar mis sentimientos a la persona que me gusta. Novela registrada en SafeCreative. Código de registro: 1602076462639