Si pudiera quererte

12. El pequeño Hank

Siento la demora, gracias por su comprensión :)
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Llamo a mamá y le pregunto si puedo quedarme un rato más con Isaac, le cuento que quiero acompañarlo a buscar a su hermano pequeño al jardín de infantes y termina aceptando.

Es genial vivir en un pueblo pequeño y no tener que preocuparse demasiado por la seguridad, aquí el peor crimen que puede llegar a cometerse es una infracción de tránsito.

Isaac y yo caminamos sin prisa uno al lado del otro en silencio, no hemos vuelto a hablar mucho desde que lo abracé. Sin embargo, el ambiente no es tan incómodo como antes.

—No falta mucho— Comenta mirándome de reojo. Y tiene razón, ya que dos minutos después nos encontramos en medio de una multitud de personas que esperan frente a un gran portón de color negro.

Me doy cuenta de que la gran mayoría son mujeres, algunas jóvenes, otras no tanto, pero ni un solo hombre. Bueno, a excepción de Isaac.

—Ahí vienen — Dice él prestando atención a las rejas que se abren poco a poco.

— ¡Isaac! — Oímos que exclama una vocecita.

Un niño corre al encuentro del joven a mi lado como si su vida dependiera de ello.

—Hola peque— Isaac se agacha y abre los brazos en el preciso instante en el que Hank se lanza hacía él. El niño lo abraza con todas sus fuerzas y el otro le devuelve el gesto con la misma intensidad.

Cuando se separan, puedo ver que Isaac está sonriendo. Pero no se trata de una sonrisa cualquiera, sino de una en la que muestra todos sus dientes. Una sonrisa real, con todas las letras. Es sorprendente lo diferente que se ve al hacer una mueca así, parece un chico totalmente distinto.

Las mujeres a mi alrededor también observan la escena embelesadas, haciendo gestos de ternura, o abrazando a sus propios hijos y nietos.

— ¿Quién es ella? — Interroga Hank apuntándome, rompiendo la burbuja en la que todos nos encontrábamos enfrascados.

—Ella es... Ema— Contesta Isaac tomando la mano de su hermanito.

Ahora que puedo ver mejor al pequeño, es casi una miniatura de Isaac, como yo lo había previsto. Su cabello es castaño oscuro, ni liso, ni rizado. Sus ojos del mismo color, se inclinan un poco hacia abajo, dándole una expresión de somnolencia constante.

— ¿Es tu novia? — Le pregunta a su hermano con curiosidad.

Creo que tanto Isaac como yo nos ponemos rojos como farolitos de árbol de Navidad.

—Ema es mi... —Empieza él pero se queda callado. Me da una mirada confusa al no saber cómo terminar la frase.

— ¿Conocida? — Le sugiero igual de perdida que él. Que estemos en el mismo grupo de amigos no quiere decir que nosotros lo seamos, aunque me encantaría que así fuera. — ¿Amiga? —Intento de vuelta, deseando de corazón que me dé la razón.

—Si— Musita él— algo así. —Bueno, no es la respuesta que esperaba pero por el momento sirve.

—Hola Ema— Me saluda Hank tendiéndome su mano izquierda, ya que la derecha sigue apresada por la de Isaac. La tomo sin dudarlo y la sacudo con suavidad. Cuando estoy a punto de soltarla él la aprieta con poca fuerza y comienza a caminar.

Así que ahí vamos nosotros. Isaac, Hank y yo, tomados de la mano mientras el peque me cuenta hasta por los codos sus caricaturas favoritas, sus comidas preferidas, sus miedos y sueños. Es tan parecido a su hermano, pero a la vez tan distinto en cuanto a personalidad que el contraste es asombroso.