CATHERINE
Había pasado una semana ya desde las pequeñas vacaciones en la playa junto a Alec y su familia. Todo había vuelto a la normalidad, Alec seguía apareciendo por las noches y pasaba tiempo conmigo también en las tardes, se podría decir que nuestra "relación" iba mejorando.
Escuché el claxon del auto de Alec afuera de casa, e intenté sacar las pequeñas arrugas invisibles del uniforme de porrista.
— Buen día, nena.
Le sonreí como respuesta y él dejó un rápido beso en mis labios.
— Hace un frío del infierno — susurré frotando mis manos luego de haberme abrochado el cinturón de seguridad.
— Creo que puedo ayudarte a entrar en calor.
Me sonrojé al entender su doble sentido y lo reprendí pegándole un puñetazo en el hombro, aunque sabía que yo era incapaz de causarle ningún tipo de dolor físico.
— Sólo decía que podía subir más la calefacción. Tienes una mente podrida.
— Lo que sea.
El viaje fue tranquilo y una vez que estacionó en su lugar, sí, tenía un lugar apartado exclusivamente para él. Maldito cerdo adinerado. De seguro debe haber manipulado al rector.
— Esa falda es demasiado corta, estúpido uniforme — maldijo fulminando a algunos jóvenes que no despegaban su mirada de nosotros, o bueno del pequeño uniforme de porrista, era corto, pero a mi no me molestaba, es más me gustaba verle celoso —. Te juro que si siguen mirando tu trasero no responderé de mí — susurró apretando sus puños —, lo mejor sería que dejes el puesto de porrista.
Me paré en seco a mitad de camino por su sutil "sugerencia" y le quité mi bolso con fuerza sintiendo como el subidón de ira volvía a aparecer.
— Claro que no, Alec — refuté molesta —. Es mi vida, puedo hacer con ella lo que quiera, no dejaré algo que me gusta sólo porque a ti se te plazca. No eres nadie para decidir sobre ella — tapé mi boca al decir aquella última frase y miré a Alec esperando su reacción. La última frase era la peor que podía decirle, y más aún si estábamos en un espacio público rodeado de estudiantes.
Su rostro mostró dolor, pero segundos después volvió a elevar su mural de frialdad.
— Lo has dicho una vez más, creí que te había quedado claro — tomó mi brazo con demasiada fuerza, mientras yo trataba de no hacer ninguna mueca para no llamar la atención —. Harás lo que yo te ordene, Catherine.
— Creo que no es momento para hablar de esto, Alec — miré a mi alrededor comprobando que las miradas no estaban en nosotros, aunque claramente lo estaban.
— Mejor vamos a clases — soltó mi brazo y cruzó a mi costado con su típica expresión fría y demandante, con la que no te atreves ni a dirigirle una mirada. Me encaminé a mi primera clase, no sin antes recibir una mirada de advertencia por parte suya.
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Eternos I: Suya por la eternidad. (+18) |EDITANDO|
VampireÉramos dos almas destinadas a una eternidad en el infierno. [Era suya por la eternidad.] ×××××× Puesto: #3 en categoría Vampiros 18/01/16 ° Esta obra es mía. ° (+17) Violencia, contenido adulto, escenas sexuales. Queda a tu cargo leer. °Ésta novel...