XXIX

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Capítulo XXIX: "Respuestas."

CATH:

- Eres un idiota, los del Consejo se pondrán furiosos al ver cómo has dejado a su niño prodigio.

Mi cabeza comienza a doler y mis ojos pesan al querer abrirlos, sólo podía escuchar murmullos y voces.

- No me interesa. - reconozco la voz de Alec - No puede ser que haya pensado aquello, sería incapaz de hacerlo.

- El viejo tú, si lo haría - afirma -, y aún estoy en duda de qué sucedió en el laberinto entre tú y Lissa.

Mi corazón late con fuerza al recordar todo, abro mis ojos con pesadez y veo dos pares de ojos viéndome fijamente.

- Catherine - sonríe Brent -, pensé que perdería a mi mejor amiga, ya estaba preparando tu funeral ¿Cuál es tu color preferido?

Sonrío de lado y llevo una mano hacia la herida de mi cabeza pero no había nada, sólo una molestia.

- No seas idiota - rueda los ojos - ¿Cómo te sientes?

Guardo silencio pensado en que responder, me sentía... aturdida, traicionada y cansada. Nada bueno.

- No me digas que seguirás con esa mierda de no hablar Cathy. - se cruza de brazos y rueda sus ojos.

- No me diga a Cathy. - aclaro mi garganta.

- ¿Cómo te sientes? - vuelve a preguntar.

- Bien.

Miro sus ojos cafés por unos minutos y pecho se oprime al recordarlo todo.

- Has dormido todo un día - miro hacia el balcón y veo que ya es de noche - y has perdido mucha sangre.

- Iré a buscar algo para que comas.

Brent desaparece como todo un traicionero por la puerta, dejándonos a solas.

- Lo siento - le miro unos segundos y toma asiento a un lado mío, giro mi rostro y miro hacia otro lado -, no quise hacerte daño ni físicamente, ni emocional.

Frunzo mi ceño ante sus últimas palabras.

- Está bien.

- Quería hablar sobre lo que sucedió en el laberinto. - mi cuerpo se tensa, no estoy preparada.

- No hay nada para decir, he visto lo que tenía que ver.

- Claro que no - toma mi rostro haciendo que mire sus ojos una vez más -, no ha pasado nada de lo que has visto. - asegura - No te haría eso Catherine.

- No te creo - escupo con rabia zafándome de su agarre -, mis ojos vieron todo, estuve ahí Alec. No necesito de más mentiras.

- ¿Y si te diría que todo fue una alucinación, que jugaron con tu mente?

Alucinación, no, yo sabía lo que había visto, todo era real.

- No te creería.

- Bien.

Miro como levanta su cuerpo y camina hacia la puerta, se gira y larga un suspiro.

- ¿Dónde quedó la confianza?

- Eso mismo me pregunto... Antes de reprochar que no confíe en ti... no me ocultes cosas.

Me mira unos instantes y luego en un segundo su cuerpo está sobre el mío, sus labios están a milímetros de los míos.

- Nunca te he dado razones para desconfiar - susurra, mi corazón late con fuerza por el roce de sus labios -, aún me quieres y esto no se quedará así.

Eternos I: Suya por la eternidad. (+18) |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora