Capítulo XLII: "El fin."
Estábamos en silencio, se podía sentir la tensión y era tan abrumador estar aquí adentro que te ahogabas con tu propia respiración.
Alec sólo me miraba desde la punta de la habitación, así había estado desde que habíamos llegado a casa, él parado en una esquina sin dejar de mirarme y yo sólo lo miraba desde la cama buscando las palabras para comenzar a hablar.
Porque él estaba esperando eso, estaba esperando ése momento justo en el que yo comenzaré a gritar y el también, pero para su mala suerte hoy no tenía energía, me sentía más cansada de lo normal, como si estuviera a punto de morir y en estos momentos lo deseaba.
— ¿Hablaras? — preguntó rompiendo el absorbente silencio de la habitación.
— No tengo nada que decir.
— Eso es muy raro de ti, ya que siempre tienes algo que decir — se burló — tu mente está por explotar y lo sabes.
— De la misma manera en la que tu estas esperando el momento para explotar y comenzar con tus gritos — me miró sorprendido —, se de este jueguito Alec, ahorraremos tiempo si lo dejamos de lado.
— ¿Así que te crees muy lista? ¿Tanto como para intentar involucrarte en mi vida sin que me entere?
— De la misma manera que tú lo haces.
Se quedó callado varios minutos aunque su boca se abría y cerraba cuando intentaba hablar.
— Creo que debería irme. — propuse mirando la puerta.
Sólo quería correr lejos de él e intentar poder respirar con libertad, dejar las mentiras.
— Claro que no — se colocó rápidamente delante de la puerta, como si supiera mis pensamientos —, vamos Catherine sé que quieres preguntar.
Trataba de pincharme, de que suelte todo y comience a gritarle.
— ¿Por qué no acabaste conmigo desde el principio? Es mi única pregunta.
Sus ojos se abrieron con sorpresa y su rostro se mostró molesto por mi pregunta.
— No me mires así Alec, como si yo hubiera hecho algo malo, — reproché — la que debería estar así soy yo.
— Nadie te lo impide.
— No estoy molesta, sólo decepcionada — expliqué —, siento que todo ha sido una farsa, que en verdad lo nuestro sólo fue un estúpido juego más.
— Pues no ha sido así.
— Así lo parece. — suspiro — Así es como me siento.
Se quedó en silencio, luego relamió sus labios y me miró por unos segundos, para después bajar su vista al suelo.
— En verdad quise matarte, varias veces — una parte de mí esperaba que no lo dijera —, creí que podía recuperarla, ella me hizo creer eso. Amelia fue mi ex esposa y ella me hizo creer que mi hija volvería si mataba a mi alma gemela.
Miré sin entender a qué se refiere, pero dejo que siga hablando.
》 — Cuando vi que no podía hacerlo, intente alejarme de ti aunque no funcionó, pensé que si te trataba mal iba a ser todo más fácil, pero tú y tu estúpido jueguito me fueron envolviendo — lo miré sin saber cómo sentirme —, había estado con muchas chicas, pero nunca pensé que mi alma gemela me enloqueciera tanto. Cuando te vi en el pasillo quedé cautivado, pero luego sólo sentía ira e impotencia, cuando te acorralé en el estacionamiento y te robé aquel beso toda furia había desaparecido, si antes estaba cautivado con tu belleza... lo quedé más con tu personalidad.
》 — Joder... — frustrado, pasó una de sus manos por su cabello — Eras todo lo que no quería, y eso hacía que te quisiera sin saberlo. Toda mi vida había estado esperando el momento para encontrar a mi otra mitad y acabar con su vida, no me importaba tener que quedarme sólo con tal de recuperar a mi hija, pero todo entrenamiento fue a la mierda cuando comencé a conocerte. Tan cautivadora, peleona y orgullosa. — soltó una risita amargada, aunque sus ojos estaban brillando por la tristeza.
— ¿Y esperas que te perdone con todo este discurso? — sonreí con amargura — No puedo perdonar a alguien que me ha estado mintiendo.
— No, no lo espero. Solo quiero que entiendas que sí intenté matarte, aquella vez que casi te mato sentí que estaba perdiendo algo que nunca jamás recuperaría y no me lo podía perdonar, no podía perdonarme el saber que siempre las personas que amo se terminan yendo de mi vida por mi culpa. — frunció su ceño — Intenté contarte todo más de una vez, pero te veía tan feliz, sabía que te enojarías cuando supieras de todas las mentiras a pesar de que tu también mentías.
Y lo sabía.
— Muy en el fondo espero que no la haya cagado tanto como para que no puedas perdonarme — se inclinó en frente mío — sé que he sido un imbécil, pero te contaré todo. No puedo vivir sin ti Catherine. Te amo.
En otro momento, como siempre, me hubiera alegrado escuchar esas palabras de su boca. Mi corazón iba a mil por horas cuando Alec me decía "te amo" o lo mucho que le importaba, pero en este momento que haya dicho aquello es como si me hubiera roto el corazón aún más.
— ¡No lo digas Alec! — susurré levantando mi cuerpo y caminando por la habitación — Piensas que puedes arreglar todo con un perdón y palabras bonitas, que me puedes manipular y controlar. Cuando las cosas se te salen de las manos recurres a tratar de manipularme, para que te perdone y me quede contigo.
Las lágrimas comenzaban a caer sin control alguno, como mi mente lo estaba en este momento.
— Me he callado muchas cosas, como el hecho de que siempre en esta relación la que sale herida soy yo, y en verdad ya no quiero ser mas tu saco de boxeo, te he dado tu tiempo para que te estabilices, pero en verdad me cansé. Esto se terminó.
Mis palabras causaron un dolor agudo en mi pecho, se supone que le tenía que doler a él y no a mí, pero la que se quedaba sin aire era yo.
— ¿Catherine, estas bien? — se acercó alarmado, pero con la poca fuerza que tuve me apreté de él — ¿Catherine?
— No te quiero cerca mío — susurré colocando la mano en mi pecho —, en verdad ya no sé quién eres.
— Deja que te ayude.
— He abierto los ojos... mes di cuenta que el Castillo de cristal que habías construido para "protegerme" se rompió, hoy en verdad veo que no sé quién eres Alec, nunca te conocí. Me enamoré del chico misterioso, egocéntrico y seductor que conocí por casualidad, pero hoy sólo veo mentiras, nuestra relación es eso. Empezó con mentiras y termina con ellas.
Se quedó allí parado mirándome, sabía que era el fin de algo que nunca acabaría, pero hoy había sido el límite.
Alec Levinson me había hundido y ahogado con mentiras.
— Catherine, para. — intentó tomar mi mano cuando decidí salir de aquella habitación pero fui más rápida y cerré la puerta en su cara.
Caminé hacia las escaleras y como hace unos años atrás ese había sido mi error.
Sabía que me sentía mal, y lo supe aún más cuando mi corazón comenzó a fallar y mis ojos se cerraron lentamente, para terminar de consumirme.
Lo último que mi mente pensó es que siempre amaría a Alec Levinson, nuestras almas eran eternas. Supongo que ya es tarde, supongo que nuestro amor ha terminado.
Incluso si fue una mentira, me gustaría pensar que no era así.FIN.
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Eternos I: Suya por la eternidad. (+18) |EDITANDO|
VampireÉramos dos almas destinadas a una eternidad en el infierno. [Era suya por la eternidad.] ×××××× Puesto: #3 en categoría Vampiros 18/01/16 ° Esta obra es mía. ° (+17) Violencia, contenido adulto, escenas sexuales. Queda a tu cargo leer. °Ésta novel...