III

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- Todos estos años, los monstruos hemos sido nosotros... -dijo mi hermana al borde del llanto. -Lo sentimos...

Mi cabeza bajó y cabizbaja me disculpé ante tal acto de atrocidad. Cada palabra dicha por los "sabios" de la aldea fueron mentiras, redes de telarañas que sólo ocultaban la realidad de nuestra historia.

Esas criaturas llenas de bondad en sus corazones habían sido atacadas sin razón alguna.

- No podemos quedarnos. -dije, estaba dispuesta a irme. La vergüenza llenaba mi cabeza y la ira en contra de mi sangre me exigían irme. -Pido perdón por los crímenes de mi gente hacia los nativos de ésta tierra. Abigaíl... vayámonos.

- No seas exagerada, eso fue hace siglos. Además no todo es culpa de tu gente. No has escuchado toda la historia...

Hace siglos, éste hermoso lugar estaba repleta por criaturas inimaginables. Muchas de ellas duermen por miedo al monstruo habitante de estas tierras. Su líder era Arssax, un bravo guerrero dispuesto a que toda criatura en esta isla le rindiera honor y gloria. Solía usar la intimidación como arma, enterraba sus colmillos en cada victima que no rendía culto a su especie o a él.

Después de un tiempo, ocho barcos encallaron en las playas de la isla. Eran como nosotros pero tenían un aroma diferente al nuestro. Llegaron por error. Hablaban un idioma extraño. y por un tiempo vivieron en la playa, esperando a que alguna nave los encontrara. Pero al ser esta una isla escondida en el mapa de los hombres ningún barco llegó. Rendidos, decidieron adentrarse en la isla, ese fue su más grande error.

Las sirenas habitantes de los ríos les ayudaron sin que se dieran cuenta. Con sus voces los llamaban hacia los lugares de luz, intentaban hacer que los soldados de Arssax no los encontraran; por un tiempo funcionó. Ningún vampiro se dio cuenta de la existencia del hombre, y el hombre no se había dado cuenta de nuestra existencia. Pero los días pasaban y de pronto los hombres mostraron su verdadera naturaleza. Las cacerías se hacían más frecuentes y un día mientras cazaban al venado de asta dorada, Arssax los vio. Decidido, atacó a los hombres y luego de un tiempo huyeron, el hombre no podía vencer contra las fuerzas de Arssax.

Huyendo, encontraron el claro del oeste, donde habitaban las ninfas y las hadas, pero el hombre, asustado por la experiencia tan traumática que había tenido, decidió defenderse. Hadas, ninfas, animales que nadie jamás ha tenido el privilegio de ver, fue expulsado de esas tierras. construyeron un muro, y casas dentro.

Ninguna criatura podía entrar. Y así pasaron los años, ellos contando su versión, y nosotros la nuestra...

- Así que no fue del todo nuestra culpa...

- Así es. Todo lo comenzó Arssax. Pero olvidémonos de cosas tristes. Es hora de dormir.

Seguimos a Ágata hasta los dormitorios, había muchísimas camas. Parecía ser un hostal.

Echamos a dormir junto a la cama de Ágata, Abigaíl tenía miedo de Thiago, de Jonathan y de Noah, supongo que aún no confiaba en nadie salvo Ágata.

Con el tiempo, les fuimos tomando cariño, aprecio. Ellos nos enseñaron a cuidarnos. Nos enseñaron dónde estaban nuestras fronteras.

Nos enseñaron partes de "nuestro" territorio que jamás había visto

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Nos enseñaron partes de "nuestro" territorio que jamás había visto.
Conocimos a Akira y a Azura la pareja de unicornios que vivía en el territorio. Vivían a salvo con nosotros.



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