Nuestra Loca Familia

IV

Pasaron unos cuantos días. La vida iba bien, dentro de lo que cabía. Pero un día ellos llegaron con heridas graves. Arssax y su hijo Samuel estaban atacando de nuevo a los alrededores.

Santiago, un duendesillo indefenso de 16 años. Andrés, otro zorro de la zona del norte de 18 años. Alejandro, un chico mitad lobo de 16 años y Axel, primo hermano de Andrés. Venían huyendo de Arssax y sus hombres. Los cuales dejaron de perseguirles apenas entraron en el territorio.

Unos llegaron a punto de morir, otros con heridas leves. Ágata les ofreció hospedaje hasta que mejorara su salud, pero los días iban pasando y todos nos hicimos amigos. Parecía ser que todos eramos huérfanos gracias a Arssax.

Poco a poco el gran hueco del árbol se fue llenando.
Con los días, llegaron Jesús, Alfredo y Abril, amigos desde su infancia.

Paso a paso comenzábamos a tenernos un gran cariño. De repente ya no eramos amigos, ya eramos una familia.

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Era agosto de ese año, cuando los chupa sangre decidieron tomar nuestros terrenos. En la isla ya no había sirenas mas que en nuestros lagos y ríos. Todas ellas comenzaron a huir al océano.

Ninguno era guerrero. En la isla comúnmente reinaba la paz. Claro, reinaba la paz hasta que Arssax se reveló contra se propio hogar.

Se dice que Arssax tomó coraje hacia las hadas, porque en su juventud estuvo enamorado de una pero ella encontró maldad en su corazón y rechazó el amor que él le ofrecía. Desde ese día el odio por las demás criaturas mágicas comenzó a crecer.

Todo en el se convirtió en odio, hasta que su corazón se pudrió completamente. Tiempo después conoció a Lucero, una vampiresa que se enamoró perdidamente de él, él en su despecho, tuvo dos hijos de Lucero: Samuel, el mayor e igual de despiadado de su padre, era el orgullo de su padre; y Lara, la menor, la "decepción de su padre", la menos reconocida y sobre todo... la más benevolente, actitud que sacó de su bella madre.