Nuestra Loca Familia

XIV

– ¡Bonnie! — gritó Noah. No, no estaba enamorado. ¿Y ella?

Bien, Noah. ¡Que metida de pata! Pero no podía mentirle, él no la amaba. Jamás demostró estar enamorado. Él lo sabría si estuviera enamorado.

Pero lastimosamente para Lara, —a quien Noah, llamaba "Bonnie"— él no sentía lo que ella.

Lara al inicio corrió, pero luego de un tramo recorrido comenzó a caminar... ella ya no podría verlo a los ojos... ella sentía una conexión con él. Pero... el no estaba atraído en lo más mínimo por ella.

Algo cristalino amenazaba con salir de sus ojos, algo que quiso detener y que en vano retuvo unos segundos, hasta que las lágrimas decidieron ignorar sus órdenes y rebeldemente brotaron y recorrieron sus mejillas, terminando su carrera en el suelo.

Lloraba en silencio total cuando escuchó pasos viniendo hacia ella. Supuso que serían las chicas. Soñaba con que fuera Noah quien la estaba buscando, pero no.

Se secó las lágrimas. Miro hacia abajo. En un pequeño y casi inaudible susurro dijo:

– Ya voy a casa... no me esperen.

– Tsk... no venimos por ti.

Lara conoció inmediatamente esa voz y asustada giro de cuerpo completo.

"¿Qué hacen aquí?"—pensó—"¿Cómo me encontraron?"

Lara trató inútilmente de ponerse en pie. Las piernas le temblaban, ella no sabía pelear. ¡Oh Noah! ¿En dónde estabas en estos momentos?

Lara respiraba agitadamente como si hubiese corrido tres maratones. ¡Oh, dioses! ¡Protegedla! 
Caminaba hacia atrás, mientras que los guardias de Arssax se acercaban violentamente a ella. Quiso correr, pero al dar la vuelta cayó al suelo. Inmediatamente intento ponerse en pie, mientras sus victimarios disfrutaban cazando a su presa.

Lara lloraba. ¿Qué más podía hacer? El más robusto de los dos la levantó del cuello y saboreo el dulce olor a vainilla que la chica desprendía, el sucio se relamió los labios. Tiro a Lara al suelo, quien al levantarse trastabilló un poco. El mismo hombre levantó su mano y con todo su peso dejó caer su mano en la cara de Lara quien chocó su cabeza contra una enorme piedra, quedando inconsciente...

      Noah y los demás buscaban con desespero a Lara, aún no estaba acostumbrada al bosque y podía llegar a ser torpe, lastimarse o perderse era un mínima de la preocupaciones que tenían.
¿y si la encontró la Guardia de Arssax? ¿Y si la mordía un animal venenoso? ¿Y si moría ahogada?

– ¡Lara! ¡¿Dónde estás?! —buscaban todos. No había rastro de ella...

   Lara yacía inerte en el suelo, ya no respiraba y sus ojos miraban a un punto en la nada. Sus inertes y fríos brazos tendidos a los costados las piernas abiertas, con señas del dolor mas traumático que una mujer podía sufrir... y con una herida interna... que ya no podrá curar jamás...

      Los chicos seguían buscando, nada.
Se separaron para buscar.

Nada.

A lo lejos, entre unas piedras se encontraba un bulto. Tirado en el suelo. Al principio sin importancia, pero al irse acercando a él... o mejor dicho, ella... el dolor creció.

Boquiabiertos miraban la escena. Las chicas no podían ver. Algunas derramaron un poco de lágrimas... antes de mirar a Noah. Quien sin ninguna emoción en su rostro veía a Lara de pies a cabeza. La escena de la violación y asesinato de Lara era fuerte. Demasiado...

– Por Dios... —dijo Esteban...

Miraron a Lara y le hicieron compañía un rato. Luego le enterraron en ese lugar.

.... t(•-•t) ....

El regreso a casa fue silencioso. Nadie sabía que decir.

– Es tu culpa... —dijo Ágata en un susurro.

– ¿Qué? —respondió Noah.

– ¡Esto es tu culpa! ¡Lara no hubiese muerto si tan solo le hubieses correspondido!

– ¡Ágata! ¡Lo de Lara es una pena, pero no puedes culparlo por esto! —respondió Abigaíl.— ¡Además, ¿No eras tú quien no lo quería cuando llegó?!

– Eso fue un error... la quería... ¡No me correspondiste a mí... y tampoco a ella!

– Ninguna de la dos me gustaban.

– Ágata... sé que te duele... —habló Jonathan —pero no es culpa de nadie.

– Él tiene razón —dijo Anastasia — no puedes obligar a nadie a amar. Sí el no sentía nada por ella... no podía hacer nada.

...t(T-Tt)...

Hasta aquí el capítulo de hoy... nos leemos en la próxima