XI

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Eran las seis de la mañana y aún estaban a medio camino de la casa. La pequeña de siete años estaba despertando y el muchacho miraba de vez en cuando a Anastasia con un toque de temor.

Anastasia podía sentir esas miradas lo cual incomodaba un poquito. Jonathan por su parte venía con la niña de siete años en el lomo intentando no despertarla.

- Y... ¿cómo te llamas, chico? - preguntó Anastasia sonriendo.

- Esteban. -respondió.

El muchacho estaba incómodo y tenía miedo de ser devorado por el lobo.
Y él tenía razón en sentirse temeroso porque ¿A dónde los llevaba? ¿Los devorarían? ¿Por qué la iba siguiendo?

La barriga de Jonathan rugió y miró a Anastasia. Anastasia le devolvió la mirada y el temor de Esteban creció aún más.

- No te preocupes Jonathan, ya casi llegamos a casa. Abigaíl y Ágata nos deben estar esperando para desayunar.

- ¿Quiénes? -sí, definitivamente tenía miedo de que la loca tipa que estaba a su lado, tuviese más de un lobo.

- Mi hermana y una amiga. Te caerán bien. Deben haber preparado algo de sopa de raíces o algo... ¡Mira, ya llegamos!

Los chicos estaban al rededor de la casa buscándolos. - ¡Anastasia! -gritó Abigaíl en cuanto la vio.- ¡¿Dónde demonios estaban?! ¡Los estuvimos buscando! ¡Jonathan!

- ¿Quiénes son ellos? -preguntó Noah, mirando a Esteban y a sus hermanas.

- Es una larga historia, la contaré durante el desayuno.

- ¡Huelen a humanos! -exclamó Andrés.

Jonathan se transformó.- Es que lo son.

- ¡Jonathan, vístete! -exclamaron todas, por lo que Jonathan, Thiago y Noah soltaron unas carcajadas mientras que Esteban miraba asustado a Jonathan.

- Él... ¡Él se acaba de transformar en humano!

- En un momento te explicaré...

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Los días pasaban horriblemente en el palacio de Arssax. Lucero extrañaba cada vez más a su hija. Arssax era más frío que antes.

- Arssax... ¿por qué no perdonas la vida de tu hija?

- ¡Esa sirvienta no era mi hija! ¡Y sí quieres seguir siendo mi amigo y consejero, callaras tu boca!

- Sí, señor. Disculpe mi atrevimiento. -respondió entre dientes

Lucero caminaba por la habitación de Lara, la echaba de menos. Le lloraba todas las noches, así como lloraba la muerte de Samuel.

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Esteban aún batallaba en asimilar la información recién recibida. Costaba trabajo pensar que existían esas criaturas.

- ¿Y tú... -dijo mirando a Anastasia-, hermana y tu no se convierten en nada?

- No. Nosotras somos humanas. Somos las que sobrevivieron al incendio que te conté hace rato.

- ¡Pero habla! ¿Qué hay al otro lado del mar?¿Qué es eso en lo que venías? ¿Hay más gente como nosotros? -Abigaíl lo bombardeaba con preguntas. La emoción se reflejaba en sus ojos.

- Pues verás...
>>En nuestro "mundo" hay edificios, construcciones como éste árbol, pero más elaboradas, creadas con piedras, hay animales como los que hay aquí, ya sabes... perros, pájaros, gatos...
La gente viaja en carros tirados por caballos y barcos (que es en donde viajé yo antes de llegar aquí), existen pirámides, que son una maravilla del mundo.
El lugar del que venimos es... espectacular...

Nuestra Loca FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora