Querido diario:
Papá ha estado muy triste por la muerte de Samuel, yo no siento nada, por más que quiera no puedo sentirme triste por su muerte. Para él y para papá jamás fui de la familia real.
En realidad, nadie en el reino sabe que existo. Todo el reino piensa que Samuel era hijo único y que yo sólo era una sirvienta. ¿Está mal que no sienta absolutamente nada por él?
Hoy papá me ha visto extraño, tengo miedo; papá jamás me había tocado ni siquiera para abrazarme, pero hoy pareciese que me quería golpear... ¡alguien que me ayude, por favor!
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El diario de Lara era su único confidente, además de los sirvientes. Todos en el castillo sabían quién era, pero tenían prohibido tratarla como lo que era: una princesa, heredera al trono, ahora que su hermano no estaba.
Escuchó pasos fuertes a lo lejos en los pasillos, así que escondió el diario. Comenzó a escuchar también los llantos de su madre...
- Arssax, no hagas esto... ¡Es tu hija!
- ¡Esa cosa no es mi hija, mi único hijo está muerto y "eso" pagará las consecuencias!
Sabía lo que seguía, jamás había sido golpeada, ni si quiera sabía cómo se sentiría el rocé de un hombre tocándola. Ella anhelaba el abrazo y consuelo de su padre.
La puerta se abrió de golpe, la débil puerta de madera se había roto en dos partes, Arssax entró en la habitación.
Lucero se quedó afuera. No podía mirar. Lara la observó unos segundos, pero eso fue suficiente para hacerla enfadar.
Lucero tenía la nariz sangrante, un ojo morado y muchas heridas más en la cara. Arssax levanto la mano y comenzó a azotar con ella a Lara.
Lara ya no veía nada, mantenía los ojos cerrados, así le parecía que era menos doloroso. Dejo de sentir los manotazos en su cuerpo y supuso que había acabado. Abrió lentamente los ojos, sólo para ver a su madre hecha ovillo en el piso sollozando, rogándole a Arssax que se detuviera. Viró la vista hasta su padre, lo vio que venía con un látigo.
Ella ya lo sabía. Esa noche iba a morir.
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No eran más de las ocho de la noche, en la casa del árbol cenaban tan a gusto, Santiago contaba historias sobre los duendecillos del norte, esperaba encontrar más como él. Los muchachos escuchaban atentamente, reían, hacían bromas unos a otros; no sabían que iban a recibir una visita inesperada...
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Mientras tanto en su habitación Lara abrió lentamente los ojos de nuevo, su padre estaba saliendo por la puerta. Con esfuerzo, levantó uno de sus brazos para tocarse la cabeza, una pequeña herida se podía distinguir por encima de su cabeza, sus ropas ya estaban completamente deshechas gracias a los latigazos y puñetazos que su padre brutalmente le había proporcionado.
Lara tenía la cara completamente desfigurada, no se distinguía absolutamente nada de ella.
Mientras Lara sollozaba y lloraba, Lucero se fue acercando a ella; tomó una bolsa de hojas tejidas entre sí y comenzó a meter ropa en ella.
Minutos después la ropa de Lara estaba dentro de las bolsas tejidas que su madre le había regalado para su cumpleaños número 14. En una de las bolsas estaban algunos vestidos de seda que Lucero uso en su juventud. Lara siempre había amado a su madre, ya que ella fue su única amiga además de ser su madre.
Se anunció que Arssax saldría a un paseo por su reino. Entonces Lucero y Lara aprovecharon para escabullirse por el castillo lentamente, ya que Lara no podía caminar.
Caminaron recto, dieron una vuelta a la derecha, faltaban dos pasillos; la reina escondió a Lara y se las ingenió para quitar al guardia que había en la puerta, ya que no le era permitido a Lara salir de palacio, si salía le costaría la vida.
El guardia se fue, la reina ayudó a Lara a salir a los jardines, pasaron el portón desapercibidas y Lara ya se encontraba fuera del palacio.
Lucero se despidió de ella con lágrimas, Lara huyo no sin antes darle un beso lleno de sangre a su madre en la mejilla y haberle dicho un tierno, triste y obligado "adiós, te amo" en el oído.
Lara caminaba lo más rápido que sus casi mutiladas piernas le dejaban, no podía avanzar mucho. Durante el camino, Lara agradecía a los dioses que su padre demorara tanto en sus paseos.
Iba ya saliendo de los territorios de su malvado y odioso padre cuando las campanas y trompetas comenzaron a sonar por todo el reino, sabía que ya la estaban buscando. Pidió un solo milagro a los dioses: poder correr sólo esa noche para escapar.
La diosa Fatmagul, diosa de la misericordia vio la desesperación de Lara y se compadeció de su alma. Lara sintió una gran fuerza en sus piernas y corrió, corrió como un gran caballo corre hacia el horizonte.
A los minutos de haber empezado su carrera hacia la libertad, comenzó a oler a los soldados de su padre... ¡Ya la habían localizado!
- ¡Oh por los dioses, que alguien me ayude! -clamó al cielo con desesperación.
Comenzó a correr en zigzag, las piernas que la diosa Fatmagul le había fortalecido, perdían fuerza. Dio un giro a la derecha, otro a la izquierda. Corrió un poco más, otro paso más. "Tú puedes, Lara", se repetía una y otra vez, "Sólo un poco más".
Cerró los ojos mientras corría, dando así un esfuerzo mayor. Abrió los ojos, el bosque se volvía casi negro, los árboles eran más densos. A lo lejos vio subir una columna de humo, sólo era cuestión de correr uno tres kilómetros más. Ella podía lograrlo, ella sabía que podía hacerlo; dio un paso más, luego otro y otro, pero en éste último tropezó y cayó al piso. Todo se volvió negro.
- No lo logré.-dijo en un sollozo y perdió el conocimiento.
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La cena había transcurrido de maravilla, hacía un par de horas que habían cenado y a Abigaíl se le ocurrió hacer fogata afuera de la casa del árbol, todos habían accedido.
Contaban chistes y cuentos de terror como si de un feliz campamento se tratase.
Llevaban ya tres horas hablando y jugando entre ellos, y un extraño olor se fue haciendo presente en las lejanías de su territorio.
Thiago, Jonathan y Noah fueron a echar un vistazo, mientras que por otra parte, Anastasia y Ágata fueron sólo para ver el chisme...
Caminaron sigilosamente durante tres kilómetros, el olor a sangre era evidente.
De repente vieron como alguien cayó al piso y un tenue susurro lograba salir de sus labios antes de perder el conocimiento.

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Nuestra Loca Familia
Fantasía¿Será cierto que los amigos son la familia que podemos elegir? La historia de éstos catorce adolescentes se desarrolla en un bosque hace algunos (muchos) ayeres. La aventura comienza cuando tres personas se pierden en el bosque: Ximena, Abigaíl y A...