Hace más o menos quince años, mi hermana, mi madre y yo desaparecimos en el bosque.
En aquel tiempo el bosque era un peligro. En medio de él, se situaba la aldea en la que alguna vez vivió mi familia antes de que quedase en ruinas.Los sabios de la aldea solían decir que había "criaturas mágicas" habitando el bosque. A diario se nos enseñaba la razón de la existencia de los muros que "protegían" la aldea de esos seres.
La abuela me decía que ahí fuera estaba repleto de vampiros, lobos que se podían transformar en hombres, ninfas, sirenas de río... Espíritus en las montañas. Ella solía recordarnos el porqué no debíamos salir de la aldea. Y por un tiempo me lo creí.
Cerca del centro de la aldea; mi madre, mi hermana y yo nos hallábamos comprando comida, pero se infiltró un pequeño niño con una cola pequeña peluda y unas pequeñas orejas que sobresalían en su cabeza. El pequeño tenía mi edad.
Logró hacer un gran desbarajuste, muchas antorchas cayeron al piso. Otras chocaban con las cabañas. El fuego inició.La única salida que encontró mi madre fue huir de la aldea... Pasamos tal vez dos o tres días solas en el bosque. Nadie en la aldea había sobrevivido al fuego, prefirieron morir chamuscados a buscar sobrevivir en el bosque.
Una noche salimos a buscar bayas silvestres, pero algo en los cálculos salió mal y nos descubrieron. Corrimos lo más que pudimos, entonces volví a ver al chiquitín. Nos hacia señas de que le siguiésemos y lo hicimos. Logramos escapar por poco. Mamá tuvo que ocultarnos con hojas entre un árbol hueco y siguió corriendo para despistar al vampiro que nos seguía. El niño se metió junto con nosotros al pequeño espacio que nos brindaba el árbol.
El despiste que preparó mi madre funcionó. No volvimos a verlo, pero... ella tampoco volvió.
Luego de un rato el chiquillo salió del árbol.- Soy Noah. -dijo antes de estirarse, hizo un gesto con la mano y corrió lejos de allí.
Pasaron algunos meses y Abigaíl y yo fuimos aprendiendo a sobrevivir. No tuvimos la necesidad de buscar comida por un tiempo. Ya que todos los días, en la entrada del hueco del árbol aparecía un poco de comida. Siempre pensé que Noah aún nos visitaba y poco a poco deje de creer lo que los sabios habían metido a mi cabecita de cinco años.
Pero un día la comida ya no llegó. Supuse lo peor. Así que comenzamos a buscar comida por nuestra cuenta.
Aprendimos que bayas eran comestibles y cuales no. Programamos horarios, teníamos toque de queda alas siete en verano y a las cinco en invierno.Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años. De pronto ninguna de las dos tenía cinco años. De un día para otro ya eramos unas adolescentes de dieciséis años de edad. Nos habíamos vuelto expertas en escalar árboles a toda caña y habíamos aprendido a seguir vivas.
Sin embargo, siempre hay algo que tiene que venir y cagar todo. Y así, de la nada, de un día para otro nos veíamos rodeadas por toda una familia de chupa-sangre.
Corrimos a todo lo que nuestras piernas nos dejaban. Corrimos aún después de que sentíamos como nos explotarían los pulmones. No había oportunidad de regresar a nuestro árbol.
Continuamos derecho. A lo lejos visualice un pequeño hoyo donde podríamos entrar. Así que continúe corriendo. Pero nos acorralaron antes de llegar. Tomé un palo que vi tumbado en el suelo y lo sujeté con fuerza mientras me colocaba de espaldas a mi hermana que también tenía un palo.
Teníamos una sola cosa en mente... "Sí he de morir, moriré peleando".
El más joven de ellos se echó encima y antes de llegar a nosotras, alguien saltó por sobre nuestras cabezas y derribó al vampiro que nos había atacado. Luego saltó otro más parecido al que nos salvó y ayudó al otro a pararse.
- ¡Estás en nuestro territorio, Samuel! -habló el primero con una voz imponente a pesar de la edad que aparentaba.
- Vamos, Noah... Sólo estamos cazando. Y estas jóvenes nos han traído hasta aquí. -nos señaló provocando que las miradas de todos se posaran en nosotras.
Sujeté con más fuerza el palo. - Ni se les ocurra acercarse... Puedo usarlo de estaca. -exclamé mientras temblaba del miedo. Sabía que no podría ganar.
- Debieron dejar de seguirlas cuando entraron a nuestro territorio. -Repuso el compañero del muchacho llamado Noah. -Ahora vete, no queremos problemas.
Los vampiros se fueron y quedamos solas con esos dos. Ambos tenían cola y orejas que sobresalían de sus cabellos.
Ellos nos miraron y antes de otra cosa nos llevaron a rastras hasta su madriguera.
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Nuestra Loca Familia
Fantasi¿Será cierto que los amigos son la familia que podemos elegir? La historia de éstos catorce adolescentes se desarrolla en un bosque hace algunos (muchos) ayeres. La aventura comienza cuando tres personas se pierden en el bosque: Ximena, Abigaíl y A...