Capítulo 2

204K 21K 30.2K
                                    

—¿En dónde estás que tu voz tiene eco?

—En el baño. Sentada frente a la puerta. Ya sabes, sobre las baldosas... Tengo los ojos hinchados.

—Ay, Caro.

Le pedí a Michelle cubrirme por media hora. Cuando vio mis ojos llenos de lágrimas me preguntó qué me pasaba, pero le dije una tontería sobre mi ex y corrí al baño. Sólo quiero hablar con Vanesa. La llamó siempre que algo malo me pasa.

—¿No te interrumpo?

—Nah. Marco todavía no regresa del desayuno —Baja la voz un poco al decir lo último—. Seguro se está desayunando a la tipa esa. Ya sabes quién.

Ya sabes quién. 

Se está desayunando a una nueva inversionista. Así llama él a las mujeres que se "desayuna" en horas de trabajo. El jefe de Vanesa es un inmaduro al que recién hicieron gerente. 

Vanesa me platica todo sobre él. Yo sólo tengo que guardar el secreto de que ella lo ama. Menudo secreto. Es un amor un tanto extraño, alimentado por las falsas esperanzas que alberga ella respecto a él. 

—¿Quieres que hablemos sobre eso?

—Más tarde cuando ambas estemos en casa —Se escucha un poco desanimada—. Mejor dime por qué estás llorando. ¿Qué te dije sobre leer libros tristes en una librería?

—No he leído nada aquí. Estoy llorando porque estuve platicando con él.

—¿Adrián?

Adrián es mi ex novio.

—No. No sé nada sobre Adrián hace años —arrugo mi frente—. ¿Por qué mencionas a Adrián?

—¿Porque estoy intentando adivinar? ¿Entonces quién es "él"? —Escucho que está mordiendo algo.

—¿Qué estás comiendo?

—Una Oreo.

—Yo quiero —Hago un puchero—. Un momento, ¿no estabas a dieta?

—Dije que empezaba la dieta el lunes.

—Recién fue lunes.

—Pero no dije qué lunes, mensa . Y ya no evadas el tema. ¿Por qué estás llorando, Carolina Navarro?

Limpio mi nariz.  Moqueo mucho cuando lloro. —Hablé con el Rey de los corazones rotos.

—¿El congresista que quiere prohibir el menú grande de McDonald's?

—El otro.

—¡¿Alexander Donoso?! —Creo que escupió parte de su Oreo.

—Sí —sollozo una vez más.

¡Sí, estoy llorando porque mi escritor favorito me trató mal! Y por eso lo estoy haciendo en privado. Y llamo a Vanesa porque sé que, de todos, es la única que jamás me juzgaría por ser tan sensible. Al contrario. 

—Me estás tomando el pelo.

—En realidad nos escribimos. Envió un correo electrónico a la librería y yo le respondí.

—Carolina Navarro...

—Lo sé.

Escucho que Vanesa coge un poco de aire: —Dime que le preguntaste por qué Esteban y Cristina no se quedaron juntos. ¿O es por eso que estás llorando? ¿Qué dijo? ¿Qué motivo dio?

—Ninguno. Ese fue el problema. Le escribí las dudas que usualmente comentamos, pero me pidió que dejara de preguntarle estupideces.

—¿Perdón?

Carolina entre líneas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora