Estoy pensando si decirle o no a Alexander que Aníbal vendrá hoy a Café y le...
Oh, rayos, ya está aquí.
Me detengo en medio de la acera cuando miro a Aníbal esperándome afuera de Café y letras. No veo a Michelle o a tía Inés cerca. Tranquila, me digo. Es tu profesor. El problema es Isaac Anleu, no él...
¿Entonces por qué siento miedo?
—Hola —saludo. Mi voz tiembla un poco.
Aníbal se vuelve en redondo cuando me escucha. —Caro...
—¿Qué tal? —instintivamente miro otra vez a mi alrededor esperando que alguien más de Café y letras esté cerca.
A Aníbal lo conozco desde hace un año, pero... Necesito hablar con Alexander.
—¿Podemos ir a algún lugar? —pregunta. Su voz no suena amigable, suena preocupada.
Perfecto, me digo mentalmente, porque yo también estoy preocupada. ¿No puede verlo?
Aníbal es de apariencia enerve. "Ese intento de hipster" suele burlarse Vanesa, porque lo más atractivo en él (físicamente) son sus ojos color miel. Por lo demás... digamos que él tiene un gran mundo interior. Aunque, para ser francos, físicamente yo tampoco puedo exigir demasiado.
—Eh...
—Vamos. Te invito a un café —dice confiado. Él está acostumbrado a que yo siempre diga que sí.
—Yo trabajo en un café, ¿recuerdas?
Escuchar eso lo exaspera un poco. —Carolina, ¿por qué?
El rechinar de unas llantas nos distrae. Después el aullido de un perro... Me vuelvo para ver qué pasa
—¡Ay, no! ¡AY, NO! —grito al ver a un perro intentar arrastrarse hacia la acera.
—¡Atropellaron a un perro! —gritan algunas personas.
Estoy boquiabierta.
El carro que golpeó al perro se apresura a continuar su camino, dejando a este prácticamente en medio de la calle. Al volante estaba una mujer.
—¡Maldita! —grita alguien—. ¡Que te den, hija de puta!
Las personas a mi alrededor ven al perro con compasión, pero nadie da un paso adelante.
—Carolina... —Las palabras de Aníbal son de advertencia.
Tengo que ayudar. Esta avenida es muy transitada a estas horas porque todos se apresuran a llegar temprano a su trabajo.
Por lo menos cuatro vehículos me han bocinado molestos por obstaculizar su camino. Corro en medio de dos coches más y pronto llego hasta donde está el perro herido. Me apresuro a colocarme en cuchillas frente a él.—Es la pata —digo a nadie en particular.
—¡Caro! —escucho que me llama Aníbal, mientras más conductores molestos me bocinan.
El perro está tan adolorido que se orina encima. No puedo evitar llorar.
—¡Tenemos que ayudarlo! —le ruego a Aníbal.
—¡Dios santo, te van a atropellar! —me regaña, pero corre hacia donde estoy y entre los dos movemos al can desde la mitad de la calle hasta la acera.
El tráfico no tarda en regresar a la normalidad.
—Hay que llevarlo al veterinario —le lloro a Aníbal.
Él balbucea un poco, pero al final con otro señor me ayudan.
...

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Carolina entre líneas ©
RomanceDisponible aquí en Wattpad y en librerías. Secretos y Papeles #1 Además de ser Community Manager en la librería Café y Letras, y buscando aunque sea en sueños salir de la rutina, he intentado escribir al menos veinte historias en las que encuentro e...