Escena extra 7. Café y letras

123K 13.7K 6.6K
                                    


Visitando Café y letras...

—¿Por qué me siento cómo si estuviera haciendo algo malo? —le digo a Mónica, sin bajar de la camioneta. Estamos en el estacionamiento del Centro comercial donde está Café y letras. 

—Sabes que quieres hacer esto —dice ella, con una sonrisa y, sin esperar a que asimile dónde estoy, se yergue sobre el asiento trasero para quitarles el cinturón de seguridad a Tiny y a Mariana.

No puedo creer que Mónica me convenciera de venir a espiar a Carolina. 

—¿Comeremos en KFC, mami? —escucho que pregunta Mariana.

—No, yo quiero cajita feliz, que sea en McDonald's —pide Tiny. Ellas dos son las responsables de que haya tanto restaurante de comida rápida en Ontiva. 

—Después —les dice Mónica, paciente—. Primero vamos a conocer a la novia de tu tío. Me vuelvo lentamente hacia mi hermana—. ¿Qué? —pregunta, fingiendo estar soprendida de mi reacción—. Es algo así como tu novia. 

"Algo así como mi novia". Bajamos de la camioneta y caminamos hacia la salida del estacionamiento. 

—Entremos directo a la librería —decide Mónica.

Café y letras está en la planta baja del Centro comercial La Pradera, es el local situado justo en la esquina, por lo que tiene puertas de entrada desde la calle y desde dentro de las instalaciones. Es bastante práctico si únicamente necesitas visitar el café o la librería.

—No les digas a las niñas que Carolina es mi novia —regaño en voz baja a mi hermana—. Si le insinúan algo, quedaré en evidencia. 

 —Estás exagerando, las niñas no saben quién o cómo es Carolina. Y en el peor de los casos, Carolina tampoco sabe que tu nombre es Daniel. 

Suspiro. —Puede ser, pero estoy nervioso.

Mónica besa mi mejilla.  —Lo sé. Tranquilo. Nos iremos rápido. Mi único propósito es que le pongas un rostro a tus sueños.

Ponerle un rostro a mis sueños... 

¿Se me permite soñar con Carolina? 

¿Puedo tener otra oportunidad?

Mónica acomoda los respectivos gorros y bufandas de Tini y Mariana cuando estamos frente a la entrada de la librería y también les hace prometer que se portarán bien. Yo saco un par de lentes oscuros de mi abrigo y me los coloco. Además, visto completamente de negro: bufanda, camisa, abrigo, vaqueros, zapatos... De esta manera, espero pasar inadvertido. A Mónica le da risa mi "exageración", pero yo prefiero ser precavido. 

En algún momento tuve la intención de venir solo a Café y letras y vivir en privado la experiencia de ver por primera vez a Carolina. Sin embargo, se me presentó el inconveniente de que no sentirme valiente para hacer esto sin apoyo. Mi miedo, aclaro, no es Carolina, sino el darme otra oportunidad. Porque es bien sabido que a todos, tras una mala experiencia, nos cuesta empezar de nuevo. 

Por fin entramos a Café y letras...

Acomodo mi bufanda sobre mi boca para ocultar mejor mi rostro. Al mismo tiempo me debato si también debí traer un sombrero. 

—Busquen qué leer —anima Mónica a las niñas y las vemos correr hacia la sección de literatura infantil—. Yo estaré por ahí con tío Dani —les avisa.

Camino un poco y observo todo en derredor. Como en toda librería, hay estanterías repletas de libros y frente a estas personas curioseando. Es un buen lugar para que se conozcan un escritor y su lectora. 

Carolina entre líneas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora