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Daniel
Lo primero que quiero agendar, ahora que estoy de vuelta en el bufete, es el leerle yo mismo la cartilla a Aníbal Cardona. Pensar eso me anima a bajar de mi camioneta e ir del estacionamiento a la entrada principal de S&T.
Estoy de vuelta.
Al principio, Maggie, la recepcionista, porque me ve por el rabillo del ojo no me reconoce inmediatamente, pero cuando cae en la cuenta de quién soy yo, ella y el agente de seguridad que custodia el vestíbulo, me permiten entrar.
Cojo un poco de aire y evado el elevador para mejor utilizar las escaleras. Prefiero no toparme con nadie hasta hablar con papá. Aunque, por lo visto, será imposible.
—¡Daniel! —me abraza Gonzalo, un viejo colega—. Primera vez que te veo en años.
Él se planta delante de mí con la intención de platicar un rato.
—A mí también me da gusto verte de nuevo —lo corto rápido y continuo subiendo—. Otro día almorzamos —me despido, cuando la consciencia me aborda.
De momento sólo quiero hablar con papá-
—Señor Saviñon —escucho otra voz. Esta vez una tierna voz de anciana.
—Berta... —me detengo cuando la reconozco. Ahí está ella. Cuerpo regordete. Manos arrugadas y una cabellera repleta de canas—. Que gusto verte todavía aquí —sonrío.
Berta sirve el café en S&T desde que papá fundó el bufete. Cuando niños, ella nos entretenía a mí y a mis hermanos cuando papá estaba en alguna reunión.
—Dani —Me abraza ella, entre lágrimas—. Es a mí a la que le da gusto verte aquí.
Al instante siento un nudo en la garganta. —Sé que no me extrañaste —digo, a manera de broma para evitar ponernos tristes—. Yo era el único que te ponía en apuros al pedirte té en lugar de café.
Ella niega con la cabeza. —Dime que te quedarás —dice, apretujando con ternura mis mejillas—. Prometo tenerte té caliente todos los días.
—Eso suena magnifico.
Realmente magnifico.
Me despido de Berta besando sus manos y continúo mi camino. Mi plan para hoy es visitar a papá y preguntarle si me puedo incorporar al bufete. Todavía soy socio, pero pretendo volver a ser un miembro activo.
En la recepción del piso principal observo en redondo el lugar. Paredes tapizadas con color verde musgo. Sofás de cuero negro. Retratos en óleo. También hay flores y plantas. Toda la decoración a gusto de Mónica Saviñon. Sonrío nostálgico. Este lugar me trae muchos recuerdos, en su mayoría buenos. Claudia es médico, pero papá nos unió al bufete a Ricardo, a Mónica y a mí desde que uno por uno nos titulamos como abogados. Algunas veces mamá tenía que venir a sacarnos a todos para evitar que saliéramos tarde de la oficina o no llegáramos a alguna actividad familiar.
La secretaría me atiende amable y me pide esperar unos minutos a papá que está atendiendo a un cliente. No obstante, no he terminado de acomodarme en un sofá cuando veo venir por uno de los corredores a Mónica de la mano con Fredi, otro buen amigo mío. Ella se detiene en seco cuando me ve.
—Hola, Mon —saludo.
Ella suelta de inmediato la mano de Fredi. —Eh...
Me río y me pongo de pie para saludarlos. —Ya no estamos en la secundaria para que te esté celando —aclaro.
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Carolina entre líneas ©
RomanceDisponible aquí en Wattpad y en librerías. Secretos y Papeles #1 Además de ser Community Manager en la librería Café y Letras, y buscando aunque sea en sueños salir de la rutina, he intentado escribir al menos veinte historias en las que encuentro e...