Capítulo 26

116K 18.3K 9.7K
                                    


Después de leer en sus comentarios y en mis redes sociales tantas teorías, hoy por fin sabrán qué esconde Alexander Donoso xD Por cierto, entre todas las teorías que leí, sólo dos se acercaron, más no acertaron del todo. ¿Listos y listas? No olviden comentar...

-------------------------------------------------------------------------------------



La hora de recorrido que hace el transporte colectivo desde Café y letras hasta la calle en la que vivo, me da tiempo para pensar.

¿Por qué, Aníbal?

Me siento traicionada. Me siento utilizada. Aún me cuesta creer que sus atenciones tenían como único objeto sacarme información. ¿Cuántas de mis historias utilizó?

Quiero llegar lo antes posible a mi cama y esconderme debajo de mis sábanas. Necesito que los hilos de algodón me protejan. Sin embargo, las luces dentro de la casa están apagadas. Natalia y los niños deben haber salido y Javier aún no regresó de su trabajo. No me será tan fácil entrar. ¿Dónde dejé mis llaves? Estoy buscando en mi bolso cuando escucho pasos detrás de mí. Me vuelvo para ver quién es.

  Aníbal.  

—¿Qué hace usted aquí? —digo, molesta. Aunque también estoy asustada.

—¿Usted? ¿Ya no nos tuteamos? —Él también luce molesto.

Alexander dijo que Armando iría a visitar hoy mismo a Aníbal. Y por el humor que en apariencia carga Aníbal, sospecho que ya lo hizo.

—No desde que me traicionó —digo, a la defensiva, y continuo buscando mis llaves en mi bolso.

—La palabra adecuada no es traición, Caro.

—¡No quiera hablarme del uso correcto de las palabras ahora! ¡Busque en un diccionario las palabras Traición y Ladrón!

—¿Abogados, Caro? —Él está riendo—. Podíamos haberlo hablado.

—No tengo por qué confiar en usted.

—Tú me conoces.

—Creí conocerlo. ¿Por qué me mintió? —le reclamo, al borde las lágrimas. Confiaba en ti, Aníbal—. ¿Por qué me utilizó?

¿Por qué no me di cuenta a tiempo? ¿Acaso fui más fácil de manipular debido a mis sentimientos por él?

—Vamos a tomar un café y hablemos —Él quiere tomar mi mano.

—¡No! —lo repelo—. Lo discutiremos en un juicio.

Escuchar la palabra juicio hace que Aníbal retroceda un poco.

—¿Quién te aconsejó llamar a un abogado, Carolina? —Sin embargo, no tarda en volver a acercarse peligrosamente—. ¿Quién fue?

Encuentro mis llaves, pero me debato si me dará tiempo de correr y abrir a rápido la puerta. ¿Si grito saldrán rápido nuestros vecinos?

—No es de su incumbencia —Quiero que Aníbal se vaya.

—Estaba platicando con Helen cuando escuché que alguien tocó el timbre de mi puerta. Cuál fue mi sorpresa cuando vi a los mejores abogados de esta ciudad preguntando por mi... No me enviaste a cualquier abogado de oficio, Caro. Esos hombres pertenecen a la firma S&T...

—No sé de qué me está hablando —digo, caminando hacia atrás, alejándome. Pero Aníbal sigue aproximándose.

—Tú no tienes los recursos para pagarles a esos abogados, Caro —Los ojos de Aníbal se encienden con odio. Tengo miedo—. Ni el roce social para conocer a alguno de ellos. ¿Quién te está ayudando?

Carolina entre líneas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora