*HEAVEN (PV)*
Escondo rápidamente mi cabeza entre las piernas, escondiéndola lo mejor posible. La puerta se cierra y unos pasos se dirigen hacia mí. Alguien se sienta a mi lado y unos brazos fuertes y protectores me rodean dulcemente, besando mi pelo con cariño. Toma asiento a mi lado y retira los mechones de pelo de mi rostro, dejándolo al aire.
-Cariño -susurra Harry -No pasa nada, no estás sola, yo estoy contigo y no pienso dejarte sola. Puedes contarme lo que quieras, puedes desahogarte conmigo -añade. Respiro de forma entrecortada, intentando recuperar la normalidad o como mínimo conseguir pronunciar palabra. Antes de que pueda decir nada Harry fija su mirada en la cajita y coge el álbum de fotos entre sus manos, abriéndolo por la primera página. Noto como sus ojos se cristalizan, tomando un brillo intenso, y a punto de romper en llanto.
-¿Esta es nuestra madre? -pregunta en un susurro, acariciando la foto dulcemente. Y de repente todo cobra sentido... Ya sé porque mi madre quería que viniera aquí para conocerlos, quería que le hablara a Harry de ella, quería que aunque ella no le pudiera ver que, a partir de mis palabras, Harry se hiciera una idea de ella, que no sintiera tanta pena por no haberla conocido. Mi misión es darle cobijo a mi hermano, ayudarle a superar la muerte de mi madre, porque yo he tenido la suerte de poder conocer a mi padre, pero él no ha tenido la ocasión y eso es muy duro...
-Sí... Aquí estábamos en mi casa, tres días después del parto. Mamá me explicó que los dolores del parto fueron horribles, pero que tenerme en sus brazos hizo que se olvidara de todo, hizo que todos sus dolores desaparecieran... -explico.
-Heaven necesito saber cosas sobre ella, necesito saberlo todo -suplica a punto de llorar.
-Yo puedo decirte eso y más -sonrío. Paso a la siguiente página y le cuento las primeras vacaciones que hicimos mi madre y yo. Fuimos a Los Ángeles a visitar a mis abuelos y pasamos las navidades ahí. Recibí muchos regalos, jugamos con la nieve artificial de la estación de esquí, jugué con mis abuelos día y noche, reí y disfruté de la compañía de mi madre, dormí abrazada a mi madre,... Muchas cosas que pasaron hace tanto tiempo y que yo solo recuerdo gracias a las historias de mi madre, las mismas que le estoy contando yo a Harry ahora.
Cada noche de verano que pasábamos en el prado del lado de nuestra casa, cada caminata por la montaña caminando por entre los árboles y escuchando a los pájaros cantar, cada palabra, cada noche en la que nos quedábamos despiertas hasta las tantas de la noche, escuchando las historias que me contaba mi madre.
Esas especiales e inolvidables vacaciones que hicimos juntas. Cuando fuimos a Neva York y caminamos por Central Park, recorrimos Broadway, visitamos Wall Street, recorrimos Downtown, fuimos a la isla de Manhatan y visitamos el Empire State Building. Cuando fuimos a Hawai y visitamos esas hermosas playas, no sé cómo no acabamos arrugadas ya que pasamos todo el tiempo dentro del agua. Cuando fuimos a Madagascar y vimos todo tipo de animales. Cuando fuimos a Barcelona y visitamos la casa Batlló, caminamos por las ramblas, visitamos el casco antiguo y comimos en un restaurante en el que nos encontramos con unos bailarines, comimos con ellos y nos regalaron dos entrados para un espectáculo llamado Brodas Bros. Cuando fuimos a Francia y visitamos la Torre Eiffel y pasamos el día en Disney Land Resort Paris. Miles y miles de recuerdos que me llevan toda la noche explicárselos (con lujo de detalles).
Ahora ya no hay ni rastro de la luz que, hasta hace poco, entraba por la ventana, y eso nos ha obligado a encender la lámpara. Hemos acabado tumbados sobre la cama, colocando la cabeza donde tendrían que estar los pies y los pies donde tendría que estar la cabeza.
Harry no ha dejado de prestarme atención en todo el rato y, tan solo de vez en cuando, interrumpe mis narraciones para que le aclare alguna cosa o simplemente para averiguar más información.