El frío aire pirenaico golpea fuertemente mi cara, haciéndome temblar i provocando que las lágrimas caigan más rápidamente por mis mejillas. El día hoy está muy nublado y amenaza con una lluvia próxima, un mal clima para un mal día. Ahora mismo aquí no hay nada más que naturaleza, algún que otro mamífero y pocas aves volando por el turbio cielo. Tan solo estoy yo con la urna en mi mano derecha y preparándome para esparcir las cenizas de mi difunta madre y, en la otra, una carta que me entregó poco antes de fallecer, la misma carta que prometí no abrir hasta haber esparcido todas las cenizas por nuestro lugar favorito, el sitio donde hemos pasado tanto tiempo, nuestro lugar secreto, bastante lejos de nuestra casa. Guardo la carta en mi bolsillo y abro la tapa de la urna. Al hacerlo una gran cantidad de cenizas envueltas cuidadosamente por un plástico inunda mi borroso campo de visión. Es increíble que una persona tan grande, tan especial, tan buena acabe así, acabe reducida a cenizas, literalmente, en un espacio tan pequeño y sofocante. Desenvuelvo el plástico y pongo la mano entre las cenizas. Más lágrimas corren por mis mejillas y no puedo evitar reprimir un sollozo. Aprieto mi puño y lo saco de la urna, abriendo un poco la mano para dejar que las cenizas se desprendan de mi mano mientras camino por los alrededores.
-Como te echaré de menos mamá, me has dejado sola, ahora ya no me queda nadie, tan solo tus recuerdos, los mismos que ahora mismo me nublan la vista y provocan un mar de lágrimas. Eres la mejor madre que alguien podría desear. Te amo mamá y nunca te olvidaré, mientras yo siga viva tu recuerdo seguirá presente en el lugar más protegido de mi corazón -susurro al viento, despidiéndome de mi preciada madre. A medida que me voy acercando al punto más alto voy gastando todas las cenizas. Al llegar a la cima cojo el último puñado de cenizas y observo detenidamente el paisaje. Esta hermosa vista es la adecuada para mi madre, ella se merece lo mejor, incluso después de la vida. Abro la mano y veo como lo último que me queda de mi madre, sus últimas cenizas, desaparecen de mi vista, volando libremente y siguiendo la dirección del viento. Doy un último vistazo y me siento en el suelo. Saco el sobre y lo abro cuidadosamente. En él hay una hoja y unos documentos. Cojo la hoja y me doy cuenta de que tiene un texto escrito con la letra de mi madre, supongo que será una despedida.
"Para Heaven Lawrence, la luz que ilumina mi vida, mi bebé, mi princesa:
Si estás leyendo esto significa que ha llegado la hora de decirme adiós. Mi bebé, mi princesa, siento haberte dejado sola, lo lamento muchísimo, pero debes ser fuerte, no puedes hundirte, no puedes privar a la gente de ver tu hermosa sonrisa, además, recuerda lo que te digo siempre, si te sientes sola busca en tu corazón y ahí siempre estaré yo, dispuesta a darte cobijo entre mis brazos, a apoyarte, escucharte y ayudarte. Hay una cosa que deberías saber, una cosa que no he tenido coraje para confesarte en vida así que lo he hecho en muerte. Hace dieciséis años, el día 1 de febrero nació mi tesoro más preciado, la luz de mis ojos, la razón de mis sonrisas y que me hace levantarme cada día, naciste tú princesita, pero ese mismo día también nació tu mellizo, tu hermano. Tu padre y yo nos separamos, yo me quedé contigo y él se quedó con tu hermano, decidimos separaros porque creíamos que lo mejor sería que no supierais el uno del otro. Ahora sé que cometimos el mayor error que una persona puede llevar a cabo, te pido mil y una disculpas cariño, yo no quería hacerte daño. Si te lo cuento ahora es porque quiero que vayas a verlos, quiero que los busques y hables con ellos. Heaven te he dejado sola, ahora ya no hay nadie que pueda ocuparse de ti, nadie salvo ellos. Te lo suplico cariño, reúnete con ellos y recupera el tiempo perdido con tu hermano, hazme ese favor, es lo último que te pido. A parte de esta carta te he dejado dos documentos con los que podrás encontrarlos fácilmente. Te suplico que me perdones y no me guardes rencor. Recuerda que siempre estaré a tu lado, aunque no sea de cuerpo presente, eres lo más maravilloso que me ha podido pasar.
PD: Recuerda que te querré hasta el infinito y... "
-y más allá -digo terminando la frase y recordando la dulzura con la que sus labios pronunciaban esas palabras. No puede ser... ¿Tengo un hermano y mi padre sigue vivo? ¿Cómo me lo ha podido ocultar durante tanto tiempo?
Cojo los dos documentos de los que hablaba la carta y los examino detenidamente. Esta es la primera vez que veo a mi hermano y la verdad es que nos parecemos bastante.
Mi pelo es castaño clarito, casi rubio, ondulado y largo, me llega hasta media espalda, y mis ojos son de un color azul clarito y él tiene el pelo moreno con unos rizos muy bonitos y los ojos del mismo color que los míos. Lo que más me llama la atención es que también compartimos el hoyuelo que se nos forma al sonreír.
¿Qué debo hacer? ¿En serio me estoy planteando ir a casa de dos desconocidos y presentarme como su hija y su hermana? Pues sí, aunque me dé bastante miedo es el último deseo que tuvo mi madre así que es eso lo que pienso hacer.
Meto la mano en el sobre para asegurarme de que no me olvide de nada y al hacerlo me doy cuenta de que hay una cosa que no había visto antes. La cojo y veo que es un billete de avión con destino a Londres para mañana.
Mi madre lo ha planeado todo para mí, para asegurarse de que cumple su último deseo y para que yo no tenga nada de qué preocuparme para llevarlo a cabo.
Tengo la información y los medios necesarios para ir a conocer a mi padre y a mi hermano y no pienso pensarlo más tiempo. Mañana cogeré el avión que me llevará junto a dos personas desconocidas para mí, dos personas que no son nada más y nada menos que mi padre y mi hermano. Ya veremos cómo saldrá todo...