Capítulo 28

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Sergio:

El final del libro me sorprende. Me llena de ira que libero estampándolo contra el suelo.

En cuanto recuerdo que el libro es de Adam lo recojo y finjo que nada ha ocurrido.

Miro el reloj. Son las once de la noche. ¡Son las once de la noche! ¿Porqué cojones me he quedado leyendo en vez de ir donde Adam?

Miro el móvil. Tengo siete llamadas perdidas del padrastro de Adam. Ni siquiera estoy vestido todavía y he empapado la cama de Adam. Está lectura me ha atrapado en total.

Me visto a todo correr. Cojo After en brazos y llamo a Nuria.

Me descuelga y doy gracias porque no esté borracha todavía. Le cuento lo ocurrido y quedamos en la parada de taxis.

Llego corriendo y espero sentado a que Nuria aparezca. Tengo muchísimas ganas de verla. Quiero tocarla, olerla y besarla. Quiero sentirme uno solo con ella. Quiero estar con ella.

Intento ocultar la sonrisa que se me forma solo de pensar en ella. Puede que con ella pueda olvidar a Ian.

Allí está. Con unos vaqueros y una sudadera a pesar del calor que hace. Me pongo colorado y camino hacia ella. La noto diferente. No es igual a como la recordaba.

-¿Qué tal está?-pregunta nada más llegar.

-No lo sé- digo y cuando acerco mis labios a los suyos ella se aparta.

-¿Qué haces?-exclama.

-Pensé que querías que...

-¡Te dije que no! Lo nuestro... si es que ha habido algo "nuestro", solo fue un descuido. Yo estaba borracha, tú estabas borracho, y encima me sentía indefensa. Siento haberte creado falsas esperanzas pero... perdón...

Me quedo callado. Siento una punzada en el corazón. Mis fuerzas debilitan fuertemente hasta el momento en el que me quedo pálido. Mis piernas se bloquean. No consigo moverme. Oigo a nuria hablando más y más.

No aguanto más.

Un taxi para cerca de nosotros y monto rápidamente. Nuria me sigue y monta en el lado opuesto.

-¿A dónde?- pregunta el taxista.

-Al Hospital Universitario de Burgos- respondo sin quitar la vista de la ventanilla.

Espero que este momento tan desagradable se desvanezca velózmente.

Al llegar me acerco al mostrador de información y el señor que nos atiende nos dice el número de planta en la que está.

Subimos a la segunda planta. Me dirijo a abrir la puerta, sin embargo ella me interrumpe y me dice:

-Lo siento, pero no puedo soportar que estes así. No te quiero, y me siento fatal por ello, pero es lo que hay.

Sigo sin mirarla. No puedo mirarla.

Le aparto de mi camino y entro en la habitación.

No veo por ninguna parte al padrastro de Adam. Solo veo a una mujer de aproximadamente mi edad de pelo oscuro y su cara me resulta conocida.

-¿Sergio...?-me mira fijamente acercándose a mí.

-¿Cómo sabes mi nombre?-pregunto intentando no mostrarme demasiado sorprendido.

-Te conocí cuando fui a darle unos papeles a Adam y...

-Adam no quería que te acercaras a él- la interrumpo- , ¿Qué coño haces aquí?

-Porque mi amigo...

-¡No es tu amigo, joder! ¡Deberías entenderlo! ¡Respeta sus putas decisiones!

Después de eso, silencio. Los tres nos quedamos callados y nos giramos hacia Adam.

Estaba tan diferente visto desde este modo. Sin tantas fuerzas. Sin su odiosa manía de no parar quieto. Él es un mundo, y no quiero acostumbrarme a verlo tan apagado. Él es... él es un... él es él. Es Adam. Es mi amigo, aunque nunca me llamase así.

Es cierto que para él todo esto es nuevo. Noté su horrenda expresión al tomar la primera copa que le ofrecí como también note su esfuerzo por intentar hacerse amigo de Nuria.

Nuria. Ya ni me acordaba de que ella estaba aquí. La verdad tenía que haberme imaginado que no quisiese nada conmigo, al fin y al cabo, yo soy gay, y ella es libre de amar a quien quiera.

¿Porqué realmente soy eso?¿Soy gay?¿Si no porqué habré salido con Ian?¿Quiero realmente a Ian?

Desde que Adam entró en mi vida, esa esta llena de preguntas a las que no soy capaz de responder.

No hay algo que odie más que formular preguntas sin respuesta.

Me siento en una de las sillas al rededor de la camilla y sigo contemplándole ahogado en mis pensamientos. No quiero mirar a Nuria por miedo a llorar y tampoco quiero mirar a... a la "amiga" de Adam. Odio esto. Lo odio.

Todo se repite en mi cabeza un número indefinido de veces. Odio estar así. Odio no saber nada. Odio mi vida. ¿Porqué soy tan imbécil?

Quiero a Nuria. La quiero más que a nadie en este mundo. Ella es mi amiga, mi confidente, mi compañera de ligue, la primera mujer con la que me he acostado. Básicamente, ella es mi todo.

Es un incómodo sentimiento.

-No sabéis qué paso con él- dijo la chica- . Él era feliz. Era alguien.

-Y lo es- lo defiende Nuria-.

-Les conté a mis amigas que su padre se suicidó porque maltrataba a su madre y no podía soportarlo.

-¿Y eso es verdad?- pregunta Nuria con nudo en la garganta.

-¿Y qué importa?- dije yo.

-Él nunca me contó nada de su padre. No sé que pasó.

-Vete de una vez- le digo tranquilamente- , no pintas nada aquí.

Para mi sorpresa se levanta, coge su bolso y se sale por la puerta sin siquiera despedirse.

Seguido me arrepiento de lo que acababa de decir. Hubiera preferido no quedarme a solas con Nuria.

-Lo siento- digo-.

-¿Perdón?

-Siento haberte hecho sentir culpable en algún momento.

-Tú no me has hecho sentir...

-Te quiero. Te quiero de verdad. Y no puedo soportar tu rechazo. Ahora no.

Nos quedamos callados ya que la enfermera entra en la sala con más suero. No volvemos a decir palabra alguna.

Tras pasar la noche en vela mirando fijamente a Adam en silencio, salgo del cuartucho y me cojo un taxi de vuelta yo sólo.

Le pido al taxista que pare en la librería de un barrio cercano al mío para poder comprar algún libro.

Al entrar veo una gran mesa repleta de varios libros. Busco con ansia la segunda entrega de After.

Espero leerlo tan rápido como el anterior. Todos mis pensamientos se me esfumaron de aquella forma. Puede que leer sea la mejor forma de desconectar.

Pago al librero y camino durante un largo rato a casa.

Al llegar me siento en la silla de mimbre de mi balcón y comienzo a leer.

Transcurro el resto del día leyéndolo.

Nunca volaré sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora