Capítulo 13

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Entra en casa. Ya era hora. Me invita a entrar varias veces, pero le rechazo con destreza. No quiero estar con ella, y menos aquí...¿no? No sé. De todas formas no acepto y me dirijo hacia el piso. Sólo. Cómo de costumbre.

Miro hacia atrás varias veces para comprobar si me persigue. No, no me sigue.

Ahora sólo tengo una cosa en la cabeza. Mi compañero de piso.

Miro la dirección. Pongo el Google Maps y me sitúo.

Diez minutos después llego al portal del apartamento. Toco el timbre. Atico B.

—¿Si?—responden por el telefonillo.

—Eh... Si. Vengo al piso con la beca.

—¿Adam Loger?

—Exacto.

Oigo un ruido bastante molesto. Supongo que será el pinganillo para señalizar que la puerta está abierta.

Abro la puerta. Busco un ascensor para poder elevarme hasta el ático. Lo encuentro a la derecha, en lo que pensaba que era un cuarto de limpieza. Le llamo. No tarda en abrirse.

Una mujer de tercera edad sale y me suelta algún que otro comentario obsceno.

La ignoro y entro en la maquina. Pulso el botón 'Ático'. Se cierran las puertas. Siento un balanceo y un incómodo sonido de las poleas, engranajes o cualquiera de esas cosas. No entiendo mucho del tema.

Suena un pitido y abro la puerta suavemente. Miro el rellano y me planto delante de la puerta en la que pone 'B'. Me dirijo a tocar el timbre pero la puerta se abre.

Hay un hombre dentro. Es un poco más alto que yo. Pelo rubio rizado y ojos azules. Va vestido con una camiseta de tirantes color rosa fosforito y unos vaqueros cortos negros.

—Buenas Adam —dice revolviéndose el pelo—.

Estiende la mano y se la agarro. Me empuja contra él y me da palmadas en la espalda.

Esto es nuevo para mí.

—Buenas — respondo mientras entro al piso—.Entonces supongo que tu eres...

—Sergio. Sí.

Me lleva por un pasillo y se para frente una puerta.

—Ésta es tú habitación. Si necesitas algo estaré en la mía, que es éste—dice señalando una puerta que hace esquina con la mía.

Parece simpático. Espero que siempre sea así.

Entro a mi cuarto.

Una de las paredes es blanca y las restantes grises. Me encantan.

Los muebles son antiquísimos. Son de madera de cerezo oscuro.

La cama hace ruido al sentarme.

Veo que hay una ventana. Me levanto y al fijarme en el exterior veo que la ventana da a un balcón.

~¿Un balcón para mí solo?~

Estoy viviendo un sueño.

Salgo y contemplo la vista. Es horrible. Sólo se ven tejados de otras casas y fábricas. Si me concentro mucho puedo divisar un parque.

Me suena el movil. Numero desconocido.
Decido cogerlo. No tengo nada que perder.

—Hola—dice—.

Nunca volaré sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora