Mientras las bebidas del trío llegaban, Jonathan reconsideraba su valor en la vida. No estaba seguro de ser gay, y las mujeres lo rechazaban de plano o solo se acercaban por su dinero. Aunque estaba muy seguro de que lo último confirmaba lo primero. Pero, eso sí. Algo de dignidad esperaba salvar esa noche.
-Pero sí podría costearla -reclamó Jonathan, honesto e idiota como él solo.
El par, que aún estaba junto en una maraña de miembros entrecruzados, volteó a verlo.
-Imposible. Marzia es una ladrona -dijo Mike, encogiéndose de hombros.
-¡Claro que no! Ofrezco un servicio y cobro por este. Eso no es robar -se defendió Marzia.
-Sobrevaloras tus servicios -rebatió Mike, haciéndose el listo.
-¿Por qué las palabras grandes, Mikey? Decí nomás que cobro muy caro -saltó Marzia, alejándose del chico pelirrojo-. Decí nomás que te revienta que no puedas pagarme.
Iban a comenzar a pelearse, cuando Jonathan los interrumpió.
-¿Cuánto es... la tarifa? -preguntó, algo cohibido, porque, honestamente, ¿cómo preguntas ese tipo de cosas?
-¿Qué? ¿Estás interesado? -preguntó Marzia, muy coqueta, y se acercó a él-. Pues te digo... -Y le susurró una cifra al oído.
La mujer se separó, y Jonathan miró al vacío durante unos segundos.
El barman dejó su vaso de whisky frente a él, y Jonathan de inmediato se lo bajó de un trago.
-A decir verdad, me parece algo bajo -reflexionó, seriamente, sobre el borde del vaso-. Digo, eres una mujer muy bonita.
Marzia definitivamente no esperaba eso.
-Solo por eso, te haré descuento -bromeó, con una sonrisa divertida. Se sentía muy halagada y le costaba creer que el chico fuera sincero.
Mike entonces se asomó por encima del hombro de Marzia.
-¿En serio? ¿Aún cuando la mujer bonita tiene un pene casi tan grande como el mío?
-¡Oye! Eso es un plus... ¡Un plus! -exclamó Marzia.
Jonathan sintió que el alcohol le estaba afectando demasiado rápido, porque le costaba entender lo que había escuchado.
-O sea, ¿Marzia tiene pene? -preguntó, y el par se volteó a mirarlo.
Mike asintió, y Jonathan estudió a Marzia de pies a cabeza, con mucho detalle. Finalmente, después de una exhaustiva observación, preguntó-: ¿Dónde?
Mike se echó a reír en ese momento, y Marzia seguía sin creérselo.
-Tightly tuck between my legs, muchas gracias. -Se acercó a Jonathan otra vez y volvió a notar que el chico se ponía igual de nervioso que antes-. No estás bromeando -afirmó-. Pero qué adorable. -Le rodeó el cuello con los brazos y pegó a Jonathan contra sus pechos-. Olvida el descuento; esto es cortesía de la casa.
-Vaya, qué generosa. ¿Qué tal entonces hacer una promoción de dos por uno? -preguntó Mike, abrazando a Marzia por detrás y acariciándole la mejilla.
-Piérdete, cabeza de fósforo -replicó Marzia, sin dejar de asfixiar a un nervioso Jonathan contra sus pechos.
-Oh, vamos, un trío nunca cae mal. -Trataba de negociar Mike, y Jonathan seguía allí pensando que esa noche acabaría en un trío y él sin poder hacer absolutamente nada al respecto.
De repente, una mano grande tiró de él desde atrás. Pronto, se encontró libre, tratando de decidir si eso era bueno o malo. Podía respirar y tenía libertad, es cierto, pero morir asfixiado por un par de bellos pechos tampoco era mala forma de irse de este mundo.
-¡Aquí nadie tendrá un trío! -sentenció Dimitri, que recién había llegado y ya entendía la situación.
-Pero qué aguafiestas -dijeron Mike y Marzia a la vez, cruzando los brazos como un par de hermanos siendo regañados por sus padres.
Nota: Tuck es lo que hacen las Drag Queen para que no se les vea... el paquete. O sea, Marzia esconde las joyas de la familia apretándolas muy bien entre sus piernas.
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Insecurity
Humor¿De dónde vienen nuestras inseguridades? ¿A dónde nos llevan? Jonathan estaba seguro de que aportar su granito de arena vociferando su opinión contra el matrimonio homosexual era lo correcto. Dimitri era un transeúnte más; un homosexual que disfruta...