Pasaron los días, y era obvio que Mike no iba a volver a ellos, si Dimitri no se movía. Así que echó mano de su último recurso. Lo citó a un puente, en el que tuvieron su primera gran pelea. Dimitri estaba llegando temprano, para no darle oportunidad a Mike de escapar si aparecía, pero para su sorpresa, él ya estaba allí con los brazos sobre el barandal, mirando a la nada.
Dimitri se acercó sin saludar, acomodándose a su lado. Mike lo miró de reojo y no dijo nada. Dimitri sonrió, para apaciguarlo.
-Aquí es donde terminaste conmigo, ¿recuerdas? -dijo Dimitri, sin mirarlo-. En ese entonces, no tenía idea de por qué lo hacías. Éramos tan felices...
-No vine a hablar de eso -le interrumpió Mike y se irguió para irse, pero Dimitri le sujetó del brazo para que se quedara.
-Pero ahora entiendo -completó la frase, mirándolo a la cara-. Te sofocaba, ¿verdad? Te mimaba demasiado, y sentías que quería volverte dependiente de mí.
-¿Qué? ¡No! -le contradijo, soltando su brazo de golpe-. ¡Eras demasiado bueno, y yo no te merecía! -admitió con horror y apretó los labios, para luego continuar-. Y aún no lo merezco. Ni siquiera ser tu amigo... Ni de nadie...
Dimitri lo observó en silencio. Podía entenderlo, de a poco, dejando de lado sus propias inseguridades.
-No estoy enfadado contigo -le aseguró-. Jonathan tampoco. De hecho, te extraña. Me pidió que te trajera de vuelta. Y Marzia, ni qué decir... Quiere asesinarte por preocupar a su hijo.
Mike abrió grande los ojos y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, pero decidió reír. Soltó una carcajada dolorosa, mientras se sostenía del barandal del puente.
-¿Te pidió que me llevaras de regreso? ¿Por eso estás aquí? -Eso tenía sentido y, aunque lo hacía feliz, también lo hacía sentir miserable.
-No, estoy aquí porque eres mi mejor amigo y estás sufriendo -le replicó y lanzó un suspiro-. Estoy preocupado por ti, Mike. Muy preocupado. Y te extraño... Pero juré, cuando terminamos, que no volvería a tratarte como... a un niño. Así que te di tu espacio.
-¡No me tratabas como a un niño! -rebatió por reflejo, pero después se lo pensó-. Tal vez, un poco, pero... ¡Ah! -Bufó-. ¡Ese no es el punto aquí! -exclamó y se sentó de golpe en el piso, con la espalda contra la baranda.
-No, no lo es -admitió Dimitri, acomodándose a su lado-. Pero quiero que entiendas que no todo se trata de ti y... Nadie es tan bueno como crees. Ni tú eres tan malo.
Mike rodó los ojos. No era fácil creer eso. Se quedaron en silencio un momento, dejando que los humores se calmaran.
-Casi lo hice, Dimitri. Iba a tomar ventaja de Jonathan, aunque sé lo que sientes por él... -dijo Mike, cubriéndose el rostro-. Soy lo peor.
-Pero no lo hiciste, ¿verdad? Escucha, todos pensamos cosas horribles de vez en cuando. Eso no nos hace malas personas. Es más, decidir no actuar en base a esos impulsos es lo que nos hace buenas personas. -Le acarició la cabeza, despeinándolo-. Eres un buen chico, Mike. Aunque no lo creas.
Mike dejó caer la cabeza y se inclinó hasta recostarse contra el hombro de Dimitri. No podía creer esas palabras, pero le hacían sentir bien.
-¿Dejarás de ignorarnos ahora? -le preguntó Dimitri-. Necesito que lo hagas -continuó-. Sobre todo, ahora que Sofía y Marzia están saliendo, porque Jonathan no puede controlar sus celos, y me está sacando de quicio.
Mike se rio al escuchar eso.
-No puedo decir que me sorprende -dijo y se irguió. Sonreía y se veía más tranquilo-. Tengo que ver eso. Apuesto a que se pelean a los gritos, y Jonathan termina acorralado en una esquina como gatito mojado.
Dimitri también rió al escuchar esa analogía.
-No tienes idea.
Se rieron hasta que las risas murieron con naturalidad. Luego, volvió a instalarse el silencio.
-¿Qué pasó entre tú y Jonathan? -Era la última pregunta que iba a hacer.
Dimitri respiró profundo.
-Eso es difícil de responder -admitió-. No lo sé, aún no lo sé. Tengo cosas que resolver conmigo mismo, y él también... Pero si estamos todos juntos, capaz podamos hacerlo funcionar. -Lo último sonó a pregunta, y Mike rodó los ojos.
-Siempre tan melodramático -se burló.
Dimitri iba a defenderse, pero lo interrumpió el sonido de su celular. Era Jonathan, desesperado, porque Marzia y su hermana estaban teniendo su primera gran pelea, y él estaba en medio del fuego cruzado.
-Ay, este niño... -Dimitri suspiró al colgar y miró a Mike-. Necesito salvar a mi hijo, ¿me ayudas? -le preguntó en broma.
-Oh, sí, "ayudar" -respondió Mike con sarcasmo y se levantó.
Caminaron juntos, poniéndose al día. Con la certeza de que, a pesar de todas las inseguridades de cada uno, si estaban juntos, podrían buscar una forma de sobrellevarlas y mantenerse unidos
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Insecurity
Umorismo¿De dónde vienen nuestras inseguridades? ¿A dónde nos llevan? Jonathan estaba seguro de que aportar su granito de arena vociferando su opinión contra el matrimonio homosexual era lo correcto. Dimitri era un transeúnte más; un homosexual que disfruta...