CAPÍTULO IX: FRIENDS WILL STEAL FOR YOU AND FROM YOU

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Jonathan tenía la sensación de que salir de fiesta con sus padres sería algo similar a esto.

Dimitri ciertamente tenía esa mirada de reproche de madre que te encuentra haciendo algo que no debes.

-Te dije que no bebieras nada si estabas solo -le regañaba Dimitri-. ¿No ves dónde estamos? Y con tu tolerancia inexistente al alcohol quién sabe dónde terminarías.

-¡Es mi primer vaso de la noche! -se defendió Jonathan, sintiéndose, de hecho, como cuando era adolescente y llegaba tarde a casa-. Además, Mike está conmigo.

-¡Ni siquiera yo confío en Mike! -exclamó Dimitri.

-¡Oye! -Mike se asomó por detrás de Dimitri, muy ofendido.

-Ni siquiera Mike confía en Mike -comentó Marzia, al lado de Jonathan, aprovechando para pedirse una copa a cuenta de Jonathan. Porque, ¿para qué son los amigos sino te invitan tragos de vez en cuando?

Mike miró a Marzia con el ceño fruncido, pero luego se lo pensó un poco y se encogió de hombros. Era cierto, después de todo. Le hizo señas al barman para que le sirviera algo a cuenta de Jonathan también.

-¡Dejen de ordenar a cuenta de Jonathan! -explotó Dimitri.

-Esto no es nada para él -se defendió Mike-. Dijo que podía pagarle a Marzia.

Dimitri miró interrogante a Jonathan, y el chico se encogió ante su mirada.

-Solo dije que era un precio justo por el servicio -se justificó.

Un sentimiento raro pinchó fugazmente el pecho de Dimitri al escuchar eso, pero lo ignoró.

-¡Entonces, di algo! ¿O acaso eres tan idiota que no ves lo que te están haciendo?

Jonathan bajó la mirada, sintiéndose avergonzado. No era que no lo veía, era que no sabía cómo detenerlo. Pero su orgullo no le dejaría admitir eso.

-No hay nada de malo en invitarle tragos a tus amigos -murmuró Jonathan, para no quedar como el chico al que todos pisotean.

-¡Sí, Dimitri! -saltó Marzia, pegándose a Jonathan por la espalda-. Todos somos amigos aquí.

-¡Jonathan, pide algo para Dimitri también! -ordenó Mike.

Jonathan, sintiendo los pechos de Marzia aplastados contra su espalda, solo puedo asentir nervioso.

Dimitri lanzó un suspiro. -Si no quieres hacerlo, está bien, Jonathan -le aseguró-. Lo entiendo.

-¡Pero sí-sí quiero hacerlo! -saltó Jonathan, sonrojándose otra vez, pero no por los pechos de Marzia.

Dimitri también se sonrojó un poco. Por la forma en que lo había dicho, era como si le estuviera ofreciendo hacer algo más.

Hubo un silencio incómodo, antes de que Jonathan decidiera rectificarse. -Quiero invitarte un trago -aclaró, volviéndose a la barra, algo incómodo.

-De acuerdo -aceptó Dimitri, también algo incómodo antes de darle al barman su pedido.

Al fin y al cabo, si para el final de la noche, Jonathan no podía pagar todo, él tendría que ayudarlo. Así que mejor aprovechar, ¿no?

Mientras, detrás de Dimitri y Jonathan, Marzia y Mike se miraron.

Con miradas y gestos, pero sin ninguna palabra, Marzia preguntó-: ¿Y qué onda con estos?

Y por respuesta, Mike solo atinó a encogerse de hombros.

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