Dimitri no podía creer el caos que tenía enfrente. Lo cual era mucho decir para alguien que trabajaba en una guardería. Sin embargo, desde la puerta del departamento de Jonathan, podía ver agua saliendo del lavadero y del baño; además de captar un olor a quemado viniendo de la cocina, y ver Marzia en la sala haciendo una escena sobre "enanas histéricas". Mientras, en el pasillo, una... enana histérica golpeaba a Mike con su bolso. Y Mike se defendía sin mucho éxito con los brazos, mientras se mataba de la risa como si estuviera jugando con una pequeña gata enfadada, pero inofensiva.
Jonathan, por su parte, revoloteaba nervioso alrededor de su hermana y de Marzia, tratando de calmarlas a ambas y entender qué diablos había pasado en su departamento.
-¡Es culpa de esa enana histérica! ¡Me saca de quicio! ¡Y todo porque me quiere levantar! -acusaba Marzia.
-¡El departamento ya estaba en estas condiciones cuando llegué! -se defendía Sofía-. ¿Y quién querría tener NADA que ver contigo?
-Yo quiero. -Mike alzó la mano, solo por molestar, y Sofía le dio un carterazo.
-Cómo si pudieras manejar todo esto -respondió Marzia, por su parte, enseñando con una pose todos sus encantos.
-Ya, ya... -decía Jonathan, intentando calmarlas, desesperado hasta el extremo.
Dimitri decidió que era hora de intervenir.
-Mike, Marzia, guarden silencio. -Fue lo primero que ordenó, sabiendo que las M en su vida entendían mejor que nadie que no debían hacerlo enojar. Ambos adultos cuestionables guardaron silencio, de inmediato.
Mike corrió al lado de Marzia, y la chica se cruzó de brazos. Sofía aún estaba en el pasillo, respirando agitada y muy enfadada.
-Disculpe, señorita. -Dimitri se dirigió a Sofía con una sonrisa conciliadora y exudando pasividad-. Creo que aún no nos han presentado. Me llamo Dimitri y soy amigo de Jonathan.
-¿Otro de sus "amiguitos" sospechosos? -preguntó desconfiada-. Apuesto a que ni siquiera tienes un trabajo.
-Oh, pero lo tengo. -Dimitri no se ofendió. Lidiaba con niños resentidos en su día a día, podía entenderlos-. Trabajo en una guardería.
-¿Eh? ¿En serio? Eso es muy... lindo -comentó Sofía, comenzando a bajar la guardia, aunque seguía tensa-. ¿Te gustan los niños?
-Los adoro -respondió Dimitri, sin vacilar-. Creo que son el futuro y deben ser protegidos y educados para asegurarnos un buen porvenir como especie misma -agregó y vio que Sofía se había tragado el cuento.
-Eso... es admirable -dijo-. No... No soy muy buena con los niños, pero... entiendo tu punto de vista... -Se iba calmando, recuperando la compostura al ver a Dimitri y recordar cómo ser civilizada otra vez-. Lo-lo siento -agregó, arreglando su cabello-. Esta pequeña... escena no da una buena impresión de mi persona -admitió, sonrojándose.
-No se preocupe. Entiendo que estos dos pueden colmar la paciencia de uno con una gran facilidad -admitió Dimitri, con sinceridad, porque esos dos lo habían llevado al límite más de una vez.
-Ni que lo digas... -Sofía respiró profundo y sonrió-. Me llamo Sofía y soy la hermana de Jonathan -se presentó, ofreciendo estrechar la mano de Dimitri.
Dimitri aceptó el apretón de manos.
-Mucho gusto, yo me llamo Dimitri... -dijo, pero enseguida se avergonzó, y sonrió por lo bajo-. Aunque eso ya lo había dicho...
Se rieron con discreción por la pequeña metida de pata del más alto. Mike rodó los ojos.
-Sí, es Dimitri, el tipo que le quiere meter hasta los huevos a tu hermano -exclamó Mike, y los cinco se paralizaron.
-¿Disculpa? -preguntaron Jonathan y Sofía, pero con intenciones distintas.
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Insecurity
Humor¿De dónde vienen nuestras inseguridades? ¿A dónde nos llevan? Jonathan estaba seguro de que aportar su granito de arena vociferando su opinión contra el matrimonio homosexual era lo correcto. Dimitri era un transeúnte más; un homosexual que disfruta...