Cuando Dimitri recibió la llamada y las indicaciones de Marzia, pensó que se trataba de una broma. Sabía que Marzia había dejado su trabajo nocturno hacía meses en pos de seguir su carrera de estilista y que, por ello, estaba teniendo problemas económicos. Aún así, incluso en sus mejores días, conseguir acceso a un lugar tan prestigioso como ese era difícil para ella.
«Demasiado costoso para una sencilla broma», se dijo Dimitri, entrando con Mike al lobby del edificio. Después de dar su nombre al portero, esperó que, apenas pronunciarlo, lo sacaran a patadas del recinto. Pero, no. Con mucha amabilidad, el hombre les indicó a qué piso y departamento debían dirigirse.
Sus sospechas no se desvanecieron hasta que la misma Marzia les abrió la puerta. Vestía un suéter de lana enorme, que daba la sensación de que no llevaba nada debajo, y estaba descalza, como si la hubieran encontrado muy a gusto en su casa.
-¡Bienvenidos a mi nuevo hogar! -les saludó, dejándolos pasar.
Dimitri aún no se lo creía, pero entró a una sala decorada con mucho estilo y elegancia. Encontró a Jonathan sentado en un sofá blanco, soplando una taza humeante de café. El joven de pelo negro miró de reojo a Dimitri antes de saludarlo con una sonrisa enorme.
-Marzia me cortó el cabello y le dije que podía vivir aquí -soltó de golpe; con la naturalidad de un niño que cuenta lo que hizo en el día.
A Dimitri le estaba dando dolor de cabeza. Era demasiada información para procesar en ese momento.
Mike pasó de él y se sentó al lado de Jonathan. Puso un brazo alrededor de los hombros del joven y lo acercó a sus labios con todo su poder de seducción.
-No sé cortar cabello, pero bien puedo ofrecerte otros servicios -murmuró sobre sus labios, a punto de besarlo-. ¿Puedo pasar esta y otras noches a tu lado?
-¿Eh? Yo... -A Jonathan se le trabó la lengua, rojo hasta las orejas.
-Nadie va a intercambiar ese tipo de servicios por ningún tipo de bienes -proclamó Dimitri, como si abolir el capitalismo fuera tan sencillo. Miró a Marzia, con duda en los ojos-. ¿Verdad?
-¿Quién me crees? -exclamó Marzia, ofendida, separando a Mike de su nuevo compañero de vivienda-. Sabes que las cosas no me van bien. Se lo comenté a Jonathan, mientras le arreglaba el cabello GRATIS -enfatizó la palabra, mirando a Dimitri-. Y Jonathan ofreció darme albergue mientras trato de estabilizarme.
-A cambio, Marzia se encargara de los quehaceres de la casa -explicó Jonathan, luchando junto a Marzia para liberarse de los brazos de Mike.
-Oh, por eso sale humo de la cocina -comentó Mike, a la ligera, mientras su cabeza era forzada hacia atrás por las manos de Marzia.
-¿Eh? - dijeron los otros tres al unísono y voltearon a ver a la cocina.
Una tenue nube de humo salía por la puerta, y Marzia se irguió de inmediato, pálida.
-¡La cena! -exclamó asustada, y corrió a salvar lo que podía. Mike, entre risas y algo preocupado, la siguió.
Jonathan miró con resignación a su cocina.
-Supongo que será pizza a domicilio esta noche -suspiró y volvió la mirada a Dimitri.
Tragó saliva al ver la forma en que el hombre de pelo castaño lo miraba. Era una mirada rara que no entendía del todo y lo hacía sentir mal, porque... Dimitri no parecía muy contento.
-Así que Marzia vivirá aquí contigo -dijo Dimitri, con vozclara y mirada directa. No había nada que lo delatara, pero Jonathan lo sentíadolido por algún motivo, así que no supo qué contestar. Algo avergonzado, sinsaber por qué, encogió los hombros y bajó la mirada.
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Insecurity
Humor¿De dónde vienen nuestras inseguridades? ¿A dónde nos llevan? Jonathan estaba seguro de que aportar su granito de arena vociferando su opinión contra el matrimonio homosexual era lo correcto. Dimitri era un transeúnte más; un homosexual que disfruta...