Capítulo 14.

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El estruendoso, incómodo, y asqueroso pitido del despertador, me levantó aquel lunes por la mañana.

-Lunes… -Susurré acompañado de un bufido.

Chels se había quedado todo el fin de semana en mi casa. A dormir, y a estar conmigo. Mi madre este fin de semana, tuvo turno de noche, es enfermera y consiguió trabajo por aquí cerca… Así que iba a estar sola, cuando se nos ocurrió la grandísima idea, de hacernos compañía y hacer un rato… alguna que otra locura.

"Con razón no hay quien me despierte hoy." Pensé aún adormilada, sentada en la cama.

"Venga Kate, encuentra las fuerzas y levántate. O llegarás tarde."

Decía una voz, alejada, muy alejada, al fondo de mi mente. Me restregué los ojos, y los abrí. Me levanté y subí la persiana. Definitivamente, el ruido, un lunes, por la mañana, no me sentaba nada bien. Le refunfuñé a la persiana, por hacer tanto ruido. Me volví, dando la cara al armario, di unos cuantos pasos, y lo abrí de par en par.

Extrañamente, hoy no encontraba nada para ponerme…

Unos cuantos golpes, intentando hacer música, que en realidad molestaba más que otra cosa, sonaron en mi puerta.

Con paso decidido, me acerqué a la puerta y vi a Chels salir corriendo hacia su cuarto, riendo a carcajada limpia.

-¡BUENOS DÍAAAAAAAAS! –  Gritaba.

-¡Me cago en tu estampa Chels! – Dije mientras andaba a su dormitorio, ella había cerrado la puerta. Y di unos cuantos golpes en ella. – Abre, necesito tu ayuda.

Ella abrió un poco la puerta con una sonrisa.

-Mejor te digo días, que parece que buenos no son. – Dijo divertida.

-¡Chels! –Reproche

-Bueno, bueno… –Dijo abriendo la puerta del todo y con tono de disculpa – Dime.

-No sé que ponerme.

-Vaya novedad –Bromeó ella, saliendo de su cuarto con una sonrisa en la cara, rodeándome y dirigiéndose a mi cuarto. - ¿Vas a quedarte ahí o…?

-Vooooooooy… Encima exigiendo…

-¡TE HE ESCUCHADO! –Gritó Chels.

Sonreí mientras entraba a mi cuarto, y me encontraba a Chels rebuscando entre mi ropa.

-A ver… Te pondrás… -Dijo pensativa- Esto. –Cogió unos vaqueros oscuros de pitillo, y una camisa de manga larga, bueno, más o menos larga. En realidad, las mangas estaban recogidas, con una tira del mismo color. Por lo que las mangas, me llegaban por el codo, quizás un poco más alto..  La camisa era de color… entre naranja, y rosa, tenía un bolsillo en la parte superior izquierda. – Y te pones las bailarinas esas que tienes, que son parecidas al color de la camisa…  

Asentí como buena chica, aprendiendo de la maestra.

Una vez esta se fue, fui al servicio, tomé una pequeña ducha, recogiéndome el pelo, lo tenía limpio. Al salir me sequé y me vestí. Dejé mi pelo castaño caer en cascada por mis hombros, con la raya en la izquierda. No llevaría ninguna pinza, ni nada que recogiera o adornara mi pelo. Salí del servicio, y bajé a prepararme el desayuno. Para mi sorpresa, Chels ya estaba vestida y tomándose un tazón de leche. Me alzó las cejas, cuando entré a la cocina. Llevaba unos leggins negros, y una camisa de color azul, dando la sensación de que era vaquera, pero no, era una camisa. Las mangas las llevaba arremangadas por encima de los codos, y se recogió su rubia melena en una coleta, dejando parte de su flequillo libre, y unas vans negras. Esta chica vestía realmente genial.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora